Responsabilizan a un funcionario municipal por los cortes de agua

Responsabilizan a un funcionario municipal por los cortes de agua

Dicen que el ex titular de la Aguada I y II no sabía manejar las válvulas y generaba caos en el servicio.

Pidió total reserva de su nombre. Pero quiso contar la verdad sobre el origen de los cortes en el suministro de agua que sufrieron los vecinos de la ciudad de San Luis desde los primeros calores. Se trata de un empleado que lleva más de una década en Serba y afirmó que el principal responsable de los inconvenientes es Néstor Magallanes, flamante titular de Control de Calidad de Bromatología. “Encima que destruyó las plantas durante 3 años lo premian con un cargo de jefe”, disparó.

El experimentado trabajador explicó que la impericia de Magallanes, quien tuvo a cargo el control operativo de la Aguada I y la Aguada II hasta hace pocas semanas, llevó el suministro a un caos que tuvo su eclosión cuando se anunció el 5 de diciembre la medida de dejar sin servicio al sur para abastecer al norte capitalino. Ese día, el intendente Enrique Ponce decretó la emergencia hídrica: reconoció “errores de gestión”, que no se hacía un adecuado control de la red y del manejo de las válvulas.

En ese punto, justamente, hizo hincapié el informante. Dijo que en total, sumando las tres plantas hay unos 20 millones de litros de reserva, que se deben administrar con racionalidad. “Magallanes tenía 15 millones en sus manos y manipulaba mal las llaves de distribución. Nos decía que para qué queríamos el agua en las plantas; que tenía que estar en la casa de la gente. Pero esto no se maneja así. Si abrís las llaves indiscriminadamente no se junta volumen, baja la presión y no hay caudal para que las bombas absorban y lleven el suministro a los hogares, por ejemplo, del norte”, detalló. Según aseguró esta impericia le costó el lugar al ex jefe de las plantas, que es hermano de Edgar Magallanes, titular de Serba. “Abrió las llaves y se fue toda la reserva al consumo. Al no regular, por la gravedad, se fue todo al sur y dejó a los barrios del norte sin agua. Le escribía ‘el Diario de Irigoyen’ a la gente”, afirmó.

Sobre los yerros en la distribución del agua de la ciudad, graficó que manipular las válvulas sin regular “es como llenar una pileta sin el tapón; no importa cuánto entre, no hay manera de que rinda”. En lo que refiere al manejo interno de las plantas, el informante señaló que Magallanes desde que asumió no permitía a los empleados operar las llaves, y que en una ocasión se rompió un caño y debieron esperar horas a que llegara a cortar el suministro y empezar los arreglos. “La bronca es que queda mal el personal y a él lo premiaron con otro cargo. Y es el único responsable del caos. Cuando nos hicieron caso mejoró todo”, aseveró.

Insumos hasta la eternidad

Según explicó el empleado de Serba, otro punto criticable de la gestión de Magallanes es el tratamiento de potabilización. Relató que hizo cursos en Rosario, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Entre Ríos, y que en cada viaje traía ideas inaplicables a San Luis, pero las imponía. Aseguró que varios litros de turbidez que padecieron los vecinos se debieron a conceptos foráneos mal adaptados.

Dos plantas y un décimo

Si bien, Magallanes definía los destinos de la Aguada I y la II, el informante señaló que la Planta del Puente Blanco prácticamente no funciona. Sólo tiene en uso uno de los ocho filtros con lo que cuenta. Sin embargo, abastece la parte céntrica capitalina, la más vieja de la ciudad. Su capacidad de reserva es de 6 millones y 180 litros por segundo. Pero por la falta de inversión sólo se explota el 10 por ciento de su capacidad real.

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