El shale gas a tope se da de frente con la tijera

Las petroleras ya saben del severo recorte al subsidio a la producción del shale gas: la baja de hasta un 50% llega en medio de un repunte que no se daba hace diez años.

Resta sólo la confirmación a través de una resolución del gobierno nacional: pero lo cierto es que las principales operadoras ya saben del duro recorte en el subsidio a la producción de gas no convencional en Vaca Muerta, el estímulo que fijaba reglas de juego en el sector hasta el 2021, y que luego de poco más de un año de funcionamiento quedará en letra muerta. Tal como lo había informado hace una semana +e, el nuevo incentivo incluiría otro sendero de precios y, si bien resta conocer la letra chica del nuevo plan gas, fijaría drásticas reducciones de hasta un 50 por ciento para algunos de los planes que impulsaron la producción de gas, con el área Fortín de Piedra (Tecpetrol) a la cabeza.

De hecho, el anuncio está por realizarse justo cuando ese yacimiento, el principal receptor de los subsidios, pero también la inversión en tiempo récord más notable de los últimos dos años, se aproxima a sus previsiones máximas de producción: hoy se procesan allí unos 17 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d).

Las dos plantas emplazadas en el área del brazo petrolero del grupo Techint funcionan a toda máquina, si bien tienen resto para agregar a las redes troncales de abastecimiento unos 5 MMm3/d.

Con todo, queda por ver si la empresa que ya fue notificada en las duras negociaciones que viene manteniendo con Nación en los últimos 15 días, decide hacerlo con un precio que no tiene nada que ver con el que calculó a la hora de establecer su previsión de inversiones (ya puso 1700 millones de dólares de los 2300 que preveía desembolsar en Neuquén).

La salida del Javier Iguacel de la cartera de Energía no hizo más que confirmar las tensiones dentro de la industria que la precedieron: el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el nuevo secretario de Energía por asumir, Gustavo Lopetegui, son los encargados de ponerle letra un poco más fina a una resolución que se termina de moldear por estas horas.

De acuerdo con lo que trascendió en la última semana, el gobierno nacional pondría un tope al subsidio de 2,5 dólares por cada millón de BTU (MBTU) para los proyectos en funcionamiento desde el 2018. Lo que dejaría el valor de millón de BTU para el último año en torno a los 5,50 dólares. Es algo así como dos dólares menos respecto del monto de u$s 7,50 que había fijado en la hoja de ruta hasta el 2021, que incluye una baja de medio dólar hasta los últimos 12 meses del plan, cuando regirá un piso de 6 dólares.

A diferencia del esquema anterior, lo que hay en carpeta para la nueva fórmula sería que las empresas reciban de manos del Estado Nacional algo así como un dólar por cada MBTU por sobre el precio de mercado en ese último año de vigencia.

Tanto el gobernador Omar Gutiérrez como el senador del MPN y secretario general del sindicato petrolero, Guillermo Pereyra, exigieron la continuidad del plan. Es más, el mandatario provincial pidió que Nación apruebe el resto de los proyectos de operadoras con aspiraciones a recibir el subsidio. El mecanismo de doble autorización fijado en la resolución 46 requiere, que el permiso sea tanto de la Provincia como de la Secretaría de Energía de la Nación. Pese a que hace meses cuentan con la autorización provincial, fueron cajoneados en la Secretaría de Energía.

Para Neuquén implica un territorio nuevo con desafíos. La resolución 46 fue un intento (exitoso) para esquivar el anterior ciclo de precios bajos del crudo, allá por finales de 2016, cuando el parate en el sector petrolero dejó unos 1500 despidos, la mayoría de ellos de YPF, que no podía seguir costeando la pérdida de unos 100 millones de dólares anuales con equipos parados y dotaciones de personal completos. Los meses que vienen guardan claves para ver qué sucede con un nivel de actividad que creció como pocas veces en los últimos diez años.

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