El Senado aprobó la ley de inteligencia con ayuda del peronismo federal

El Senado aprobó la ley de inteligencia con ayuda del peronismo federal

El kirchnerismo aprobó en el Senado la ley de inteligencia, en una sesión que tuvo la ausencia de la mayoría de la oposición y la ayuda del peronismo federal, que a través del fueguino Jorge Garramuño aportó para el ajustado quórum.

Garramuño no estuvo en la votación, que terminó 38 a 7 a favor del Gobierno. Estuvieron y votaron en contra Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso, el salteño Juan Carlos Romero, la chubutense Graciela Di Perna, el sanjuanino Roberto Basualdo, el neuquino Guillermo Pereyra y el santafesino Carlos Reutemann.

Los senadores de la UCR, el PRO y el Fap nunca ingresaron al recinto y permanecieron en el Salón Azul, donde se realizaba la audiencia púbica por la muerte de Nisman.

El Frente para la Victoria contó con 31 de los 32 propios, por la baja de la salteña María Fiore de Viñuales, operada de urgencia. El chubutense Marcelo Guinle interrumpió su licencia médica para dar quórum.

Para alcanzar al quórum colaboraron los seis aliados fijos del FpV y la neuquina Lucila Crexell, quien llegó como opositora pero ya se convirtió en una kirchnerista más desde la última parte el año pasado.

Pero Miguel Pichetto no quería llegar con tanta justeza y para eso hizo logró la ayuda de Garramuño, cuyo partido provincial, el Movimiento Popular Fueguino, acordó el apoyo a Sergio Massa.

No es la primera vez que el peronismo federal le da una mano al rionegrino: el 29 de diciembre Pereyra aportó para el quórum junto a Carlos Menem, en la sesión que sancionó la elección de parlamentarios del Mercosur.

Corto debate

La nueva ley de inteligencia disuelve la ex Side y crea una agencia federal, con el mismo personal y mobiliario, pero sin el control de las escuchas que pasan a la Procuración General.

Las modificaciones que Parrilli informó el miércoles se basaron en aportes del Cels y del diputado radical Eduardo Santín, quien así garantizó que estará en el debate de Diputados.

La principal fue publicitar los gastos de la AFI, a excepción de aquellos, que “tengan que ver con el cumplimiento de acciones específicas”, una especie de restricción poco clara de los fondos reservados.

A pedido del Cels, se redujo el plazo para desclasificar archivos: no será de 25 años, como decía el texto original, sino de 15.

Los organismos de inteligencia podrán participar en investigaciones criminales si existe un requerimiento previo y fundado judicial, además de mantener la prohibición de participar en acciones represivas.

Se amplió a 120 días la creación de la AFI, en lugar de los 90 días establecidos en el texto original.

“Es necesario dotar a la Nación del conjunto de herramientas de Inteligencia en función de intereses genuinos”, sostuvo el neuquino Marcelo Fuentes, miembro informante del kirchnerismo.

Liliana Negre de Alonso habló de “hipocresía institucional”, al recordar que durante años sus proyectos para modificar la ex Side fueron ignorados, para finalmente atender reclamos del Cels.

La puntana logró estremecer al recinto semivacío, cuando contó que en 2002 recibía amenazas. “Llegué a mi departamento, estaba con las luces prendidas y se habían comido un pollo. Me llamaban y me ponían la marcha fúnebre”, relató.

Di Perna recordó el caso del agente de inteligencia criminal que entró en la casa de Sergio Massa. Y Basualdo reiteró su proyecto para darle mayoría a la oposición en la bicameral de inteligencia, que ahora tendrá más facultades para controlar las tareas de la flamante AFI.

Rodríguez Saá parafraseó la metáfora del gatopardismo, que apunta a cambiar todo para que nada cambie. Pichetto cerró con evocación a las declaraciones de Arroyo Salgado en la audiencia pública y duras críticas a Luis D’Elía.

El viernes en Diputados

La ley de inteligencia tendrá un tratamiento de continuado. Como adelantó LPO, mañana viernes a las 10 el proyecto se tratará en un plenario de comisiones de Asuntos Constitucionales y Justicia y de Seguridad Interior, presididas por Diana Conti, Graciela Giannettasio y Carlos Kunkel.

La histórica decisión de abrir el Congreso un viernes se debe a que Julián Domínguez tiene dos motivos para evitar el miércoles: la marcha del silencio por Nisman y los feriados de carnaval, que pueden ocasionar algún problema logístico con los vuelos.

Al igual que en la Cámara alta, se espera que la oposición vuelva a ausentarse para “no convalidar” el debate sobre la iniciativa oficial, que este jueves sufrió más cambios. Sin embargo, en esta oportunidad no asistirán funcionarios del Poder Ejecutivo.

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