Scioli no es Boudou ni Kicillof

Scioli no es Boudou ni Kicillof

Por Jorge Fontevecchia. La degradación que produjo al periodismo impregnarse de la lógica amigo-enemigo que el kirchnerismo inoculó con éxito en gran parte de la sociedad.

(Mail recibido el viernes de la semana anterior)

Estimado Jorge:

Me siento preocupada por la información que vi en las redes sociales durante el día de ayer y de hoy sobre el viaje del señor Gobernador Daniel Scioli a Miami. En realidad no sé si me siento preocupada por la información que vi o por el silencio absoluto de la prensa de mi país.

Siento que el poder de compra de inmunidad del Gobernador sobre los medios, mediante la utilización de pautas publicitarias, es terrible y como ciudadana me cuesta creer que el poder del dinero sea más fuerte que la necesidad de informar a la población.

¿La pauta hace que cuando viaja Kicillof a la cumbre lo maten y al Gobernador le perdonen todo? ¿Esconden y ocultan la información? Que el vuelo salió en el mismo horario que los aviones de línea y llegó a Miami en el mismo horario de los aviones de línea. ¿Quién paga esos vuelos? Toda esta información que circula por las redes sociales, ¿los periodistas no la ven? ¿No la quieren ver? ¿O les pagan para no verla? ¿Los periodistas no la leyeron? ¿O la leyeron y llamaron para pedir el sobre y callarse la boca?

Confío en usted, confío en ver esta información en sus páginas y sentir que no me equivoqué en elegirlos.

María del Carmen Saldívar

Docente

* * *

El diario PERFIL ya tenía editada una nota de una página con seis fotografías y un recuadro sobre el tema que apareció en la edición del sábado, la primera posterior al viaje del gobernador. Pero el mail sirvió para evidenciar la degradación que produjo al periodismo impregnarse de la lógica amigo-enemigo que el kirchnerismo inoculó con éxito en gran parte de la sociedad y muy especialmente en los medios.

Es cierto que la provincia de Buenos Aires se ha convertido en el principal anunciante del país, sólo superada por la publicidad del gobierno nacional. Y que eso ejerce en los medios pequeños y en los periodistas que autónomamente producen sus propios espacios y recaudan su publicidad una influencia significativa. Pero en el caso de los diarios Clarín y La Nación, o de Página/12 y Tiempo Argentino, no es eso lo que ha hecho minimizar y hasta directamente ignorar el viaje de Scioli. Sino estar más atentos a responder a “esto a quién le conviene” más que a si “esto es noticia”.

Cuando la lógica que guía la elección de la agenda de un medio está orientada por a quién beneficia lo que se va a difundir y no por si la audiencia tiene que poder acceder a esa noticia, se termina difundiendo todo lo malo y nada de lo bueno de determinado colectivo, o lo contrario del que resulta antinómico.

Eso justificó la repetición continua en los medios audiovisuales y la reiteración de títulos en la tapa en muchos medios escritos de la cobertura del viaje de Kicillof a la reunión del G20 en Australia en un avión privado, que costó 500 mil dólares, y la casi omisión en el caso del avión privado que llevó a Scioli a Miami, cuando en el caso de Kicillof iba con otro ministro, el canciller, en viaje oficial representando al país, a la cumbre más importante en que Argentina interviene y cuando a Australia no hay vuelos directos ni siquiera cambiando de avión con espera en un aeropuerto; aun en la forma más corta, igual hay que pasar una noche en cada tramo en Santiago de Chile; mientras que los 200 mil dólares del vuelo a Miami de Scioli fueron para un viaje no oficial, acompañado de la esposa y hacia una ciudad con varios vuelos directos diarios en diferentes horarios.

Otro ejemplo similar de enorme diferencia de ponderación fue el de las centenas de menciones en televisión y radio más los títulos en gráfica del procesamiento de Boudou por dádivas a causa de un viaje en avión privado a Necochea y otro en helicóptero dentro de la costa atlántica.

Si se tipea en el buscador avanzado de Google “Boudou avión dádiva”, se encontrarán alrededor de 200 menciones indexadas, las primeras de La Nación, TN y Clarín. Si en el mismo buscador se tipea “Kicillof avión G20 o Australia”, también se encontrarán alrededor de 200 registros indexados y también encabezados por referencias de Clarín, Infobae, TN y La Nación, cuyos títulos eran “Kicillof y Timerman a Australia en un jet de lujo”, “Qué opciones tenía el Gobierno antes de contratar un jet”, “Vuelos escandalosos”. Todo cierto.

El problema es que si se tipea en el mismo buscador “Scioli avión Miami”, sólo aparecen veinte registros indexados y, salvo en el caso de Perfil y del sitio de Marcelo Longobardi, quien tituló “El video que puede terminar con la carrera presidencial de Daniel Scioli”, las menciones en los medios críticos del kirchnerismo fueron mínimas y de compromiso. Agrava el hecho que el avión que llevó a Scioli es del empresario Gustavo Carmona, que ya tuvo varias denuncias por sobreprecios en el transporte de De Vido, integró la causa de Ricardo Jaime por dádivas en el uso de aviones privados y es del grupo de proveedores de aviones privados que se suma a la flota presidencial. El diario La Nación ha publicado más de veinte notas sobre Gustavo Carmona y sus aviones en el pasado.

Que Longobardi, otro crítico de los K, le haya dado la misma importancia al tema que le dio PERFIL no es una casualidad: Longobardi es una de las poquísimas excepciones de quienes siempre fueron críticos y no sólo a partir de 2009. Uno de los problemas de 2016 será si se vuelve a repetir el tradicional romance de los medios con un nuevo gobierno, como sucedió con Menem y con Kirchner, para ser críticos sólo cuando ya el daño al país está producido. Por ejemplo, que Scioli fuera electo presidente y contase con una protección mediática ya sea por su generosa mantención de publicidad oficial nacional, por su natural simpatía, porque tratara de conformar a todas las corporaciones o por lo que fuera. Y al igual que en el menemismo inicial, en lugar de un disciplinador agresivo como Kirchner, tuviéramos un “ogro tierno” que con métodos endulzados generase el mismo blindaje periodístico.

Probablemente la filmación de Scioli llegando a Miami fue planificada por alguien con deseo de perjudicarlo, probablemente la maestra que firma el mail no exista y sea la máscara que usaron para amplificar el tema. Pero lo cierto es que si nuestra balanza de las noticias pesa tan diferente, se trate de alguien antipático, neutro o cercano, la primera víctima –como pasa en la guerra con la verdad– será el periodismo.

Comentá la nota