Rojas dijo que el trato era purificar a Leda y piden dos nuevas imputaciones

Rojas dijo que el trato era purificar a Leda y piden dos nuevas imputaciones
En su indagatoria, el remisero aseguró que la maestra jardinera iba a ser sometida a “un baño de sangre” similar al que le habían realizado a él, la noche anterior, pero que los otros cuatro imputados terminaron asesinándola.

Rojas dijo que el trato era purificar a Leda y piden dos nuevas imputaciones

Publicado el 28/08/2012 - “Casi 15 minutos después de estar en la oscuridad y sentir que Fabiana se quejó y quedó en silencio, me hicieron subir en el auto. No mires para atrás, me dijo la gorda (Lucrecia Ledesma). O el espíritu te va a buscar y vos serás el puente...”.

El relato corresponde a Mario Rojas, el remisero ex pareja de Leda Fabiana Raimundi, quien afirmó en la indagatoria, frente al juez Ramón Gómez y la fiscal Norma Morán: “Yo la amaba. Me duele que haya muerto y sentir que fue por mi culpa”.

La docente fue encontrada desfigurada la mañana del 15 de agosto, en un camino que une Beltrán con Villa Robles.

Así como el de Rojas, la Justicia tiene documentados -en cuatro cuerpos- las versiones de Guillermo “Turco” Pereyra y Gabriel Brandán. Sólo se abstuvieron de declarar la mae Lucrecia Ledesma y su hijo Luis Esteban Ledesma.

La historia

De acuerdo con el expediente (cuyas copias ya están disponibles para los abogados), Rojas declaró: “Yo seguía saliendo con Fabiana. Y esa noche (14 de junio) tuvimos sexo en el auto”, ahondó Rojas

“Ellos (el grupo) me dijeron que yo andaba flaco porque me habían hecho un mal. Me prometieron que me curarían o un espíritu iba a terminar con mi vida. Antes, a mí me hicieron un ritual con un baño de sangre, hojas de acero y muchos maíces. Esa noche, había que hacer lo mismo con ella”, continuó.

“Ellos me han dicho que inventarían, simularían un asalto. Y que después íbamos a estar bien. Yo les creí porque en todo momento decían que unos espíritus se apoderaron de ella y de mí. Y que me pondría más y más flaco y todo me saldría mal”, profundizó Rojas.

“Después, todos subimos al auto y Fabiana empezó a ponerse mal. Le pusieron un trapo (rejilla) en la boca. Sentí que algo no andaba bien. La gorda me acariciaba la cabeza diciéndome tranquilo, tranquilo. Todo va a salir bien. Ya vas a estar bien”.

“Me la quitaron”

Ya en Villa Robles, en la oscuridad, “me la quitaron. Fueron como 15 minutos en que me apartaron. Me pusieron de espaldas y rodillas. Creo, uno de los changos (quizá el hijo de Lucrecia) me puso algo con punta en el cuello. Sentía que Fabiana se quejaba. Después se calló”, agregó el remisero.

“No he visto quién, pero sí sabía que algo malo le habían hecho. Tranquilo, todo va a estar bien, me seguía repitiendo la gorda. Yo empecé a enloquecerme. Los agarré a patadas a todos, pero no pude hacer nada”, indicó.

“Cuando deciden volver, me dijeron que no mire para atrás, o el espíritu iba a venir a buscarme y yo iba a ser el puente”, afirmó.

“Horas después, se reunieron en la Yrigoyen (estación de servicio) y se pusieron a festejar. A mí ya no me hablaban. Sí hablaban entre ellos. Fui a entregar el auto y a dormir a casa. Por dentro ya sabía que Fabiana estaba muerta. Limpié mi zapatilla de tierra, pese a que dicen que tenía sangre. No es así. Era herrumbre”, enfatizó. l

Tapa Impresa

Comentá la nota