Salta, el reverso del eslogan: tan linda que enamora, tan compleja que preocupa

La provincia norteña, que abrirá el próximo domingo el cronograma electoral, es un muestrario de contrastes sociales; el gobernador Urtubey, que va por su reelección, responsabiliza por los déficits a su antecesor, Romero, su rival electoral

LTA.- "Salta, tan linda que enamora." El eslogan habla de una de las provincias con mayores atractivos turísticos del país. Pero el reverso de la moneda muestra muertes por desnutrición, la tasa por habitante más alta de femicidios y salarios promedio por debajo del mínimo vital y móvil, y todavía graves problemas de infraestructura.

En este contexto, seis fórmulas por igual cantidad de partidos o frentes electorales competirán el próximo domingo en unas primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) con la única obligación de superar el piso de 1,5% que les permitirá llegar a las elecciones del 17 de mayo.

La primaria será así una enorme encuesta para medir fuerzas entre el gobernador Juan Manuel Urtubey, que busca su re-reelección, y el senador por el peronismo disidente Juan Carlos Romero. Entre los dos gobernaron Salta los últimos 20 años.

El trotskista Claudio del Plá quiere terciar en la discusión. Muestra como antecedente el 19% del Partido Obrero en las legislativas de 2013.

La situación de esta provincia es motivo de controversia. En febrero último salieron a la luz las muertes por desnutrición de dos niños aborígenes del noroeste provincial, que elevó a siete la cifra de decesos desde agosto último. Fue la segunda crisis por esta causa en cinco años.

 La semana pasada, se conoció un informe del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico, de la Universidad Nacional de Salta, que cifra en 35% el índice de pobreza de la provincia y que ubica al 16% de los salteños sin agua potable y al 21% viviendo en condiciones de hacinamiento. Para más datos, el economista y director del instituto, Jorge Paz, agrega: "Quiero aclarar que éstas son estimaciones de la zona urbana, no de las zonas rurales". En otras palabras, los números podrían ser peores.

Urtubey se defiende. No niega los casos de desnutrición y que la provincia no sólo tenga su salario promedio (3000 pesos) por debajo del mínimo vital y móvil, sino que tampoco supera la media en PBI per cápita.

Pero pide tomar en cuenta el punto de partida de su gestión. "Venimos creciendo un punto y medio por arriba de la media nacional, pero eso no alcanza porque venimos de muy atrás", sentencia el gobernador en diálogo con LA NACION.

Los cañones de Urtubey apuntan a Romero, su antecesor en el cargo por tres mandatos consecutivos, a quien acusa de haber encarnado "un modelo de dominación en términos económicos y productivos en una Salta con una fuerte concentración en grupos oligopólicos".

Hasta 2012, las cifras oficiales hablaban de un 12% de desnutrición en la población de niños menores de un año. Desde esa fecha hasta ahora, el índice se desplomó al 1,3%.

Por eso, la médica María Lapasset sostiene que "no se puede confiar en los datos del Ministerio" de Salud provincial y afirma que por "cada chico muerto debe haber centenares de desnutridos y un daño neurológico que es irreparable".

Lapasset es candidata a diputada nacional por el Frente Popular (referenciado a nivel nacional en Víctor De Gennaro) y denuncia que sólo entre los aborígenes de la misión jesuita de Pichanal se registraron 35 muertes por desnutrición. "La causa es la pobreza y la indigencia, pero también lo es el déficit de agua potable, de cloacas y de infraestructura vial, que los aleja de los centros de atención médica", explica.

Romero reconoce ser parte del problema, pero contraataca. "Desnutrición siempre ha habido; lo que no había antes tanto eran los brotes de muertes, y eso es porque se abandonó la atención primaria de la salud", afirma.

Sin embargo, Urtubey dice que su gestión produjo "la reducción de mortalidad infantil más grande de la historia de Salta", y sentencia: "El hambre no comenzó en 2007; en 2007 empezó la lucha contra el hambre".

Otras de las problemáticas que vive la provincia es el avance de la inseguridad y del narcotráfico. "Sólo en la zona de Orán hay cuatro mil personas que viven del bagayeo, de ser pasadores en la frontera", denuncia Del Plá. El gobierno se defiende citando casi medio millón de causas resueltas. La contrarréplica dice que esos expedientes son en su mayoría por tenencia y casi ni hay por microtráfico, una de las modalidades que avanza en la provincia. "La Nación liberó las fronteras", se queja Romero.

El candidato a gobernador del PO también introduce el tema de la impunidad y del control de la Justicia por parte de Urtubey. "El caso emblemático es el crimen de las turistas francesas", destaca Del Plá, en referencia a las irregularidades registradas en el proceso penal, a lo que suma "muchos casos de gatillo fácil y la cobertura de amigos del poder" involucrados en delitos.

Esto llevó a la creación de una Asociación de Víctimas de la Impunidad, que marcha todos los viernes en el centro de esta capital provincial en reclamo de justicia. Según cuenta a LA NACION Raúl Córdoba, padre de una víctima fatal de un accidente vial, la organización lleva registrados más de 140 casos, entre ellos, los femicidios de Cassandre Bouvier y Houria Moumni y otros menos conocidos, pero igual de horrorosos, como el de Cinthia Fernández.

El tema de las muertes por violencia de género es grave. Según cifras oficiales, el año pasado se registraron 21 casos, igual que en Córdoba y sólo superada por Buenos Aires, con 95. Sin embargo, la tasa de casos por cada 100.000 habitantes (1,7) pone a Salta en el primer lugar de este infausto ranking.

Por último, Bettina Romero, hija del ex gobernador y presidenta de la Fundación para el Análisis y la Reflexión de la Argentina (Fundara), señala el avance del paco y el deterioro de las condiciones sociales de la provincia. "Con Urtubey la tasa de mortalidad infantil llegó a un 17,2%, la más alta del país; y hoy, en Salta capital, 3 de cada 10 hogares sólo cenan una taza de mate cocido", sostiene.

Urtubey muestra cifras encontradas. "Mido mi gestión en los indicadores sociales, sobre todo los más vulnerables: reducción de la mortalidad materna, la más grande de la historia; de la mortalidad infantil; de la desnutrición infantil, y los altos niveles de vacunación y de escolarización", concluye.

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