Los residuos como fuente de energía en la economía circular

Los residuos como fuente de energía en la economía circular

El reciente decreto firmado por el presidente Macri sobre importación de residuos, más allá del lógico repudio, generó dudas que, creemos, no conviene dejar pasar ya que no son solo pertinentes a esta situación, sino que, de ser la misma superada, sería conveniente que se sigan pensado. Nos referimos, por ejemplo, al aprovechamiento de los residuos como fuentes alternativas de energía que se esgrime en defensa del decreto.

Por Carlos Greco.

En una reunión organizada recientemente por la Cámara Empresaria de Medio Ambiente, distintas empresas presentaron propuestas tecnológicas para reciclar y “valorizar” residuos. En dicho encuentro, la economía lineal quedó definida como “extracción de recursos - producción - consumo - desecho” y la economía circular como “producción - consumo - recupero - reciclado”, originando, esta última, menos residuos que la primera (menos). ¿Son tan diferentes ambas situaciones? Si bien la termodinámica plantea objeciones serias a dicha diferencia, ¿alcanza con la ciencia para responder a esa pregunta?

Durante la reunión se hicieron evidentes varios de estos puntos que socavan los cimientos de lo que se conoce como “ambientalismo”. Tensiones que, al buscar alivio en la razón, cruzan el umbral del laboratorio, para encontrar únicamente penumbras y silencios. Y es en esa oscuridad sin reglas en donde se produce un quiebre en la amable continuidad de las cosas e irrumpe lo que no puede explicarse por lo antecedente: una decisión. Es decir, frente al silencio ensordecedor de la ciencia, hay que tomar la palabra.

La propuesta en la reunión fue reducir, reutilizar, reciclar y recuperar. Es cierto, reducir, pero las 4 “R” a tres: reutilizar, reciclar, y recuperar. Si es como sugieren, es decir, que seamos “un eslabón en la cadena de la economía circular” o, dicho con la densidad crítica heideggeriana, un engranaje de esta maquinaria y, el objetivo es “valorizar” desechos ¿es posible otro tipo de “reducción” que no sea esta?

Cuando se presentaron tecnologías para la valorización de los residuos orgánicos, se preguntó cuánta era la energía utilizada para producir una unidad de energía a partir de desechos. El expositor respondió que lo importante son los beneficios de deshacerse de los residuos ¿Beneficios para quién?

Al mismo expositor se le preguntó el efecto que tenían las fluctuaciones económicas en la implementación de dichas tecnologías. La respuesta fue que, en periodos de crisis los residuos se reducen y las plantas trabajan menos, disminuyendo su rentabilidad.

En la introducción del encuentro se lamentó que “el avance logrado en la valorización de residuos no estuviera amenazando a la producción de combustibles tradicionales”. La primera presentación fue sobre valorización de lodos en perforaciones de petróleo

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EL azar hizo que, por un lado, esta reunión se hiciera al día siguiente de una nueva celebración de “El día de la Tierra” y, por el otro, que el presente comentario se escriba el Día del Medioambiente instituido en 1972. Casualidades convenientes ya que, de acuerdo con Nietzsche (solo existen interpretaciones), podemos debatir el significado de dichos hechos históricos, logrando dominio sobre ellos y, consecuentemente, un posicionamiento autónomo frente a todas estas tensiones.

¿Podemos conceptuar a las exposiciones que las empresas hicieron en este encuentro? En la medida que nos movamos en un espacio de verdades contingentes, es decir, de diversos modos de exégesis, no. Pero sí, y precisamente por eso, podemos preguntarnos: ¿qué compromiso puede tener el sector privado y cuál el estado (con todas las variaciones prismáticas y evasivas de este significante) en arbitrar un ambientalismo que se transforme en algo literalmente inquietante y provocador (Nunca fuimos ambientalistas, Greco y Crespo, Ed. Prometeo)? ¿Podemos investigar algún tipo de respuesta a esta pregunta, en base a los resultados de esta reunión técnica?

La última exposición, a cargo de una cementera, fue sobre la sustitución del gas por residuos como combustibles alternativos en la producción de cemento. Se les preguntó si seguirían con el proyecto en el caso de que el precio del gas llegara a ser más bajo que el costo de la valorización energética de residuos. El expositor contestó: “esa es la gran pregunta”.

Para nosotros, esa, es la gran respuesta.

 

Carlos Greco es ingeniero agrónomo y doctor en Biología. Proyecto de Transformación de Residuos – INTA.

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