El riesgo eléctrico atraviesa a buena parte de Centenario

El riesgo eléctrico atraviesa a buena parte de Centenario

Hay 2,5 km de la ciudad cruzados por las líneas de alta tensión.

Acá el peligro es cuando llueve. Nunca pasó nada, pero muchos miran para arriba por las dudas”, dice Juan José, uno de los primeros pobladores, que se asentó hace 30 años, a pocos metros la línea de alta tensión que divide en dos la franja de barrios de esta ciudad.

Hace décadas, el sitio era un confín lejano de la trama urbana. Y fue elegido, precisamente, para que los 132 mil voltios atraviesen por casi 2,5 kilómetros la ciudad. Pocos imaginaron que algún día se edificaría justo en las inmediaciones de esas grandes torres de 30 metros de altura.

La Avenida Traful cobra impulso por el descontrolado crecimiento de la inmigración constante. Debajo de las dos filas de torres de alta tensión hay un gran descampado, como un bulevar, que nunca nadie se animó a usurpar.

Permanece árido y despoblado. ¿Las razones? El campo magnético que hay debajo de los cables puede escucharse, en el medio del silencio, como un inquietante zumbido. Para muchos, es mejor estar lejos de los cables de acero que hacerse una casa a costa de correr un gran riesgo.

Es para tanto la inquietud que genera vivir cerca de la alta tensión, que una feria popular (club del trueque que hoy funciona en una plaza) que iba a ubicarse en un predio cercano a ese sector, fue removida varios metros, por el temor planteado por los feriantes. A pesar del peligro al que están expuestos los vecinos, nunca ocurrió una tragedia. Salvo algunos “desubicados” que arrojan cadenas al cableado para generar un cortocircuito y apagón en la ciudad, por fortuna nadie habla de que el magnetismo le ha ocasionado alguna enfermedad a alguien.

Hay antecedentes en otros puntos del país, donde cables de estas características, con descargas, generaron un desenlace fatal, en casas ubicadas debajo de las líneas (no es así en Centenario). En Santa Fe, en agosto de 2014 dos jóvenes recibieron una descarga eléctrica a pocos metros de una línea de alta tensión de la Empresa Provincial de  Energía (EPE), y en noviembre del mismo año la aislación de las líneas colapsó para dar con un rancherío ubicado sobre la línea se seguridad.

En Centenario, las casas se encuentran a unos 20 metros de distancia, pero vehículos y caminantes desafían el campo magnético de los postes y se animan a pasar por debajo de las líneas transportadoras de energía.

Sin embargo, fuentes consultadas del EPEN minimizaron la situación, ya que en muchos lugares de Neuquén hay tendidos como los de Centenario.

“Hay muchas líneas de alta tensión que eran rurales y con el crecimiento urbano quedaron en medio de los pueblos y las ciudades”, explicó un técnico del organismo provincial consultado ayer.

Recordó que en la capital hay casos similares donde nunca ocurrió ningún accidente. “Mientras se mantengan las distancias mínimas, no hay peligro”, aseguró el especialista de la empresa tratando de atenuar la preocupación.

En campaña, fueron muchos los candidatos que propusieron correr todo el sistema eléctrico a la segunda meseta, pero nadie dijo cómo se hará esa millonaria inversión, para que los vecinos estén más tranquilos.

El traslado, casi imposible

Trasladar todo el sistema hasta varios kilómetros hacia la meseta resulta un proyecto casi imposible para el EPEN. Sería costosísimo: cada kilómetro de este tipo de línea llevado por debajo de la tierra cuesta unos 200.000 dólares.

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