El día que seis presidentes estuvieron en la ciudad

El día que seis presidentes estuvieron en la ciudad

La ciudad de Paraná fue el escenario histórico del encuentro de seis presidentes sudamericanos que se dieron cita en el centro cultural y de convenciones La Vieja Usina.

Excepto por Evo Morales, a cargo del Ejecutivo del Estado Plurinacional de Bolivia, el resto pasó durante pocas horas por la capital entrerriana. La seguridad en la zona de exclusión estuvo el miércoles más rigurosa que en los días anteriores, a pesar de lo cual algunos centenares de militantes lograron acreditarse para, desde detrás de un vallado, esperar la llegada de los mandatarios sobre la calle Gregoria Matorras de San Martín, frente al edificio de reuniones. 

Afuera. Hubo cantos y banderas de las agrupaciones kirchneristas que integran “Unidos y Organizados”, desplegadas desde temprano. La gente esperaba poder tomar contacto con la Presidenta, recibir algún saludo o simplemente hacerle sentir el apoyo popular. Las llegadas más celebradas en la hinchada –luego de la de Cristina Fernández– fueron las de Evo Morales, Pepe Mujica y Nicolás Maduro. Cristina cumplió desde el auto al entrar, y por la tarde al retirarse bajó unos instantes de su vehículo para saludar a los que aún esperaban allí. “Todos pasaron con las ventanillas levantadas, excepto Evo”, dijo uno de los pacientes militantes que estuvieron el día entero bajo el calor de diciembre. Pasado el mediodía, los grupos de afuera se armaban “sanguchitos” para el almuerzo. Para la siesta ya no quedaba nadie al sol. “Los vecinos nos convidaron agua y gaseosas”, decía agradecido uno de ellos. A la vuelta de ese vallado, estacionados sobre Mariano Moreno, los dos micros de los granaderos eran utilizados para el descanso de los músicos de la banda y los abanderados que acompañaron estoicos la llegada y partida de todos los presidentes (“la Banda de Granaderos toca precioso”, alabó Cristina Kirchner en el acto de la tarde). Parte de la militancia –unos pocos por cada organización, que sumaron más de 50 personas en el salón alternativo de la Vieja Usina– pudo finalmente entrar por la tarde cuando, una vez finalizado el cónclave, se presentó una firma comercial entre Bolivia y la Argentina en un acto encabezado por Evo y Cristina. 

Adentro. Los periodistas acreditados pudieron disfrutar de “la nueva Vieja Usina”, con su edificio del fondo remodelado y con aire acondicionado. Ahí se armó una gran sala de prensa, con televisores y parlantes que transmitían lo que ocurría en el salón de actos principal, computadoras para trabajar, y radios y televisoras transmitiendo en vivo. Los fotógrafos y camarógrafos fueron situados en una tribuna para registrar la llegada de cada presidente que Cristina Fernández salía a recibir: Dilma Rousseff, Evo Morales, José Mujica, Horacio Cartes y Nicolás Maduro, en ese orden. Luego se hizo la “foto de familia”, con los seis mandatarios parados en un palco, saludando, algunos con sus manos, otros con sus puños en alto (Evo y Mujica). Primero fue el encuentro de presidentes, luego la reunión ampliada. Mientras se desarrollaba la primera, en la Sala 1 esperaban los cancilleres, ministros y otros funcionarios. Allí estaban la intendenta Blanca Osuna; el gobernador Sergio Urribarri, que conversaba con su par Gildo Insfran y con el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; Sergio Berni (secretario de Seguridad); los edecanes y otros asesores. Antes de la entrada de los mandatarios y el inicio de los discursos, ya se corría la voz de la noticia internacional del día: Washington liberaba a Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, tres de los cinco cubanos que seguían presos, y el gobierno de Raúl Castro hacía lo mismo con el empresario estadounidense Alan Gross, acusado de espionaje. El hecho impactó al punto de que hubo varias referencias a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en las disertaciones presidenciales. Cuando le tocó el turno de hablar a Nicolás Maduro, jefe de Estado de la República Bolivariana de Venezuela, desde La Habana el mensaje en simultáneo de Raúl Castro sobre el tema le robó un poco de atención entre la prensa. 

Evo y Cristina, con público militante. Después de las 16, cuando ya se habían retirado el resto de los presidentes, Evo Morales y Cristina Fernández encabezaron otro acto, al que asistió la prensa y algunos militantes a los que se les permitió el ingreso, previa identificación con unas pulseritas azules. Se trataba de la firma de contratos por la compra de 700 ambulancias, por parte de Bolivia a empresas argentinas, pero notoriamente el momento sirvió para decir algunas otras cosas más. Morales, que habló primero, agradeció nuevamente a “todo el pueblo de Entre Ríos, animador, alentador. Cada año tiene que organizar una cumbre en Entre Ríos, compañera Cristina”, pidió sonriendo, ante la ovación general. Habló de la necesidad de una “liberación tecnológica” que falta en algunos países para que la revolución económica acompañe a la política. Además, hizo referencia a la ayuda mutua y a los llamados solidarios en épocas de crisis. La Presidenta, a su vez, también departió sobre la cooperación permanente entre ambos países. Se refirió y agradeció a los empresarios argentinos que hicieron negocios construyendo estas ambulancias, aclarando que “más que acompañar al gobierno, nosotros los acompañamos a ustedes. Nosotros somos meros intermediarios, porque yo no soy dueña de la Toyota, no tengo acciones en Mercedes Benz, ni en ninguna de las empresas proveedoras de equipamiento hospitalario. El gobierno quiere ayudarlas porque al ayudar a las empresas ayudamos al desarrollo industrial argentino, y así a nuestros trabajadores y en definitiva al crecimiento del país. Y en este caso puntual estamos ayudando a hermanos que todavía no han alcanzado el desarrollo tecnológico”. Hizo alusión al “día maravilloso que nos tocó vivir aquí en Entre Ríos, que tiene la bandera de Artigas. Un día en el que han sido liberados los tres presos cubanos y donde la hermana república de Cuba ha sido reconocida en su historia y en su dignidad”. Luego de ser interrumpida por los aplausos, opinó que se trató de una “decisión inteligente, por qué no decirlo, del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que creo que le va a sacar algunas canas más de las que ya tiene, pero no importa, es una decisión para quedar en la historia. Cuba ya quedó en la historia: ese pequeño gran país que soportó 53 años de aislamiento y bloqueo a tan solo 90 kilómetros del país más poderoso del mundo… Ahí está Cuba testimoniando que cuando hay un pueblo con voluntad, con patriotismo, y dirigentes que lo conducen y no lo traicionan, más tarde o más temprano tienen su dignidad y llegan a sus objetivos”. El aplauso fue general, y el canto que creció de los pibes del fondo fue “olé olé, olá olá, yo no soy yanqui ni quiero ser, yo voy Chávez, voy con Evo y con Fidel”. Cristina sostuvo entonces que el Papa Francisco tuvo un rol muy importante en la mediación (y recordó que era su cumpleaños) y en este resultado, que “tiene que celebrar el mundo, porque cuando se instaura la cultura del diálogo, cuando se terminan con los bloqueos, las sanciones económicas indignas a los países, es un triunfo de los pueblos del mundo, y así lo vemos”. 

Comentá la nota