Schwartz: "Jamás estuve sola con los chicos, ni siquiera los llevaba al baño"

Schwartz:

La maestra acusada de abuso y corrupción de menores en los jardines de infantes del colegio Gianelli y el Instituto Fleming por primera vez concedió una entrevista. "Materialmente es imposible que haya ocurrido lo que se denunció", dijo.

Por Pablo Falcone y Bruno Verdenelli

Cuenta que soñaba con dar una entrevista el día en que presentara el libro infantil que está escribiendo. Pero la maestra de música Analía Schwartz (39) está sentada por primera vez frente a dos periodistas no por su obra literaria sino porque protagoniza un caso que conmueve y divide a los marplatenses: la acusan de seis hechos de corrupción de menores y nueve de abuso sexual en los jardines de infantes de los colegios Fleming y Gianelli, un delito por el que podría ser condenada a 50 años de prisión.

Schwartz recibe en exclusiva a LA CAPITAL en el estudio de su abogada, Patricia Perelló. En los 55 minutos que dura la entrevista sólo se sorprende cuando se le muestra la página de Facebook de su papá, donde cuenta que trabajó en "Gnosis magazine". Pero no rechaza ninguna pregunta y habla de todo: cómo eran sus clases, los juegos que hacían los chicos en el salón de música, la relación con los padres denunciantes y el momento en que le comunicaron las acusaciones en su contra.

- ¿De qué manera se enteró de las denuncias?

-Primero me hicieron una amenaza telefónica. En agosto había salido el libro de Olga Larroquet con lo que había pasado en el colegio Nuestra Señora del Camino y yo fui a la presentación del libro y lo empecé a leer. Me había quedado en la mitad, donde hablaba de la doctora Perelló, de cómo había sido y cómo se manejaba. Cuando estaba por ahí leyéndolo, se aproximaba el cumpleaños de mi hija y me llaman por teléfono y me dicen: ?Gorda degenerada?. Pensé que era un amigo zarpado. Pero cuando me dijeron: ?Te voy a ir a quemar a vos y a tus hijos?, me quedé tildada, no lo podía creer. Me agarró una desesperación.

- ¿Se lo comentó a alguien?

- Le dije a mi marido. Y me dijo: ?No, te habrán hecho una joda?. Le digo: ?No, en joda me pueden decir gorda, pero no que van a quemar a mis hijos". O sea, ningún amigo me puede decir eso.

- ¿Cómo se enteró de lo que pasaba?

- En ese momento me llaman del colegio, el domingo mismo fue, y me dice la directora: ?Tengo una cosa feíta para contarte?. Cuando me dijo "feíta", yo como que me obnubilé. Me dijo: ?Tenés 11 denuncias en tu contra?. Y yo me morí. Me descompuse, lloré. Se me vino todo lo que leí del libro. Era como que ya sabía todo lo que iba a pasar. Después lo terminé de leer. Pero era como revivir el libro, lo estaba viviendo. En ese momento, te morís. Yo siempre, desde chica, tuve miedo de que me digan ?ladrona?, entonces siempre que me prestaban algo anotaba el nombre y lo devolvía, porque me parecía el peor título. Y ahora me doy cuenta de que tengo el peor título.

- ¿Había tenido alguna vez un problema en ese u otro colegio?

- Yo nunca me lo imaginé. Entre todas esas cosas no había cómo bajarle los pantalones en 20 minutos a 30 chicos y que nadie se dé cuenta. Sé que investigaron y calculo que alguien vio y averiguó en las escuelas que trabajé. Yo nunca tuve problemas con los docentes, ni con los padres ni con los nenes.

- ¿Cómo se definiría como profesional?

- Me perfeccioné toda mi vida, hace casi 20 años que soy docente y si buscan, porque alguien me debe haber investigado, yo todos los años tengo un certificado de algo. Había una madre que era sorda y yo iba y hacía el curso de señas; ahora está el tema de Hasperger, fui e hice un congreso. Siempre fui evolucionando en lo mío.

- ¿Cómo eran sus clases?

- Las clases duraban 20 minutos. Son de media hora pero entre que los chicos llegan con su maestra, que siempre estaba presente... El salón era un espacio grande y en invierno quedaban las puertas abiertas de la sala de música. Los chicos entran y al ver un lugar vacío, corren, gritan, se descargan? Yo los dejaba que se liberen, que griten hasta que veía que se empezaban a tapar los oídos. Ahí es donde surgió el tema del juego de la pandereta. Inventaron tantos juegos, que no eran juegos, sino estrategias docentes que uno utiliza. Cuando veía que algunos se tapaban los oídos yo tocaba la pandereta para que los chicos prestaran atención al instrumento hasta que solos se daban cuenta y hacían silencio. A los chicos les atraen los instrumentos, por eso duraban 20 minutos. Cuando se tenían que ir yo le decía a la maestra: ?Avisame que los formo, para que vuelvan a la normalidad, que se tranquilicen y respiren hondo?.

- Dice que sus clases podían verse pero durante la investigación se mencionó que en el aula había un punto ciego donde desde afuera no se lograba ver nada.

- Una de las cosas que dijeron era que yo me ponía en un punto ciego del salón. Yo me ponía ahí, pero yo muchos puntos ciegos, con mi cuerpo, no puedo tener. La puerta estaba abierta y también entraban por la puerta del kiosco las maestras. Era un constante entrar y salir de gente. Además, yo dejaba las ventanas abiertas porque, dentro del diseño de las clases, está que tienen que reconocer los sonidos de la naturaleza o los tonos de voz. O sea, es imposible materialmente lo que se denunció. Para la gente que no me conoce, que sepa que era imposible en ese espacio y cómo se manejaba el colegio, de entrar y salir gente, las hermanas y la Madre Superiora, que era la única que interrumpía la clase porque ella venía y saludaba.

-Sobre el Gianelli hubo toda una polémica con los vidrios. Supuestamente, el fiscal pudo corroborar que en el momento en que habría ocurrido todo esto los vidrios tenían puesto un contact. ¿Se podía ver desde afuera lo que pasaba en el salón?

-Se podía ver porque pasaban los de otra salita, que iban a gimnasia al parque y nos saludábamos. Se veía con nitidez. Sé que estaban con ese protector, que ahora me entero, porque en realidad son cuatro y yo pensé que eran tres. O sea, nunca me detuve en eso. Yo podía saludar a los que estaban afuera. Además, las ventanas estaban abiertas.

- En la declaración judicial de los chicos es recurrente el relato de juego conocido como el cocodrilo, donde se bajaban los pantalones; la pandereta, donde supuestamente los tocaban, y uno que ellos llaman el del pito y el culito. ¿Algunos de esos juegos tienen relación con algo de lo que se hacía en su clase?

-El juego de la pandereta es eso de cortar el griterío y la corrida con la pandereta. Seguíamos el ritmo. Yo tocaba la pandereta y ellos ya se callaban. Ellos aplaudían a ese ritmo. Lo llamarán juego pero para mí es una estrategia docente. Y el del cocodrilo, yo trabajaba con música clásica, y en la música clásica hay distintos estadíos: alegre, moderado? Y a ellos era lo que más les gustaba, siempre querían repetir la clase anterior según la música que yo había puesto. Al cocodrilo jugábamos con una música de Bach y a ellos les encantaba porque ese imaginaban que estaba el cocodrilo. Y con una soga hacíamos como que era un lago y el cocodrilo estaba ahí adentro, y cuando el cocodrilo salía nosotros entrábamos.

-En los testimonios los chicos también hablan mucho de taparse con mantas y que debajo de esas mantas los manoseaban. ¿Alguna vez usó mantas para tapar a un chico?

-No hay mantas en el salón. Hay en salita de tres, donde las usan para que los chicos no tengan frío. Pero en mi salón no había. En mi clase no se tapaba nadie con mantas, jamás.

- También se mencionan telas. ¿Usaba telas en sus clases?

- Tengo retazos que es lo que ellos tiraban para arriba y veían cómo volaban, o la misma tela para poder unirlos para bailar la chacarera, por ejemplo. Tenían 20 centímetros, y el ancho que es 1.75, cortado a la mitad. De taparlos con eso y taparme yo con 20 centímetros, menos todavía? Y lo del juego del pito y no se qué, no sé porque hay madres que me han llamado y me han preguntado? Digo, bueno, lo llamarán mal. El juego del silbato... A mí me habían regalado unos silbatos de cotillón que vos soplás, y es el sonido del silbato de cotillón. Si vos soplás suave, sale suave? Y es el primer contacto del contraste entre suave y fuerte que nosotros usamos en música, que es uno de los contenidos. Y para ellos sí es un juego porque en realidad es un pito, porque es un pito de cotillón. Silbato es el de educación física. Y la verdad nunca hubo un juego que dijera los culitos?

-¿Nunca estuvo sola con los chicos? ¿Jamás?

-Nunca. Siempre estaba la maestra.

-Hablamos siempre del Gianelli. ¿A qué adjudica la suma de denuncias del Fleming, del jardín Mamina?

- Yo pienso que se engancharon. No sé si son familiares o no. Pero ahí no hay salón de música. Es un SUM, un Salón de Usos Múltiples. Es mucho más grande que éste porque es el único salón que hay. Y están todas las puertas de las salitas, la dirección, la preceptoría, una ventana y la puerta de salida. O sea, era tránsito constante ahí también, no era que estaba encerrada en un lugar. Ese era más abierto que el otro incluso, porque era el único espacio que había.

-Los casos de abusos sexuales en esta ciudad fueron muy polémicos: Pandolfi y Melo Pacheco están en los extremos. ¿Usted estaba capacitada para saber si algún chico tenía un comportamiento extraño en clase?

-No. Justo esta capacitación no la hice. Sí tenía cuidado, para eso estaban las preceptoras. Yo, cuando me decían ?Señorita, no hay papel?, le avisaba a la preceptora. No los acompañaba al baño, jamás. No era mi rol.

- Las fuentes consultadas hablan de testimonios muy conmovedores de los chicos en la cámara Gesell. Cuesta creer que hayan inventado. ¿Nada de eso puede haber ocurrido en la escuela?

-Ni en mi salón ni en el colegio pueden haber visto algo así. Había un nene de salita de tres que se tapaba los oídos cuando sonaba un timbre o un helicóptero, ante un sonido estridente mostraba señal de molestia. Es la única vez que aclaré u observé algo de un alumno. En eso también se trabaja en conjunto con la maestra. El fiscal me preguntó si me molestaba que pasaran otros chicos y se colgaran de las rejas, es que la institución ya estaba organizada así, y yo no era quién para cambiarla. En salita de tres sí, obviamente, porque llamaba la atención la gente que pasaba y la gente que entraba. Pero en salita de cuatro ya era común, y en la de cinco ni sabían si entraba o salía gente. Es todo un proceso, de 20 minutos, dos veces por semana. Para mí era un gran proceso, de un chico que no hablaba en salita de tres a uno que me pedía un micrófono para poder cantar en salita de cinco era un gran logro.

La Justicia y su futuro

- La Justicia debe resolver si la causa va a juicio. ¿Cómo espera esta decisión?

- Siempre estoy esperando que la verdad salga a la luz; estoy en una etapa de espera. Ya que me arruinaron la vida, me la arruinaron desde el principio. No es solo la espera mía sino también de mi familia: tengo una nena de 10 años y un hijo de 16, mi marido y mis padres que son mayores. Mi suegro tuvo un ACV y mi papá ya lo tiene.

- ¿Cómo piensa que termina esto? ¿Tiene miedo de ir presa?

-Yo siempre pienso que termina. Tiene que terminar porque es mentira. Y no... Pasa a la otra instancia. Y pienso que termina. Para mí siempre termina, porque la verdad la tengo yo, la única verdad. Esta es la verdad.

-¿Tiene alguna teoría sobre lo que pasó y por qué los chicos dicen que eso pasaba dentro del aula?

-No sé si puedo decirlo. No es que los indujeron... No les preguntaron, sino que los indagaron. Hay madres que les dijeron: ?Decime que la señorita te hizo esto porque mamá se muere, mamá se muere si no le decís?. Y bueno sí, obviamente, no quiero que se muera mi mamá. Sí, lo hizo? Y está registrado que fueron llamadas telefónicas, y la mayoría madres, que se llamaban a las 12 de la noche o la 1 de la mañana, y despertaban a sus hijos preguntándoles y diciéndoles que les compraban tal o cual cosa si decían que a tal le había pasado esto. Y a veces yo pienso que los nenes cuando vos decís: ?Yo tengo un reloj, ay, yo tengo dos en casa?, si lo toman como un juego, como el de la pandereta, que para mí no era un juego, era una estrategia docente, tal vez lo tomaron como un juego. Hay cosas que no se pueden inventar. Hay que ver dónde, hay que investigar. Si se hubiera investigado al denunciado y al denunciante al mismo tiempo, esto ya hubiera terminado hace tiempo.

- Al salir de declarar en Tribunales dijo que no iba a poder trabajar nunca más aunque la absolvieran.

-Yo no puedo trabajar más, por eso te digo que me arruinaron, más allá de todo lo que afecta a mi familia.

Yo duermo cada tres horas y estoy medicada. No vivo, porque vivo pensando. Vivo esperando, esa es la palabra. Vivo esperando que se termine, para poder empezar otra vez mi vida. Y no sé qué vida, porque cuando vos tenés una vocación, es una vocación. Y yo esto lo hacía por vocación. Mi trabajo empezaba el domingo, cuando preparaba el material para toda la semana. Hacía láminas, cuadros, móviles, y ya no lo puedo hacer más. Ese es mi duelo.

El consejo del ex profesor Fernando Melo Pacheco

Al ser consultada sobre las similitudes entre su caso y el de Fernando Melo Pacheco -el ex profesor de Educación Física del colegio Nuestra Señora del Camino que sufrió idénticas acusaciones años atrás y resultó absuelto en todas las instancias judiciales-, Analía Schwartz reveló que se comunicó con él para recibir un consejo.

"Me comuniqué con él, pero traté de no comunicarme mucho porque decían que estaban los teléfonos pinchados, empezás a pensar cualquier cosa? Me dijo que tenía que estar segura de lo que decía y que tarde o temprano pasa, y me contó los procedimientos judiciales", describió.

Y agregó: "Me decía, 'después puede ser que te cite el fiscal', y yo decía que no iba a llegar a eso. 'Y después puede ser que te procesen', y me contaba lo que le había pasado a él. Esto fue antes de que me citen a declarar".

Por otra parte, Schwartz consideró que "es difícil probar cuando sos inocente porque no hay pruebas, si vos sos culpable hay pruebas, pero acá no hay pruebas, no hay nada".

La sorpresa ante el "trabajo" del padre en el facebook

La maestra jardinera Analía Schwartz se sorprendió cuando LA CAPITAL le mostró el perfil de facebook de su papá, donde dentro de la información personal que estaba disponible se podía leer: "Trabajó: Gnosis (Magazine)".

Durante su declaración judicial, el fiscal Fernando Castro le había consultado sobre las creencias religiosas suyas y de su familia y si alguien practicó la gnosis. En ese momento, la docente aseguró que no sabía de qué se trataba y que había muchos Schwartz que no eran sus familiares. "Ahora que ustedes me lo muestran le voy a preguntar a mi papá. Yo no lo sabía y por eso no sabía lo que quería decir cuando me lo preguntaron. De verdad que no lo sabía", le respondió la maestra a LA CAPITAL. Y agregó: "Mi papá vive solo, en otra casa y hace 18 años que está hemipléjico. Están separados con mi mamá, de palabra. Nos juntamos todos para los domingos, pero están separados. Él vive solo lejos, dentro de Mar del Plata, vive en un campo. Nunca me enteré de que fuera a la iglesia" .

La gnosis es una controversial creencia en la que algunos de sus adeptos buscan en el sexo "el camino de la salvación".

El caso

El caso en el que está imputada la docente de música Analía Schwartz se inició el segundo fin de semana de septiembre de 2013, cuando, primero once padres, y luego casi tres decenas más la denunciaron en la Comisaría de la Mujer por abuso de menores en los jardines de infantes del Colegio Gianelli y el Instituto Fleming.

El fiscal a cargo de investigar la causa, Fernando Castro, se tomó casi un año para analizar las declaraciones de los menores en cámaras Gesell y a recolectar pruebas de interés para el expediente. Finalmente, en septiembre de este año imputó a Schwartz por abuso y corrupción de menores y la citó a declarar. En ese momento, el fiscal pidió su detención, que fue denegada por la jueza Lucrecia Bustos. Para la magistrada, la libertad de la maestra no representaba un peligro para el desarrollo del proceso ni existían posibilidades de que se fugara.

Luego de dos postergaciones, al final, la docente declaró el jueves 20 de noviembre pasado. Actualmente, el fiscal Castro analiza pedir la elevación a juicio de la causa, que deberá ser aprobada por la Justicia de Garantías. Recién entonces podría conocerse una fecha estimativa para la realización del debate.

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