Rocchia Ferro, Caty Lonac, José López y los cupos de alcohol de YPF

Rocchia Ferro, Caty Lonac, José López y los cupos de alcohol de YPF

La asociación de los empresarios procesados por contaminación Jorge Rocchia Ferro y Caty Lonac con el funcionario José López para promover su candidatura a gobernador de Tucumán ocultaría fuertes intereses.

En los últimos días, Lonac sorprendió al irrumpir en el escenario político tucumano, autopostulándose como posible candidata a un cargo electivo, y proponiendo a López, secretario de Obras Públicas de la Nación, como gobernador en 2015.

“No tengo dudas de que José Francisco López tiene que ser el futuro gobernador de la provincia”, lanzó Lonac, en un acto realizado en su propio hotel Catalinas Park.

López, en tanto, mostró que sus planes son de largo alcance. "Tenemos que planificar juntos, con una mirada amplia, los ejes estratégicos de desarrollo provincial para el 2030”, expresó.

Por su parte, Rocchia Ferro -investigado por contaminación ambiental y evasión, y en convocatoria de acreedores- complementaría el accionar de su esposa en favor de López como próximo mandatario de Tucumán.

La Universidad San Pablo-T, propiedad de Lonac, sería la "usina intelectual" del proyecto. También serviría para mejorar relaciones con algunos jueces que investigarían al ambicioso matrimonio.

Rocchia Ferro en los últimos años mantuvo estrechas relaciones con el poder alperovichista, y en los últimos tiempos viene apostando fuerte a su relación con "Lopecito", quien es segundo de Julio De Vido en el Ministerio de Infraestructura.

En esa cartera se definen, a través de la Secretaría de Energía, los valiosísimos cupos para producir el alcohol que obligatoriamente se debe adicionar a las naftas en la Argentina.

Cada decisión política en esta materia supondría decenas de millones de pesos a favor de una u otra empresa.

El cupo de YPF es el más buscado, y resultaría de trascendental importancia para las destilerías de alcohol que funcionan a la par de muchos ingenios azucareros tucumanos.

Según las malas lenguas, los empresarios con mejores vínculos con el poder supuestamente conseguirían los cupos más voluminosos para hacer alcohol con caña de azúcar en sus ingenios tucumanos, pero luego fabricarían ese alcohol con melaza de maíz que traerían desde Córdoba y Buenos Aires.

La caña que debería ir a la producción de alcohol en realidad se usaría para fabricar azúcar negro, en sociedad con los dueños del poder.

El cupo de alcohol de YPF, destinado a favorecer las economías regionales, terminaría engordando el bolsillo de los más pícaros, castigando al empobrecido cañero por la invasión de azúcar ilegal y burlando el espíritu del programa de biocombustibles.

Luego, algunos de estos empresarios aparecerían por televisión en los programas oficialistas de la mañana, proclamándose como los defensores de la industria azucarera de Tucumán. 

Un negocio redondo que apuntaría a acelerarse con vistas a las elecciones de 2015.

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