Rumbo político sin afectar economía

En 1990 se volvió famoso por su programa financiero dentro del gobierno de la Presidenta Violeta Barrios de Chamorro, y su innovación monetaria concretada en el llamado “Córdoba Oro”. Adversario de las políticas económicas del Frente Sandinista en los años 80; hoy, Francisco Mayorga, expresidente del Banco Central de Nicaragua, BCN, es uno de los asesores presidenciales de Daniel Ortega y representante de Nicaragua ante el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
Ahora las cosas son totalmente diferentes a los años 80, advierte Mayorga, al tiempo que descalifica al sistema “neoliberal” representado, según él, en los gobiernos de Arnoldo Alemán (1997-2002), y Enrique Bolaños (2002-2007)

Optimista hasta el punto de creer que si el presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías pierde el poder, la cooperación de ese país con Nicaragua se mantendrá inalterable; además, tampoco vislumbra que el Presidente Daniel Ortega, con la arrolladora mayoría que obtuvo en la Asamblea Nacional en los comicios del pasado 6 de noviembre, tenga la intención de cambiar las reglas financieras y económicas a través de reformas tributarias que pudieran ahuyentar la inversión nacional y extranjera.

Tan seguro está de todo eso el asesor presidencial Francisco Mayorga, que hasta señala que “este gobierno va por el camino correcto” y, siguiendo las palabras del Presidente Ortega “si venimos haciendo todo correctamente, ¿por qué cambiar ahora?”.

Mayorga, un acérrimo crítico del primer gobierno de Ortega en los 80 en torno a sus políticas económicas y financieras, hoy, se ha convertido en el principal defensor de los actuales lineamientos en ambas materias por parte del mandatario nicaragüense, y responsabiliza a los “anteriores gobiernos neoliberales” de haberse olvidado de los más pobres y manejar políticas equivocadas en aspectos sociales y agropecuarios.

¿Cómo valora el período del presidente Daniel Ortega en materia económica?

En los cinco años anteriores Nicaragua entró en un proceso de transformación económica y social; fue una transformación gradual que se ha manifestado primero en un crecimiento sostenido de la producción y las exportaciones -todavía no es el crecimiento que todos deseamos-; pero también se ha manifestado en la reducción de la pobreza extrema, y esto significa que hay un robustecimiento del sector privado y una distribución del rendimiento económico.

Contar con recursos del ALBA ha significado para el Gobierno la posibilidad, no solo de reducir la pobreza extrema, sino también apoyar a la pequeña y mediana producción, de forma que parte del proceso de cambio consiste en que está surgiendo una clase media rural. Con el auge de las exportaciones, el crecimiento de los precios y los volúmenes, hay una gran cantidad de mediano y pequeños productores que han prosperado.

¿Sin embargo, estas políticas económicas, no han ido en detrimento de la clase media urbana?

La clase media urbana no ha sido perjudicada, pero todavía no ha visto los mejores réditos de este proceso de transformación y cambios. En otros países se enfatiza el robustecimiento de la clase media urbana, pero siendo que nuestros principales recursos están en el agro, es natural que el énfasis se diera, en una primera etapa, en la generación de riqueza en el campo, y esa generación de riqueza que anteriormente se le succionaba al campo y se llevaba a las ciudades, no está sucediendo. Esta riqueza se está acumulando en el campo, en un nuevo enfoque.

¿Qué se puede esperar en materia económica en los próximos cinco años?

En la medida en que esa riqueza se vaya acumulando en el campo, se irá filtrando hacia la ciudad. Esta es una nueva visión, y yo creo que en los próximos cinco años eso se pondrá en evidencia.

¿Además del campo, en qué otras áreas se enfatizará en el próximo período?

La idea del Gobierno para los próximos cinco años es seguir por este mismo camino, pero haciendo más y haciéndolo mejor; es decir, ampliar los programas sociales pero mejorando su focalización en los sectores más vulnerables, aquellos que requieren más apoyo y asistencia.

En lo de la focalización quiere decir es que a veces la ayuda va, pero no necesariamente cae en los sectores que más lo necesitan, sino que se filtran a otros…

¿A qué se debe eso?

Son problemas que se dan normalmente cuando se echa a andar un programa masivo que tiene canales de distribución y los canales no necesariamente cumplen su objetivo; entonces, el mejoramiento consiste en afinar la puntería, en este caso, de los canales de distribución de la ayuda; y el efecto de esto será continuar reduciendo la pobreza extrema.

¿Cuál ha sido el impacto de estos programas?

Si la pobreza extrema se redujo en un 40% en los últimos cinco años, en los próximos cinco años podría llegar a reducirse al mínimo posible, lo que significaría que habría unas 150,000 familias más que pasarían de la pobreza extrema a la pobreza y eso es cambio en el bienestar de la gente.

¿Cree que se sentirá ese cambio de la pobreza extrema a la pobreza?

Creo que sí, y el más visible es el Plan Techo, que ha favorecido a más de 150,000 familias, significa que antes había 150,000 familias que tenía techo de plástico o techo de palma y ahora tiene techo de zinc. Ese es un cambio importantísimo, claro, para nosotros y para quienes lean esta entrevista, que le cambiaron el techo de plástico a una familia y se lo pusieron de zinc lo que significaría es que ahora tendrán mucho calor, pero es un cambio importante para la gente; es como la diferencia entre andar descalzo y andar con zapatos; son cambios importantes desde el punto de vista de la dignidad humana.

¿Pero qué puede esperar la clase media urbana en los próximos cinco años?

En los primeros cinco años el único alivio que tuvo la clase media urbana es el bono solidario, los salarios se defendieron. El Gobierno logró mediante una concertación entre trabajadores y empleadores, defender el salario, lo que significó que 150,000 familias de empleados públicos recibieron el bono solidario, que además aumentó.

Por supuesto hay muchos jóvenes sin empleo, muchos profesionales con muy poco acceso al empleo y la solución el Gobierno la ha visto en la inversión privada; y todo el marco de la seguridad jurídica se ha venido afianzando en el sentido de garantizar a los inversionistas de que pueden venir a Nicaragua y pueden desarrollar sus empresas y participar de este modelo, donde hay beneficios sociales y donde al trabajador se le trata con dignidad y que pueden obtener ganancias y que esas ganancias las pueden repatriar o las pueden reinvertir, que sería lo mejor.

¿Pero qué tan sostenible es este modelo?

He visto más entusiasmo en los inversionistas extranjero que en los nacionales en los últimos cinco años, pero creo que eso cambiará, y en los próximos cinco años también los inversionistas nacionales se irán dado cuenta de las oportunidades que el país ofrece y de que no hay riesgos importantes excepto los riesgos naturales y comenzarán a invertir más y hasta entonces es que se empezarán a ver los beneficios a la clase media, pero la clase media urbana tiene que estar atenta a las oportunidades que deben ser creadas por el sector privado, porque el Gobierno no tiene soluciones mágicas para todo.

Todos estos programas dependen de la ayuda venezolana, ¿no cree que un posible en el Gobierno de Venezuela termine perjudicando a Nicaragua?

La cooperación venezolana es tradicional, gobiernos de distintos signos siempre han financiado y no solo Nicaragua, sino también a otros países centroamericanos, parte de la factura petrolera. Esa cooperación no es novedad, lo que sí es novedad es el modelo que se ha implementado y que parte de esa cooperación es donación.

La innovación que hizo (Hugo) Chávez en el modelo de cooperación con Nicaragua es que una parte se convirtió en donaciones, y una parte se convirtió en inversión venezolana, esas inversiones seguirán su rumbo y habrá que ver en la eventualidad, en ese escenario hipotético, que veo muy poco probable que haya un cambio de gobierno en Venezuela; en caso contrario, Nicaragua tendría que negociar la forma en que continuará esa cooperación.

Política no perjudicará economía

Para Francisco Mayorga, la política no perjudicará la economía del país, y tampoco cree que la comunidad internacional vaya a reaccionar negativamente cortando la ayuda financiera a Nicaragua

¿No cree usted que la parte política, particularmente las irregularidades denunciadas en los procesos electorales municipales de 2008 y más recientemente el del 6 de noviembre, influirá negativa en la inversión y cooperación?

El Gobierno de Estados Unidos acaba de anunciar a la nueva embajadora, y el Gobierno de Nicaragua, tengo entendido que ya dio el beneplácito, eso significa que son relaciones cordiales… Por otro lado, el embajador europeo (Mendel Goldstein) dijo que la cooperación europea continuará. Esto significa, desde el punto de vista pragmático, que si bien pudo haber algunas anomalías e imperfecciones, nuestro sistema electoral, como todos los sistemas electorales del mundo tiene que ser mejorado y estoy seguro que el Gobierno acogerá algunas de ellas, que también cuestan mucho.

Pero hay muchos señalamientos a la reelección presidencial.

La comunidad internacional y los inversionistas sabían de antemano que Daniel Ortega ganaría las elecciones y que ganaría abrumadoramente; los detalles de cuántos votos por aquí y cuántos votos por allá, no le quitan fuerza y robustez a la democracia de Nicaragua.

Hay países, como China, que tiene un régimen de partido único, donde no hay elecciones y que tienen los mayores flujos de inversión extranjera en la historia de la humanidad, de manera que no veo cómo, que por algunos problemas que haya habido en una elección y que no tergiversaron la voluntad popular, se vaya a traducir en una inquietud en el inversionista.

¿Qué diferencias encuentra entre el Gobierno que conoció usted de los 80 del Frente Sandinista, cuando asumió la Presidencia del Banco Central con el Gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, y este Gobierno del Frente Sandinista?

En 1989 la economía se encontraba en un estado desastroso y el jefe del gabinete económico era Sergio Ramírez Mercado, y era el que tomaba esas decisiones, él era el hombre que estaba a cargo de la economía y esa economía era un desastre, primero por la guerra, ninguna guerra te deja tener una buena política económica en ninguna parte del mundo, en ningún lugar de la historia; y, en segundo lugar, el modelo económico que se trató de desarrollar en ese momento no funcionó.

Ese modelo dio resultado solamente en la parte social, en el sentido de que estableció la reivindicación de los derechos de la gente humilde a la propiedad, la vivienda, la salud, la educación y al empleo, todo eso quedó como herencia de la Revolución. Desafortunadamente los avances que dejó la Revolución en materia de Reforma Agraria fueron objeto de una contrarrevolución, es decir, una contrarreforma agraria en los tiempos de Toño (Antonio Lacayo) y Arnoldo Alemán.

¿Y ahora cómo cataloga el modelo económico?

En los años 80 prevalecía en la economía la hiperinflación, el racionamiento, el control del Estado sobre los medios de comunicación y una postración de la actividad económica. Al cumplirse los primeros cinco años de este nuevo episodio de la Revolución, hay una transformación conforme a una nueva realidad internacional y nacional; antes había hiperinflación, ahora hay estabilidad económica, antes la moneda no valía, ahora la moneda está sólida; antes había racionamiento, ahora hay libertad de mercado y libre empresa y, por último, el motor de la economía ya no es el Estado, sino el sector privado.

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