Un servicio con problemas

Un servicio con problemas

El Ente Regulador de Servicios Públicos de Córdoba (Ersep) analizó la calidad del suministro de agua en 52 plantas potabilizadoras bajo su jurisdicción de control en la provincia y detectó inconvenientes en 17 de ellas.

La deficiente potabilización del agua que corre por las redes con destino al consumo de la población ha sido otra vez motivo de quejas de los usuarios.

Se trata de un servicio de directa relación con la higiene y la salud humana, por lo que sería aconsejable que las empresas y cooperativas que proveen el vital elemento en la provincia de Córdoba asuman con responsabilidad las deficiencias que es necesario sanear.

Aguas Cordobesas aclaró que el agua es “absolutamente potable”, pese al olor y sabor que tiene

Ya no se trata sólo de la inquietud de los vecinos por el mal olor y el mal sabor del agua que sale de las canillas, sino también de análisis químicos autorizados que la respaldan.

Al respecto, el Ente Regulador de Servicios Públicos de Córdoba (Ersep) analizó la calidad del suministro de agua en 52 plantas potabilizadoras bajo su jurisdicción de control en la provincia y detectó inconvenientes en 17 de ellas.

A los relevamientos realizados en 2018 se suma otro de mayo de este año. Es decir, una radiografía de rigurosa actualidad que viene a ratificar la inestable calidad del agua corriente, como resultado de un sistema de potabilización que no alcanzaría para dar batalla a la proliferación de algas que saturan por estos días los embalses cordobeses.

Según el Ersep, entre las empresas con inconvenientes de diversa índole figuran las dos plantas que opera Aguas Cordobesas para proveer del servicio a la ciudad Capital.

La propia firma admitió problemas con el olor y sabor del fluido tratado desde la planta Suquía.

Sin embargo, aclaró que las algas son removidas “exitosamente” en el proceso de potabilización y que el agua de red que se distribuye en la ciudad de Córdoba es totalmente potable.

Habrá que confiar en los comunicados que intentan llevar tranquilidad a la población.

Pero los análisis son también concluyentes en cuanto a la observancia de valores altos de algas y de bacterias en el flujo que llega a la red.

Es de inferir que, más allá de la discutida potabilización y, a menudo, de la excesiva presencia de cloro, el problema de fondo habrá que enfocarlo en el estado de descomposición que presentan algunos lagos de la provincia.

En particular, el San Roque y su extendida cuenca, que han pasado a ser receptores directos y sin control de líquidos cloacales.

Se trata de la ausencia de obras de infraestructura que arrastran décadas de postergaciones.

Los anuncios de inversiones que propalaron la Nación y la Provincia no han logrado cristalizarse en bien de preservar la calidad de vida de la gente y, por añadidura, del agua que consumimos.

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