No hubo un acto político tradicional en el cierre de campaña de la alianza oficialista Unión por Córdoba. Juan Schiaretti y Martín Llaryora –junto al precandidato presidencial José Manuel de la Sota– encabezaron una denominada “fiesta familiar”, en el complejo Forja, que convocó a unas 10 mil personas.

Tampoco hubo extenuantes discursos políticos. Los candidatos oficialistas eligieron un breve saludo a la multitud antes del arranque del show de 
Ramón “Palito” Ortega, quien cerró las actividades, que se prologaron durante toda la tarde, en una especie de festival en todo el predio del complejo Forja.

Llaryora –candidato a vicegobernador– fue el único de los candidatos que le dedicó una frase a la oposición. “Con Juan trabajaremos en serio para combatir la inseguridad, sin propuestas demagógicas”, dijo el exintendente de San Francisco, apuntando a los candidatos a gobernador opositores Oscar Aguad (Juntos por Córdoba) y Eduardo Accastello (Córdoba Podemos).

Schiaretti –fiel a su estrategia de campaña– enumeró varias de las obras que prometió. Repitió un discurso optimista, de cara al futuro inmediato. “Se vienen buenos días para el país y también para Córdoba. Continuaremos las obras del compañero De la Sota; corregiremos lo que haya que corregir, y haremos más obras para que los cordobeses vivan mejor”, aseguró el candidato oficialista.

De la Sota –que recorre 
el país como precandidato 
presidencial– fue el responsable del cierre de los discursos.

“Juan y Martín son los más preparados para seguir adelante esta gestión peronista. Unión por Córdoba seguirá construyendo escuelas, hospitales, viviendas en la provincia”.

En el escenario también 
estuvieron Carlos Massei y Adriana Nazario, primeros candidatos a diputados nacionales de Unión por Córdoba.

Llamó la atención la ausencia de Esteban Dómina, postulante a intendente del PJ. Desde el entorno del concejal explicaron que faltó a la cita por 
un problema de salud de un familiar directo.

Enfundado en un traje de cuero negro, “Palito” Ortega le bajó el telón a la denominada “fiesta de la familia” que organizó el oficialismo para cerrar la campaña electoral.

Los hits del setentista artista y expolítico marcaron un final a pura fiesta de la militancia peronista de la Capital.

Cuando se apagaron las luces, los militantes enrollaron las banderas y se dirigieron presurosos hacia los centenares de ómnibus que la organización del acto puso a su disposición para participar de una fiesta que de político sólo tuvo la presencia de los candidatos y sus breves discursos.