Una reunión entre concejales y empresarios confirmó la existencia de vuelcos ilegales

Se realizó un encuentro para tratar cuestiones vinculadas a la nueva planta depuradora. Los empresarios de tanques atmosféricos mostraron su negativa a controles auspiciado por el Municipio y plantearon objeciones técnicas de las instalaciones de Open Door.

Ayer a la mañana, en el recinto del Concejo Deliberante, se llevó a cabo una reunión entre concejales y empresarios de tanques atmosféricos, con la intención de abordar diferentes cuestiones vinculadas a la nueva planta depuradora de la localidad de Open Door, donde comenzarán a realizarse las descargas que se extraen de los pozos domiciliarios. En representación de la Municipalidad estuvo presente el ingeniero Daniel Curci Castro.

El encuentro se dividió en varios ejes temáticos que tuvieron, como denominador común, intercambios tensos entre los empresarios y algunos ediles. En diversos tramos de la reunión, los presentes hicieron oír sus voces al mismo tiempo, lo que convirtió al primer piso de la Casa Municipal en un griterío generalizado.

En primer lugar, Curci Castro expuso aspectos técnicos de la planta. A través de un power point, detalló la forma de funcionamiento de las instalaciones y los gastos operativos que demandará el mantenimiento de la nueva obra. En ese primer tramo de la presentación, el representante del Departamento Ejecutivo dio un pantallazo sobre el protocolo de seguridad proyectado, cuestión que generó los primeros cortocircuitos con los empresarios.

En otro momento del encuentro, el más tenso, se dejó en claro la existencia de vuelcos clandestinos, cuestión que fue mencionada con absoluta naturalidad por los propietarios de las empresas y algunos concejales. Por otra parte, los empresarios aseguraron que la planta tiene problemas técnicos y, según algunas de esas opiniones, “no sirve para nada”.

COSTOS

Curci Casto inició su exposición aclarando que la obra pronta a inaugurarse está conformada por dos plantas, una para vuelcos de tanques y otra consistente en la planta depuradora encargada del tratamiento de los líquidos. En una sucesión de tecnicismos, el funcionario enumeró términos como “depuración con bacteria, sistema de conexión, reactor biológico, sedimentador, concentrador de lodos y disposición final por compostaje”.

“Hay 14 motores, muchos elementos electromecánicos funcionando las 24 horas, todo eso tiene que atenderse, cuidarse y ante la mínima falla repararse porque puede afectarse toda la estructura y sale fortuna repararla. Estamos hablando de motores de 60 mil pesos cada uno. Esta planta depuradora tiene una capacidad sobrada, que es mucho más alta que la planta de vuelco. La planta de vuelco hoy puede descargar 40 mil litros/horas; y la planta depuradora puede procesar entre 100 y 150 mil litros/horas. En materia de procesamiento estamos sobredimensionados, lo cual habilita a pensar futuros destinos adicionales para la planta”, sostuvo.

Según Curci Castro, el monto total en concepto de gastos operativos previsto por el Municipio para sostener mensualmente la planta oscila en los 184.000 pesos. De ese total, el ingeniero desmenuzó los distintos aspectos. En primer lugar mencionó unos 66.000 pesos en concepto de seguridad: “Ya tuvimos robos, se robaron los soplantes, un equipo que cuesta 60 mil pesos, e intentaron robarse las bombas de 30.000 litros/horas del pozo de bombeo. No poner seguridad es audaz”, detalló.

“Si la planta recibiese sólo el efluente de la Colonia, estaríamos hablando de una cloaca donde vienen residuos únicamente domiciliarios, no hay residuos complicados. Cuando recibo atmosféricos, de vez en cuando viene alguno, como nos ha pasado en los análisis de camiones que descargamos a prueba, que arroja hidrocarburos o compuestos metálicos. Hay que tener una batería de productos químicos que nos permitan, frente a una coyuntura de ese tipo, neutralizarla. De lo contrario, toda la bacteriología de la planta se cae, lo que implica 20 días sin procesar”.

En cuanto a las tarifas que las empresas deberán pagar –tema que apenas fue abordado en la reunión-, se planteó que “para un camión de 12.000 litros proponemos 180 pesos, para uno de 24.000 litros, 360 pesos; y para un camión de 30.000 litros, 450 pesos. Es un tema a resolver, hasta hoy no existía este costo, si bien existe el costo de descargar en la planta de Campo de Mayo, y por otra parte el Municipio paga los costos de esa planta”.

Con todo eso, Curci Castro calculó que ingresarían a las arcas municipales entre 75.000 y 112.000 pesos, dependiendo de los litros que finalmente se vuelquen diariamente, cuyo volumen es todavía un misterio y desnuda la existencia de vuelcos clandestinos a gran escala. En cualquier caso, los ingresos serán considerablemente menores a los egresos.

CONTROLES

“Es imprescindible controlar esta actividad por la salud y el bienestar de los vecinos. Decidimos apuntar a un control estricto que nunca se hizo en Luján”, inició Curci Castro en cuanto a los mecanismos que busca instaurar el gobierno de Oscar Luciani con miras a generar un efectivo control sobre los vuelcos que se efectúen en Open Door.

Al respecto, se enumeró un Manual de procedimiento y un Reglamento de vuelcos. Sobre el primero de los puntos, el funcionario explicó que “incluye una descripción paso a paso sobre cada cosa que se hace en la planta, quién lo debe hacer, cómo lo debe hacer y en dónde lo registra. Cualquier persona que toma este manual puede controlar a los operadores de la planta”.

El Reglamento de vuelcos, en tanto, “apunta a conocer detalladamente el origen de los efluentes que vienen en cada camión, porque no podemos seguir sin saber qué pasa con 300.000 litros de efluentes. En Bromatología se declaran unos 40.000 litros diarios y se habla popularmente de 300.000 litros. ¿Dónde está esa diferencia? ¿En qué napa? Estamos hablando de una actividad que requiere control, y esto pasa por encima de los intereses de cualquiera, tenemos que garantizar el mejor ambiente para el vecino. Esto va a incomodar porque en el momento en que se apruebe todo esto va a existir un control difícil de evitar. Actualmente los inspectores no siguen a los camiones las 24 horas”.

El primer paso del protocolo de control establece para el conductor del camión la obligación de anunciar previamente a los operadores de la planta el sitio de donde retirará los líquidos que luego arrojará en Open Door. Luego, tendrá que completar, junto con el cliente, una planilla de descarga, “en la que va a quedar registrada la hora, el día, el volumen estimado y el teléfono del vecino para llamarlo y comprobar la descarga”.

Completada esa instancia, “cuando el camión llega a la planta tiene que tener ese protocolo y el bono de pago”.

El procedimiento suma dos cuestiones más que generaron el rechazo de los empresarios: “Previamente, y en forma aleatoria, va a tener que pesar para corroborar que los litros son los mismos que declara. Vamos a pesar para controlar el efluente. Necesitamos controlar qué efluentes estamos descargando. Además, los camiones van a tener un GPS, para que se siga su recorrido”.

RISPIDECES

La obligatoriedad de un control que incluya el pesaje al azar y la colocación de un sistema satelital de localización (GPS) de los camiones generó un enérgico rechazo de los empresarios.

“¿Por qué se están fijando ahora si hace dos años que están ustedes? Una cosa es un mejor control y otra una presión o algo raro”, plantearon los dueños de tanques atmosféricos. La respuesta no tardó en llegar y se escuchó de boca del concejal oficialista Carlos Pedro Pérez, quien se preguntó: “¿cuál es el problema que se pueda instrumentar un mejor tipo de control?”, y recordó que el procedimiento proyectado “tiene que ver con la salud de la población”.

Pérez también salió al cruce de los dichos que en el marco de la reunión afirmaron que la planta no cumple con los requisitos necesarios para la descarga de tanques atmosféricos: “Que yo sepa Bromatología tiene registrado que ustedes descargan 30.000 litros diarios. O ustedes están descargando más en otro lado o la planta alcanza perfectamente”.

El clima se fue poniendo cada vez más tenso. Una de las empresarias trató a Pérez de “ignorante” e hizo referencia a la existencia de descargas que se efectúan por fuera de los circuitos legalmente establecidos: “No sea ignorante señor, no puede decir eso. Somos dos empresas las que vamos a Campo de Mayo y las demás todos saben lo que hacen. Ustedes saben bien lo que hacen los atmosféricos. No me hable usted de 30.000 litros, no puede hacer esa pregunta porque todos saben muy bien lo que están haciendo los tanques. La gente de la Dirección de Medio Ambiente lo sabe muy bien”.

Para ese entonces, el recinto del Concejo se había convertido en un griterío generalizado. En ese marco, llegó a escucharse un diálogo por demás elocuente entre algunos empresarios y las concejales Marisol Taffi, Hilda Colombo y Adriana Rosso. Las dos últimas ediles quisieron saber los litros que diariamente se descargan en Campo de Mayo:

- Empresarios: “Esos no son los litros reales, faltan muchos más litros que están en el aire, que se evaporan.

- Taffi: “Que se tiran en cualquier lado y que no van (a Campo de Mayo)…”

- Rosso: “¿Cómo que no van? ¿Son ellos los que tiran en cualquier lado?”.

- Taffi: “No, son los otros”.

- Empresarios: “Son los vuelcos clandestinos que dicen los vecinos, capaz que son 300.000 litros”.

- Colombo: “Si acá están todas las empresas, ¿quién hace los vuelcos clandestinos?”

- Empresarios: “Y… no sabemos. ¿Por qué no preguntan a Medio Ambiente que lleva el control? Igual no nos apuren tanto porque la Municipalidad larga los líquidos directos al río”.

- Rosso: “Yo te quiero preguntar a vos”.

El diálogo se interrumpió por la dinámica propia de la reunión, que se había dividido en varias conversaciones cruzadas. Siempre en referencia a los controles, uno de los empresarios manifestó que “en otros Municipios no hay tantas normas, está bien que se exijan estas normas, pero nosotros exigimos que la planta funcione como debe funcionar. Estamos todos de acuerdos con que hay que controlar y todos queremos que los tanques descarguemos en la planta depuradora”. En su intervención, agregó que “todos sabemos que hay cosas que no están bien y queremos solucionarlas, pero tampoco pasar la raya, porque con esto estamos pasando de control a presión, en ningún municipio los camiones tienen GPS”.

Si bien en un primer momento los empresarios plantearon que el problema en cuanto al GPS era el costo del artefacto, cuando Curci Castro aclaró que el Municipio podría costear esa erogación, las objeciones se volcaron a otro aspecto. “Yo no paro en mi casa al mediodía ni a comer. El GPS es una presión que no va. Yo no le pongo GPS a cada camión de la Municipalidad, va en contra de la intimidad de cada uno”.

Ante eso, el concejal Pérez aclaró que “se trata de un servicio público y no es ninguna presión, el Municipio tiene facultad de hacer eso; podríamos ponerles GPS a los colectivos y a los remises, pero no lo ponemos porque no tenemos el problema que tenemos con ustedes”. Además, el edil expresó que “hay un interés social que está por encima del interés empresarial de ustedes, nuestra posición es darle seguridad a la gente sobre dónde se vuelca y qué se vuelva, y en ese sentido no voy a dar marcha atrás porque cinco empresas no quieren ponerle el GPS a los camiones”.

Otro de los cuestionamientos, el de mayor preocupación de los empresarios, apuntó a la capacidad de la planta para dar respuestas en tiempo y forma a las descargas de los tanques. Según las empresas, las características de las instalaciones hacen que las descargas sean sumamente lentas, cuestión que repercutiría negativamente en la rentabilidad.

“Tenemos la decisión de mejorar esto para que el servicio sea lo mejor posible”, planteó Cursi Castro. Los empresarios también propusieron la construcción de piletones que puedan recibir los líquidos de manera directa para el posterior tratamiento, otra cuestión que el Municipio entendió viable, aunque no en el corto plazo.

Comentá la nota