La ruta 8, una obra esperada que se volvió peligrosa

La ruta 8, una obra esperada que se volvió peligrosa

Los trabajos están paralizados desde hace poco más de 20 días. Los retomarán esta semana. Pero la falta de señalización, luces, semáforos y los desniveles provocan un riesgo constante.

La obra de la ruta 8, la más esperada por los vecinos, se transformó durante su ejecución en la más peligrosa. La falta de semáforos, señalización y luces, provocan un riesgo constante en los cruces más complicados.

Eso ocurre en la intersección de ese camino con las calles Chile, en La Lonja, al igual que en el cruce con Las Magnolias, en el kilómetro 50. En ambos casos, los rodados giran desde las dos manos e incluso se meten en la ruta sin contar con indicaciones.

Además, la falta de iluminación, los desniveles y el ensanche y angostamiento del camino, demarcados con tambores de chapa, hacen un combo de peligro constante, sobre todo por las noches.

Mañana, tras 20 días de paralización por vacaciones, la empresa constructora retomará los trabajos, mientras que a media semana, autoridades de Obras Públicas del Municipio se reunirán sus pares del Gobierno nacional, para ponerse al tanto de cuáles serán los pasos a seguir del proyecto.

“Nosotros auditamos y pedimos intervenir en la designación de paradas de colectivos, dársenas y trabajos hidráulicos, el resto es todo bajo la dirección de Nación”, explicó el titular de la cartera local, Guillermo Iglesias.

En un recorrido desde Del Viso hasta el K50, El Diario observó el estado del camino y dialogó con algunos vecinos de la zona que si bien mostraron satisfacción por los arreglos de la ruta, pero también remarcaron el peligro que provocan los trabajos no terminados.

Viniendo desde José C. Paz, la ruta está en obra hasta el barrio Pinazo y desde ahí, sigue tan destruido como siempre hasta la curva conocida por la explanta avícola San Sebastián. Allí comienza el tramo de riesgo, en el cruce con la calle Chile, donde atravesarla a pie sin semáforo es un peligro latente. Pero hacerlo en auto parta tomar la ruta o unirla con la Panamericana por esa arteria, es toda una odisea.

“Lo difícil de verdad son los días de semana y ahora que no hay clases y no vienen los agentes de Tránsito mucho más”, respondió entre risas Cristián, vecino del barrio La Carbonera que esperaba para cruzar corriendo.

    

Desniveles

En el cruce de la calle Chile, además de todos los riesgos, la diferencia en la calzada es más que notoria y los autos deben frenar a cero para pasar de un lado a otro. Eso también provoca maniobras riesgosas y demoras.

Similar es la situación en Las Magnolias, donde si bien se hicieron dársenas de giro, la falta de semáforo deja un caos importante para salir y entrar a la ruta 8.

Pero además de los cruces, en el recorrido se puede ver la inexistente demarcación de la cinta asfáltica, en algunos tramos las manos están separadas por tambores de 200 litros pintados de anaranjado y blanco, pero sin señalizar.

Incluso en un desagüe, a la altura del kilómetro 49, donde  hay supermercado, no hay banquina, ni paso para los peatones, obligándolos a caminar por la ruta, junto con los vehículos, poniendo en riesgo su vida.

“Es que no te queda otra, ese vecino con el nene no tiene lugar por donde cruzar, los autos tienen que frenar y algunos te tocan bocina y no frenan los desgraciados”, remarcó María Inés, vecina de la zona que aseguró haberse alegrado mucho cuando vio que comenzaban los trabajos.

El último escalón de riesgo está, en lo que por el momento es el final de la obra, a la altura de la ruta 234, en el cruce de Derqui, el asfalto tiene una diferencia mayor a los 3 centímetros, pero no hay señalización y los rodados se lo encuentran de golpe, literalmente. 

Avance

Consultado por El Diario, el secretario de Obras Públicas del Municipio, Guillermo Iglesias, aseguró que “la obra está avanzada y esta semana conoceremos los plazos”. 

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