Santos, el “extrapartidario” que llegó por sorpresa

Santos, el “extrapartidario” que llegó por sorpresa

El titular de Turismo de la Provincia de Córdoba fue designado por Macri como ministro nacional del área. Hace ocho años que es funcionario de Unión por Córdoba y para los radicales “no integra el cupo”.

Al dos veces presidente de la Agencia Córdoba Turismo, Gustavo Santos, no se sabe si Mauricio Macri lo convocó por radical o por integrar el oficialista Unión por Córdoba. Lo que sí, su designación como ministro de Turismo del gobierno amarillo fue “una sorpresa” para radicales y peronistas.

Santos, de 56 años y licenciado en Letras, es uno de los dos radicales cordobeses confirmados en el futuro equipo del nuevo presidente; el otro es el diputado nacional Oscar Aguad. Irá al lugar que hoy ocupa Enrique Meyer y que también fue la cabecera de playa de la carrera política de Daniel Scioli.

Aunque hace ocho años que es funcionario de Unión Por Córdoba, siempre en la cartera turística, Santos es radical y proviene del sector del fallecido exintendente de la ciudad de Córdoba, Rubén Martí. De Martí, Santos llegó a ser su mano derecha, casi un alter ego, al punto que los periodistas en aquellos años consideraban que lo que decía Santos, era lo que pensaba el intendente.

En el Palacio 6 de Julio fue subsecretario de Cultura, Educación y Turismo, entre 1991 y 1995. Luego, hasta 1999 ocupó la estratégica Secretaría de Gobierno. Y como Convencional Constituyente participó de la reforma de la Carta Orgánica Municipal.

Santos desembarcó en 2007 en el gobierno de Juan Schiaretti como “extrapartidario”. En tiempos donde el radicalismo se desgranaba en reproches para con el mendocino Julio Cobos, quien había aceptado ser el vicepresidente de Cristina de Kirchner, Santos era cobista. Afinidad que le sirvió, y mucho, cuando el “voto no positivo” a la Resolución 125 catapultó efímeramente a Cobos como “el hombre” del 2008 y potencial líder de la golpeada UCR.

En cuanto a su llegada al gobierno de Unión por Córdoba, su nombramiento fue parte de la estrategia del mandatario frente al cuadro de debilidad con que había asumido, tras las denuncias de fraude de Luis Juez, y por la diferencia de apenas 17 mil votos sobre el candidato del Frente Cívico.

Necesitado de consensos, Schiaretti convocó a un puñado de radicales, pero sólo Santos aceptó. No fue bien visto por sus correligionarios, muchos de los cuales aseguraban que “no iba a durar ni seis meses en el cargo”. Pero Martí, que ya se había alejado de la política activa (era el eterno candidato “salvado” del radicalismo cordobés) le dio el okey.

Se equivocaron los que le anunciaban corta vida en el entorno UPC. Santos no sólo se mantuvo como secretario de Turismo durante los cuatro años de Schiaretti, sino que se quedó otros cuatro años con De la Sota, en la Agencia.

Con el paso del tiempo se consolidó en el gobierno, y ni siquiera el cuestionado Carnaval Cuartetero que organizó en el verano de 2013,y que terminó bajo investigación de la Fiscalía Anticorrupción, pudieron horadar su carrera en el delasotismo.

Al cabo, los radicales dejaron de considerarlo correligionario y los peronistas lo adoptaron como un propio lejano. Ayer, en los pasillos de la Casa Rosada aseguraban que su encumbramiento “no es parte del cupo” de radicales en el nuevo Gobierno nacional y juraban, no sin ponzoña, que su llegada a la mesa amplia macrista fue más de la mano de un empresario y conductor de una masiva radio cordobesa que de los trapos rojiblancos.

 

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