Axel Kicillof, casi con resignación, aceptó la tesis de que será candidato en octubre y con un austero "sí, qué se yo..." validó la chance de desembarcar como candidato a vice de Daniel Scioli, la dupla más sonada cuando se dibujan las dos fórmulas de la primaria K.

La admisión del ministro, hecha como si espantara una mosca obstinada, ocurrió un rato antes de que José Luis Gioja reciba a Daniel Scioli al grito tuitero de "San Juan se viste de naranja".

El gobernador andino, veterano y componedor, asomó siempre en el radar de Scioli como el vicepresidente ideal: aporta peronismo, es puente cordial con dirigentes de toda estirpe y no es una amenaza futura por aquello de que en todo vice germina la semilla de la traición y el ansia de ser uno.

Las opciones Axel o Gioja son insumo para la especulación y la intriga. Veamos.

•La más aceitosa de las teorías que circula entre los ultra K indica que Cristina de Kirchner no le pondrá el vice a Scioli y podría llamarse "síndrome Mariotto". Sostiene que imponerle el dos al gobernador, en el caso que llegue a presidente, sería repetir el error que se cometió cuando puso a Gabriel Mariotto que no hizo más que armarle la cancha a Scioli para victimizarse. "Si el vice es nuestro y tiene que marcar diferencias, van a decir 'Cristina no lo deja gobernar'", escenificó un K. Esa mirada está en un marco más pesimista: da por hecho que Scioli, si llega a presidente, "entregará a La Cámpora en el altar de la pacificación nacional. Un pánico similar sirve, en otra usina, como argumento para empujar la idea -a esta altura de difícil realización- de un candidato cristinista puro. Esa idea se volcó en un papel y se remitió a la cima del poder K.

• La versión Axel sumó millaje promovida por el sciolismo hard. Tuvo, en su origen, una intención específica: ante las sospechas de un degüello de Cristina de Kirchner a Scioli, el task force naranjista se abrazó a la vice de Kicillof como un rasgo de kirchnerización. Pero con el tiempo aquella intención derivó en otra más turbia: exagerar la simpatía por Axel es una forma, dicen los que sobreinterpretan a la Presidente desde afuera de la Casa Rosada, de matar la opción Axel. Traducción: quizá el sciolismo impulsa a Kicillof para quemarlo y que, justamente, no sea el vice.

• En eso de tener de vice a un economista, con un Scioli en línea Bein-Blejer -en mayo de 2014, su candidato a ministro era Guillermo Nielsen, pero lo detonó la cuestión buitre- sería forzar un conflicto porque cualquier política que no continúe a Kicillof obligaría al vice a marcar sus matices. Sergio Urribarri, en su esfuerzo por permanecer visible, se juntó ayer con Kicillof a quien propone como su compañero de fórmula, un pase mágico para sobrevivir en la polarización entre Scioli y Florencio Randazzo que ordenó expulsar a los sciolistas que se arriman a los suyos con la sugerencia de lanzar un clamor para que baje a la provincia. Alguna vez Randazzo bromeó, con bastante seriedad, sobre poner al socialista Antonio Bonfatti como su vice. Hoy se mostrará en el Mercado Central con Kicillof.

•"Y si Cristina no nos pone el vice ¿qué hacemos?", se preguntó un protosciolista. Por default, porque Scioli busca figuras contenedoras, paternales -como el "Gallego" Aldrey Iglesias o Franco Macri con quien come tallarines y juega al ajedrez: los dos fueron amigos de José, su padre-, surge inevitable la opción Gioja. "Un gobernador" arriesgan en La Plata extrañados ante un ejercicio impensado: que la Presidente no se mete con la fórmula y Scioli deba decidir, por sí mismo, lo que no decidió nunca hasta ahora: elegir a su propio vice. En 2007, Néstor Kirchner le ubicó de dos a Alberto Balestrini y en 2011 Cristina de Kirchner le incrustó a Gabriel Mariotto.