Siempre tengo a mi lado a mi Dios

Siempre tengo a mi lado a mi Dios
Argentina se clasificó a la Copa del Mundo España 2014 superando a Canadá 73-67 de la mano del capitán que siempre guía a la selección cuando más se lo necesita. Luis Scola con 18 puntos en el tercer cuarto destrabó el juego y la selección con enorme coraje y lucha se llevó puesto a un rival que careció de respuesta.
El comienzo fue muy complicado porque Canadá impuso de movida su físico, su disciplina y orden táctica para tener una estupenda performance defensiva en hombre a hombre, negando espacios en la pintura en la contención a Scola y maniatando a los tiradores.

La distancia se abrió inicialmente a 14-7 porque en la ofensiva Canadá gozó de 5 rebotes ofensivos en que le dieron varias segundas instancias para lastimarnos muy cerca de nuestro canasto. Allí fue que Lamas tomó la decisión de pobrar una zona.

La ofensiva estacionada carecía de pases y casi todo lo que se podía hacer en el ataque estaba reducido a la individualidad. El control del juego lo tenía Canadá con su defensa, lanzando un pobre 7/16 en dobles y 1/6 en triples pero con gran cantidad de rebotes ofensivos. Argentina sumida a atacar a un solo tiro por ofensiva y con 6/13 en dobles y 0/2 en triples.

En el inicio del segundo cuarto Canadá tomó la máxima de 9 puntos (22-13) pero Lamas no pidió minuto a pesar de que el ataque estaba trabado. No obstante el riesgo le salió bien porque la selección se recuperó con su defensa y fue esencial una volcada de contraataque de Facundo Campazzo cuando venían a taparlo. Levantó el espíritu.

Por esos momentos Scola todavía se mostraba como un ser terrenal. Erraba los libres y encima Heslip nos castigaba de tres puntos, con su mano de seda (29-23). Ahí si Lamas paró el partido. El cambio fue automático, porque Argentina salió con otra concepción anímica en defensa. Era correr más, luchar más, saltar más, antes que ponerse ortodoxo con algunas reglas defensivas. Había que subir el nivel de ejecución y llevar el partido a un terreno donde pudiéramos equilibranos.

Con un triple de Pipa Gutiérrez (el primero del equipo en ocho intentos) se achicó el guarismo a solo dos (32-30). Al llegar al final del primer tiempo Argentina había recuperado en parte su juego de pases, para terminar solo 4 abajo (36-32) lo que significaban malas noticias para Canadá que jugando mejor no había podido aprovechar sus momentos.

Argentina si no corría no tenía un buen ataque estacionado. Era nuestra vida recuperar y correr, encima el segundo tiempo abrió con doble de Nicholson y tapa sobre Scola para ventaja de 8 (40-32) pero las cosas empezaron a cambiar cuando otra vez nuestro Dios del básquetbol nacido en Capital Federal el 30 de abril de 1980 se hizo cargo de la situación.

No debería sorprendernos que Luis Scola aparezca en los momentos claves, lo ha hecho sistemáticamente los últimos 10 años pero siempre hay una página más que agregarle a ese libro de oro. Era el goleador del equipo pero no tenía un buen torneo. Y ahí sacó todo su bagaje anímico, moral, técnico de recursos inagotables para destruir la defensa de Canadá.

Cuando más lo necesitaba Argentina, cuando más perdidos estábamos Scola nos guió en la obscuridad. Metió 14 puntos seguidos incluidos dos triples. Fueron 18 puntos en un solo cuarto para burlarse, como niños, de los sistemas defensivos del rival.

En Canadá debía aparecer el líder, quien tomara el control de su equipo y lo intentó Cory jospeh que metió cinco puntos seguidos con tiros de media distancia. Sin embargo fue descomunal lo hecho por Scola para clavar un parcial de 20-6 en un segmento que se cerró con un triple de Safar y un doble de Mainoldi que cortaron 14 puntos seguidos de Luis para pasar a ganar 56-61.

El último cuarto abrió con otra falta más en ataque y un nuevo triple de Selem Safar. Canadá salió a jugar hasta una triple marca a Scola y el tirador marplatense aprovechó los espacios para lastimar desde lejos. Argentina llegó a sacar una distancia de 8 (66-58) que se achicó a solo tres 66-63 con Nicholson como exclusiva herramienta en ataque en Canadá.

Campazzo, que estuvo impreciso en ataque, y acaso abusando de la individualidad jugó un partido notable en defensa como si no se notara que se aguantó los 40 minutos en el campo. Gracias a su velocidad de piernas generó tres faltas ofensivas consecutivas en Canadá que fueron desmoralizando al rival en el momento de quiebre del juego.

Sobre el cierre Pipa Gutiérrez entró para atenderlo a Nicholson y lo hizo muy bien mientras que Mata relevó a un gran Pablo Espinoza que también hizo su trabajo en defensa. El equipo, en bloque, mantuvo su autoridad defensiva sobre el cierre. Mata colaboró con dos rebotes claves (en ataque y defensa), la media cancha no permitió que lo tiradores canadienses aparecieran y el equipo norteamericano careció de líder y de espíritu para sobreponerse a una Argentina arrolladora desde lo anímico.

Completaron así otro capítulo importante para la historia de nuestro básquetbol. Porque lo que no pudo salir por juego, salió desde el sentimiento. Nos lideró el capitán que siempre nos lleva al puerto deseado, pero hubo un equipo de respaldo atrás que no sabe de renuncia y no conoce de imposible. Después de la derrota con Jamaica la incertidumbre era total. Ahora con la clasificación y el pasaje mundialista en las manos van por más, van por todo.

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