Reunión "secreta" del presidente palestino con sus parientes argentinos

Cuando estuvo en el país, Mahmoud Abbas pidió conocer a sus primos, que viven en Córdoba.
El presidente palestino Mahmoud Abbas llegó el mes pasado a la Argentina para afianzar los lazos con la región. Visitó a Cristina Kirchner y otros funcionarios del gobierno y de la comunidad árabe local. Pero tenía otro plan "secreto" en suelo argentino, mucho más ligado a los afectos que a la dura realidad política de Oriente Medio: en la intimidad de un hotel porteño, se reunió por primera vez con sus primos, que viven en un pueblito cordobés y están felices de haberse abrazado con su pariente famoso en el mundo entero.

"Fue un momento muy importante en mi vida. Mi padre hablaba tanto de los familiares que habían quedado en Palestina ... Todavía no puedo creer que lo hayamos conocido", relata a Clarín Munir Fanuz, uno de los primos de Abbas, desde su casa de Villa de Soto, 170 kilómetros al noroeste de Córdoba capital. "Fue muy emotivo para toda la familia ... y más sabiendo que fue por su iniciativa que nació este encuentro. Que sea el presidente y tuviera el interés en conocernos fue muy valioso". La reunión no había trascendido a la prensa.

Cuando el mandatario estaba en Brasil, en una escala previa a su visita a la Argentina el 24 de noviembre, pidió expresamente al embajador palestino en Buenos Aires, Walid Muaqqat, que rastreara dónde estaba la descendencia de su tío Mohamed Fanuz, hermano de su mamá, que había venido a nuestro país en 1913, a los 17 años, para escapar de la violencia que ya desde entonces azotaba a la región.

Fanuz (se llamaba Fanus, con "s", pero a su llegada lo anotaron con "z") se afincó en Villa de Soto, fundó allí un almacén de ramos generales, y participó activamente en la vida pública del pueblo, que hoy tiene unos 8.000 habitantes. ¿Cómo recaló en ese rincón de la Argentina? La familia explica que fue por el parecido del paisaje con Palestina: suelo árido, clima seco y con un sol que, literalmente, raja la tierra.

Allí se casó y tuvo dos hijos, Munir (85 años) y Blanca Fanuz (87), que viajaron a Buenos Aires junto con su descendencia a ver a su primo, presidente de la Autoridad Nacional Palestina desde 2005, tras la muerte de Yasser Arafat.

Cuentan que, a pesar de que nunca los había visto, Abbas tenía un profundo conocimiento de sus parientes y ofrecía fechas y datos con mucha precisión.

El no habla español, ellos sólo sospechan el árabe, así que hubo traductor de por medio. Reinó la calidez y la espontaneidad. Incluso, en el medio de la reunión, el presidente pidió el teléfono satelital, se comunicó con su esposa y le dijo: "Amina, tomá el teléfono y hablá con tus primos argentinos".

"Abbas habló de los parecidos de algunos de nosotros con los familiares que están allá y quedé muy conmocionado. Su rostro tiene los mismos rasgos de mi padre. Fue retroceder a mi infancia y recordar aquellas historias que contaba papá", se emociona Munir.

Blanca describe a su primo y lo colma de adjetivos: "Es una persona increíble y encantadora, con buen sentido del humor".

El mandatario los sorprendió con regalos: una bolsa enorme para cada uno de ellos con productos típicos como café, bombones, masas y tejidos árabes. Los argentinos devolvieron gentilezas con un poncho, algunos mates y artículos regionales.

Entre las paredes de la habitación presidencial del hotel quedaron lágrimas y una promesa de visita a Palestina. Pero los Fanuz criollos ya se sienten satisfechos por haber abrazado a su primo. Abbas volvió a su tierra, pero parece que los lazos seguirán, más allá de las generaciones. La propia Blanca se esperanza: "Le muestro a mis nietos los videos y las fotos del encuentro y me preguntan de todo. Los más jóvenes ya se han puesto en contacto con sus primos de allá por Internet y van conociendo a la familia. Ha sido todo muy lindo ... ojalá que haya próximos encuentros".

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