El separatismo catalán sorprende y tendrá mayoría

El separatismo catalán sorprende y tendrá mayoría

El partido de Puigdemont lidera a los independentistas; Ciudadanos salió primero, pero sin opciones de llegar al poder

BARCELONA (De nuestro corresponsal).- El independentista Carles Puigdemont, prófugo de la justicia y refugiado en Bélgica, quedó anoche en condiciones de recuperar su cargo como presidente de Cataluña, al cabo de un escrutinio agónico, sorprendente y cargado de contradicciones.

Las elecciones con mayor participación en la historia del país (82%) arrojaron un escenario desconcertante. Los tres partidos separatistas -divididos y con candidatos acorralados por los delitos cometidos en la revuelta secesionista de octubre- retuvieron la mayoría parlamentaria que tenían antes de que el gobierno de Mariano Rajoy interviniera la Generalitat. Inés Arrimadas, de Ciudadanos, la mayor crítica de los nacionalistas, terminó primera con una diferencia mucho mayor de la esperada, pero sin opciones a la vista para alcanzar el poder. Puigdemont, de Junts per Catalunya (JxC), incendió todos los pronósticos al terminar segundo apenas por encima de su ex aliado preso, Oriol Junqueras, de Esquerra Republicana (ERC), que jugó de favorito durante toda la campaña. Entre las dos listas suman 66 bancas.

Los antisistema de la CUP cosecharon cuatro. Unidos, suman 70 diputados, dos más que los necesarios para formar gobierno.

Puigdemont se proclamó "presidente legítimo", reivindicó el plan separatista y lanzó un memorial de exigencias a Madrid. Pero si quiere asumir tendrá que volver a España. Y en cuanto lo haga será detenido. ¿Un presidente preso? La ley no lo impide. Rajoy mantiene la prerrogativa constitucional de deponerlo otra vez. Hay surrealismo para rato.

Los separatistas acumularon en total 47,5% de los votos. Es una cifra casi calcada de la de 2015 (con dos bancas menos esta vez), cuando decidieron lanzarse a la aventura de crear un Estado propio en abierto desafío a las leyes españolas. No rompieron el techo de la mitad más uno; tampoco se derrumbaron. Los espera una negociación delicada para arreglar sus cuentas internas. Pocos dudan de que se pondrán de acuerdo.

Arrimadas, de 36 años y nacida en Andalucía, quedó primera con claridad: obtuvo el 25,3% y 37 bancas. Fue un éxito simbólico que le dará la autoridad para cargarse en los hombros el combate a los nacionalistas. Su alza se nutrió de un naufragio del Partido Popular (PP) de Rajoy, que perdió la mitad de los votos de 2015 y tuvo su peor resultado en la región, con apenas 4,2% y tres bancas.

Al presidente español lo esperan días oscuros. El fiasco es indisimulable. La aplicación del artículo 155 para tomar el control de la Generalitat a fines de octubre se estrelló con la resistencia de la mitad independentista de Cataluña. Para colmo, su rival en el flanco de la centroderecha española, Ciudadanos, emergió fortificado de la batalla.

Los socialistas del PSC registraron un ligero crecimiento y quedaron cuartos, con 17 bancas (13,8%). La polarización golpeó a la izquierda equidistante de En Común-Podemos, que se desinfló hasta quedar con ocho diputados (tenía 11) y 7,4% de los votos.

La foto de la fractura catalana era patente esta medianoche. En la Plaza de España celebraba Ciudadanos, con Arrimadas y el líder nacional del partido, Albert Rivera. "Hoy quedó más claro que nunca que Cataluña es plural y que la mayoría social está a favor de mantener unida a España. ¡Somos la primera fuerza!", arengó la candidata ante un puñado de seguidores.

En otro extremo de la ciudad, los simpatizantes de Puigdemont tocaban bocinas y gritaban "independencia", sin salir del asombro.

Ovacionaban a un candidato que les hablaba vía satélite desde Bruselas. Su discurso echaba chispas: "El Estado español ha sido derrotado. Rajoy y sus aliados han recibido una bofetada de los catalanes. Cataluña no ha legalizado el golpe de Estado del 155".

Crecido con la llave del poder en la mano, recitó sus exigencias. Incumplibles para Rajoy. "Desde ahora mismo ha de quedar en suspenso el 155. Se han de liberar los presos y nosotros, el gobierno legítimo de Cataluña, hemos de retornar y empezar a hablar de política. Nos ganamos el derecho a ser escuchados".

Al candidato lo acompañaban los cuatro ex ministros que lo siguieron en su huida a Bélgica después de la fallida proclamación de la república del 27 de octubre. Dos de ellos compitieron por ERC: una señal de que el acuerdo entre los dos grandes bloques llegará.

Si hacía falta, el candidato Carles Mundó -ex ministro libre bajo fianza y vocero oficioso de Junqueras- lo confirmó esta madrugada en Barcelona. "Esperamos que Puigdemont vuelva y vamos a apoyarlo para la investidura". Queda ver qué hace la CUP, siempre impredecible. Sus dirigentes exigen ruptura total con España y desobediencia. Los gritos de Puigdemont en Bruselas los habrán entusiasmado.

El triunfalismo de los separatistas escondía datos muy impactantes del escrutinio. El más notable es que no consiguen superar los dos millones de votos (sobre un padrón de 5,5 millones) que los apoyan desde hace tres años.

El segundo: que Ciudadanos ganó en los 10 municipios más grandes de la región. El triunfo de los liberales antinacionalistas resultó clarísimo en Barcelona y el cordón industrial que la circunda, donde vive la mitad de la población. La resistencia separatista se cimentó sobre todo en los pueblos y en las ciudades medianas del interior.

El próximo parlamento asumirá a fines de enero. Entre los elegidos están tres de los dirigentes presos en Madrid -Junqueras, el ex ministro Joaquim Forn y el activista Jordi Sànchez- y los cinco fugados a Bruselas. Queda por ver si deciden asumir sus bancas o renuncian, para no comprometer la exigua mayoría legislativa a la hora de las votaciones.

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