Santos cede para acelerar un nuevo acuerdo de paz

Santos cede para acelerar un nuevo acuerdo de paz

Negocia con la oposición otras condiciones y traslada la presión a las FARC.

Los dos políticos más poderosos del siglo XXI en Colombia se reencontraron ayer en una reunión histórica en la Casa de Nariño, forzada tras la victoria del inesperado no al acuerdo de paz en el plebiscito del pasado domingo, que conmocionó al país y a la región.

El presidente Juan Manuel Santos y su antecesor Álvaro Uribe encabezaron las dos delegaciones que buscan un nuevo tratado mediante "ajustes y proposiciones que vinculen a la totalidad de los colombianos", según subrayó el líder opositor. "Debemos deponer los antagonismos y unirnos por el bien común", dijo tras la reunión Santos, que busca acelerar la renegociación del acuerdo.

"Estamos muy cerca de lograr la paz estable y duradera, con un apoyo ciudadano más amplio... La vamos a alcanzar", agregó Santos, que sorprendió a la guerrilla al extender el alto el fuego sólo hasta fin de mes, una forma de presión directa. "¿De ahí en adelante sigue la guerra?", se preguntó ayer Timochenko, jefe de una guerrilla en la que empiezan a aparecer divisiones sobre cómo seguir.

Santos y Uribe acordaron crear una comisión, formada por los tres negociadores opositores y tres del gobierno; se reunirán hoy mismo.

Su cometido es "buscar caminos para la unión" -añadió el mandatario- y analizar "todas las inquietudes" para llevar a Cuba un acuerdo con ajustes para que sea contemplado por la guerrilla.

"Escuchamos por cerca de cuatro horas con mucha atención sus inquietudes -dijo Santos al término de la reunión con Uribe-. Todo esto deberá, como es natural, ser tratado con la delegación de las FARC en La Habana."

Durante la reunión, el ex presidente estuvo acompañado por su triunvirato negociador, los precandidatos presidenciales Óscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes e Iván Duque. El presidente, en tanto, estuvo flanqueado por Humberto de la Calle, que discute en La Habana la nueva situación con los comandantes guerrilleros; la canciller María Ángela Holguín, y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.

"Perseverar, perseverar y perseverar", insistió el presidente en un proceso que estará marcado por la "celeridad sin sacrificar el análisis profundo", añadió Holmes

Fue Uribe el encargado de detallar las inquietudes de un nuevo acuerdo: protección a los guerrilleros que no están inmersos en delitos de lesa humanidad, "alivio judicial" para militares y policías, la retirada de la elegibilidad política a los acusados de delitos atroces, el reconocimiento de todas las víctimas de las FARC y que la "justicia sea mejorada pero no sustituida".

La delegación del no insistió en que los acuerdos no deben ser llevados a la categoría especial ni deben ser homologados con un acuerdo internacional. "Es mejor la paz para todos que un acuerdo débil para la mitad de los ciudadanos", remachó Uribe.

Seis años después, y una vez en el palacio presidencial, Santos se dirigió hacia Uribe, que se encontraba al otro lado de la mesa, ante la mirada de los presentes y la persecución de las cámaras. Le tendió la mano y esbozó una sonrisa ligera, frente a la seriedad del antioqueño. En la solapa de su saco tenía un pin con una paloma de la paz, la misma que profundizó las diferencias entre dos aliados ahora irreconciliables.

Hasta diez veces, según cálculos gubernamentales, fue invitado Uribe a la Casa de Nariño durante los seis años de gobierno de Santos.

Tregua

Pero si a alguien se extrañó en la cumbre de ayer fue precisamente a los comandantes de la guerrilla, que reaccionaron con sorpresa tras conocer el plazo impuesto por Santos, 31 de octubre, para el final del cese del fuego "bilateral y permanente".

"¿De ahí para adelante continúa la guerra?", contestó "Timochenko", mientras el número tres de la organización, Pastor Alape, ordenaba el repliegue de los guerrilleros a "sitios seguros para evitar provocaciones de quienes se oponen a los acuerdos de paz".

En última instancia, la notificación de Santos no presupone un anuncio de regreso a las hostilidades, ya que se puede renovar todas las veces que haga falta, como explicó el presidente, que agradeció a la ONU su permanencia en los territorios elegidos como zona de pacificación.

Sin embargo, persisten grandes incógnitas tras la sorpresa electoral, la principal es qué pasa ahora con los guerrilleros. Las noticias son muy confusas sobre la situación de esos miles de combatientes que se desplazaban hacia las zonas de concentración, donde se tenía previsto iniciar el desarme. Según medios locales, en zonas como Cauca y Caquetá miembros de las FARC estarían regresando a sus escondites.

La postura de fuerza de las FARC se mantuvo ayer en La Habana, sin noticias de los primeros encuentros con los enviados presidenciales, Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo. Los comandantes apostaron por movilizaciones callejeras para demandar el cumplimiento del acuerdo, ante la "victoria pírrica" del no.

Pero según medios locales la unanimidad en el secretariado de las FARC no sería tal. Iván Márquez, número dos, estaría apostando por una Asamblea Constituyente, mientras Pastor Alape, encargado de impartir órdenes a sus hombres en el país, estaría dispuesto incluso a aceptar algún ajuste en el acuerdo final.

La voz disonante procedió de Caracas. "Suenan otra vez los tambores de guerra", clamó Nicolás Maduro, que alertó a las fuerzas armadas ante la posibilidad de que se reanude la guerra en Colombia.

Cinco escenarios que abrió el no

El proceso de paz quedó en una zona de incertidumbre

1 - Revisar y renegociar los acuerdos de paz: La revisión de los acuerdos para renegociar los puntos más sensibles (justicia y participación política de las FARC) es considerada la alternativa más simple y viable jurídicamente

2 - Reforma de la Carta Magna: La Asamblea Constituyente es una opción compleja porque sólo puede convocarse a través del Congreso o de un referéndum. Como solución de corto plazo es inviable

3 - El Congreso refrenda el acuerdo: El Congreso podría implementar el contenido de los acuerdos de forma autónoma. Según expertos, es una opción viable porque el plebiscito es sólo vinculante para el presidente

4 - Impasse hasta los comicios de 2018: Es otro escenario probable. Esperar hasta las elecciones presidenciales de 2018. Hay riesgo de que en ese tiempo se produzcan disidencias en las FARC y vuelvan a la clandestinidad

5 - Fin de la tregua y vuelta a la guerra: Es la alternativa más dramática. Si bien poco probable porque todos reconocieron que el uso de la fuerza no sirve, podría ser una consecuencia del desgaste ocasionado por las otras opciones

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