Una reunión del Mercosur partida en dos

Una reunión del Mercosur partida en dos

Sesionó la cumbre de los pueblos y hoy se reúnen los presidentes en Mendoza

 La realidad de gobiernos conservadores en la Argentina y Brasil estimuló la realización de una contracumbre justo el día de la muerte de Marco Aurélio García, uno de los constructores de la integración sudamericana.

 

El auditorio entero se paró y aplaudió fuerte, muy fuerte. Y largo. Algunos se hacían repetir el nombre. Otros, que lo habían conocido en persona, hablaban bajito. Los amigos lo lloraban. La noticia de la muerte de Marco Aurélio García, el asesor internacional de Lula y Dilma, recién había llegado a la Cumbre de los Pueblos y la ceremonia de cierre se inició con el recuerdo de García. El minuto de aplausos pedido por la dirigente sindical María Laura Nassif al final duró más. Los delegados bolivianos hasta hicieron sonar los pututos, que son el corno de los Andes. 

El homenaje a uno de los constructores de la integración sudamericana, primero desde el Partido de los Trabajadores de Brasil y entre 2003 y 2016 desde el palacio de gobierno de Brasil, sonó a paradoja. Marco Aurélio, como era conocido en el mundo desde hace décadas sin que hiciera falta decir el apellido, murió a los 76 años justo el día en que, por primera vez, los gobiernos del Mercosur se negaron a cobijar la cumbre social. Así rompieron un hábito de diez años. Terminaron estimulando a que en lugar de una reunión complementaria con los Estados, cientos de delegados de Sudamérica viajaran a Mendoza con un objetivo doble: mantener la tradición y oponerse a los gobiernos.

 

Mientras los cancilleres y los ministros de Economía se reunían en el Hotel Intercontinental, en el centro de Mendoza, donde se encontrarán los presidentes, la cumbre sesionó lejos, en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo. Coordinó la organización el diputado Parlasur del Frente para la Victoria Oscar Laborde. “La suspensión de la cumbre social es injustificada”, dijo en la apertura. El propio Laborde se encargaba antes de la tarea en la Cancillería. “Evidentemente a las elites les molestan Lula, Venezuela, Cristina y los trabajadores”, dijo. Los organizadores dijeron a PáginaI12 que la decisión del Presidente y su canciller Jorge Faurie, quien dijo que no estaban dadas las condiciones para una cumbre social, había redoblado el esfuerzo organizativo. Se encontraron todos los sectores sindicales. Hubo dirigentes de la CGT, de la Corriente Federal (Nassif es la adjunta de los docentes particulares, enrolados en ese sector crítico del triunvirato cegetista), de la Central de Trabajadores Argentinos representados por Eduardo Pereyra y de las distintas franjas del peronismo y sus aliados, desde el diputado nacional Guillermo Carmona a La Cámpora pasando por la Juventud Sindical “Stella Maldonado” o Resistiendo con Aguante.    

La cumbre fue un anticipo a la inversa de lo que con alta probabilidad hablarán hoy los presidentes. Si después del mediodía emiten una condena a Nicolás Maduro, los dirigentes políticos y sociales desplegaron todas las versiones de la solidaridad con Venezuela. 

“Con Hugo Chávez pasó a la inmortalidad alguien que fue un amigo de la Argentina en las malas, cuando la Argentina estaba quebrada, y por eso la mejor forma de responder es siendo amigos en las malas”, dijo Carmona en su discurso. Recordó a Marco Aurélio García cuando dijo que la región debía “retomar el ciclo progresista” y calificó a Mauricio Macri y Michel Temer de “tsunami”. 

Habló a título personal el presidente del Parlasur, el brasileño del PT Arlindo Chinaglia. “Hace poco hubo un encuentro donde un diplomático brasileño criticó a Venezuela porque presuntamente hay presos políticos”, dijo antes de citar la respuesta venezolana: “En mi país el presidente fue electo y en su país no”. 

Chinaglia despertó vivas del auditorio cuando nombró a Lula, condenado por el juez Sergio Moro a nueve años y medio de prisión y con riesgo de quedar inhabilitado para una candidatura presidencial en 2018, y dijo que sectores del Poder Judicial y hasta de la policía “se otorgaron a sí mismos una representación popular que nadie les pidió”. Añadió Chinaglia: “Invocan la corrupción para destruir a Petrobrás y la productividad para introducir una reforma laboral que llevará a Brasil a 50, 60 o 70 años atrás”.

La ex embajadora en Venezuela y en el Reino Unido Alicia Castro dijo que la Argentina y Brasil tomaron la iniciativa de separar a Venezuela del Mercosur “para discutir sin molestias acuerdos perjudiciales como el que buscan con la Unión Europea y para completar la desintegración del bloque, de la Unasur y de la Celac”. 

Documentos

Por la noche los dirigentes argentinos y sus vecinos sudamericanos terminaban de darle forma a un documento que podrían entregar hoy al presidente de Bolivia Evo Morales. Morales es el único de los presidentes que mantiene contactos con ellos y a la vez participará de la sesión de los presidentes porque su país está cumpliendo los pasos necesarios para sumarse al Mercosur. El texto en elaboración apunta a rechazar la separación de Venezuela y las “advertencias intervencionistas de los Estados Unidos que se evidencian en la amenaza de bloqueo”. Apoya la convocatoria a una Asamblea Constituyente de origen mixto, partidario y social, realizada ya por Maduro, reclama una salida al mar para Bolivia, reivindica los derechos soberanos de la Argentina sobre Malvinas y pide la libertad de “los presos políticos de Curuguaty”, en Paraguay, y de Milagro Sala en la Argentina. Cuestiona por golpista a Temer, que hoy recibirá la presidencia pro tempore del Mercosur de manos de Macri.

Faurie deslizó ya que los miembros fundadores del Mercosur (la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) planean “llamar la atención sobre la situación que atraviesa Venezuela”. En eso coincidiría también la cumbre de los pueblos. El punto a observar es cómo los presidentes bajan a tierra esa llamada de atención. Podrían hacerlo con declaraciones verbales o también con un documento. Habrá que ver si exhortan al gobierno a no realizar la convocatoria a la Constituyente. Otro tema a examinar es si los cuatro presidentes reivindican como un paso institucional la consulta no formalizada que llevó a cabo la oposición la semana última, el 16 de julio. El mismo día Maduro llamó a un “ensayo” de votación constituyente. Una clara puja para probar la fuerza de cada uno en la calle.  

Lo que es seguro es que, sea cual sea la suerte del documento colectivo de los presidentes, Macri aprovechará su paso por Mendoza para pronunciarse con una contundencia aún mayor contra el gobierno de Venezuela. Faurie ya adelantó que a su juicio la Constituyente sería vista como un paso atrás. Si esa posición se mantuviera cualquier diálogo propuesto por terceros países arrancaría como un diálogo condicionado. Condicionado, justamente, a que Maduro levante el llamado. Parte de la oposición venezolana, que por cierto está desunida, propone directamente la salida del presidente. Lo presenta como una transición, pero una salida antes de fin de mandato es lisa y llanamente una salida. El origen de los muertos en Venezuela es objeto de otra controversia dentro y fuera de ese país. El gobierno los atribuye a causas distintas, o sea que niega que todos sean fruto de la represión oficial y plantea que una parte de las muertes responde a acciones de terrorismo de los núcleos más duros de la oposición. Naturalmente ésta lo niega y dice que todas las víctimas se deben a la violencia del Estado.

En los prolegómenos del encuentro a nivel de presidentes el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne aprovechó para dibujar el tipo de Mercosur que quiere el Gobierno. “El Mercosur vuelve a dinamizarse, quiere abrirse al mundo”, dijo. Definió al bloque creado en 1991 durante el gobierno de Carlos Menem como “una de las pocas políticas de largo plazo en la región” pero le agregó su idea: “Antes nos abríamos entre nosotros y ahora hay un consenso para que todos firmemos convenios con otros bloques para darle un salto cualitativo a nuestras exportaciones”.

La afirmación de Dujovne abrió expectativas sobre una cuestión más a observar de ahora en adelante: si la palabra “todos” supone que todos juntos firmaremos o si puede abrirse el capítulo de firmas de cada país con otros bloques. Lo segundo terminaría de marcar o el surgimiento de un nuevo Mercosur, con muy poco de mercado común, muy similar al que soñaba Domingo Felipe Cavallo en tiempos de Menem.

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