La llaman “Lore” y según la policía es una trabajadora sexual, pero en este caso no se trató de una relación consentida por un acuerdo económico, sino que la mujer sedujo al hombre, empleado de una empresa de seguridad. Fueron a la casa de éste y terminó desvalijándosela.

Según la información recabada por Diario Patagónico a partir de la denuncia de la víctima -de nombre Gabriel- en la Seccional Cuarta, el martes a la 1 invitó a “Lore” a su casa de Kennedy al 2.200.

La joven, de entre unos 22 y 25 años a la que ya conocía, le invitó un “caramelo” que él no aceptó cuando se lo ofrecieron envuelto, pero al que no pudo rechazar cuando ella le dio un largo beso y se lo cedió desde su boca.

 

BESO ADORMECEDOR

Según contó Gabriel a la policía, a los 25 minutos de ese beso se adormeció. Despertó sobresaltado a las 7 cuando un vecino le pedía que corriera su auto porque se tenía que ir a trabajar. Contó que luego de correr el vehículo, como se sentía mareado se acostó nuevamente y siguió durmiendo.

Recién cuando volvió a despertarse y recobró lucidez se dio cuenta de que le faltaba el televisor LCD, una notebook y su teléfono celular marca Samsung. Incluso le habían llevado unos 3 mil pesos y toda la documentación que estaba en su billetera.

La mujer del “beso dormilón” -según describió la víctima a la policía- tiene tez blanca, 1,60 de estatura; es rubia y delgada. “La petisa peligrosa” tiene un rasgo particular: un piercing en la lengua.

Para algunas fuentes policiales, el joven no se habría dormido con un caramelo sino al ingerir una bebida con alguna pastilla que la mujer manipulaba.

Ayer al cierre de esta edición la Seccional Cuarta investigaba el caso y preparaba diligencias para llevar a cabo. Según la pesquisa, en el robo habría participado una segunda mujer que se sumó cuando el hombre ya estaba dormido.