Robaron más de 600 mil pesos de una distribuidora: un detenido

Robaron más de 600 mil pesos de una distribuidora: un detenido

La Policía logró recuperar el botín y secuestrar armas y prendas que vestían los ladrones.

Según la Policía, Víctor Hugo Rodríguez intentó zafar, y no pudo. Esta tarde, cerca de las 17, corrió, divisó una obra en construcción en Rioja casi 9 de Julio y entró a esconderse. Vio a alguien que trabajaba y le pidió “que lo ‘aguantara’, porque había tenido un problemita”. El percance, al parecer, era que escapaba de la distribuidora “La Serenísima”, de la que habría robado más de 600 mil pesos con al menos cinco cómplices armados, y necesitaba no ser descubierto. El obrero, extrañado, llamó a la Policía. Unos minutos después, un efectivo identificó a Rodríguez como el ladrón que lo había golpeado y le había robado el arma cuando entraba a hacer un servicio adicional en ese comercio. 

Las primeras averiguaciones indican que Rodríguez es de Río Cuarto y tiene 50 años. Dos agentes de la División Investigaciones fueron a la dirección indicada por el obrero y comenzaron a interrogar a Rodríguez, informó el jefe de esa división, subcomisario Omar Talquenca. La Policía, alertada del golpe, ya estaba en las inmediaciones.

Los efectivos notaron rápidamente que el hombre estaba perturbado: más preguntas le hacían, más nervioso se ponía. Con la sospecha de que podía tener algo que ver con el atraco, uno de los ellos fue a buscar a Adrián Padrón, el agente de Comando Radioeléctrico que fue atacado cuando entraba a cubrir un servicio adicional.

Apenas lo vio, Padrón lo reconoció. Él entraba cuando se cruzó con el ladrón, que iba de salida. Éste “le dijo ‘tené cuidado, que adentro hay tipos armados’. Después le pegó y le sacó la pistola 9 milímetros reglamentaria”, resumió Talquenca. Cuando lo requisaron, Rodríguez tenía el arma del agente, aseguró.

Los investigadores aún no habían trazado de modo completo la secuencia del asalto y no tenían todos los detalles: aún le tomaban declaración a los responsables de la firma y empleados, explicó el jefe policial. Trabajaban a contrarreloj: tienen 24 horas para entregarle el sumario a la juez Penal Nº 3 Virginia Palacios, quien indagaría mañana al cordobés.

Talquenca refirió que en el local había “unos 20 empleados” cuando la banda irrumpió. Los asaltantes iban tapados con gorras de lana y otras con visera, y en las manos llevaban guantes y armas de puño cortas.

“Una señora que se presentó como contadora o encargada de la parte administrativa contó que la caja fuerte donde estaba el dinero estaba abierta. La suma estaba destinada al pago de sueldos de los empleados, el IVA (Impuesto Valor Agregado) y otros gastos. Ellos no abrieron la caja ni golpearon a ninguna de las personas. Sólo los amenazaron con las armas, exigiendo la plata”, dijo.

Según la descripción de los empleados, los ladrones parecían personas de entre 40 y 50 años. “Cuando se les preguntó por las voces, dijeron que no identificaron una tonada en especial. Precisaron que hablaban muy poco, que no todos lo hacían, y que les pareció escuchar la voz de una mujer. Por el modus operandi, es una banda profesional, no es la primera vez que comete un hecho así”, consideró Talquenca.

Por los datos preliminares que tenía el subcomisario, los empleados fueron reducidos y quedaron en una cámara. Explicó que hasta que no tuviera el detalle de las declaraciones no iba a poder explicar cómo salieron, por ejemplo, ni qué sucedió con Padrón después de que fue golpeado.

Lo cierto es que alguien se comunicó rápidamente con la Policía, de tal modo que un par de patrullas del Comando Radioeléctrico llegaron a la distribuidora cuando los asaltantes aún estaban en la zona. Unos minutos después, fueron otras. En total, unos 15 móviles de esa área desplegaron un operativo “cerrojo” en las inmediaciones, precisó el comisario Roberto Poggio, jefe del comando.

A juzgar por los indicios que encontraron los agentes, la banda, o parte de ella huyó por el pasaje Sáenz Peña, hacia el oeste. Ahí, en la vereda norte, habían arrojado una gorra de lana negra y otra gris, con visera; al frente había otra gorra negra similar. Luego, doblaron por Chaco, hacia el sur.

En una casa ubicada en la esquina de esa calle y 25 de Mayo, a media cuadra de la puerta norte del Shopping y el estacionamiento de Easy, habían tirado un pulóver de lana gris, negra y blanca, una gorra y una bolsa negra de consorcio. Adentro había un revólver calibre 38 cargado, una parte del sistema de cámaras del local –que la banda se había llevado, en un intento por no dejar rastros– y abajo, el botín. Al parecer, estaba completo.

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