El reparto de poder en el gobierno

El reparto de poder en el gobierno

A cuatro meses de haber asumido, Montenegro terminó de delinear el organigrama de gobierno. Quiénes son los ganadores y los perdedores en el comando de las áreas municipales. Un esquema con cambios.

Los cambios en la estructura municipal respecto a la anterior gestión han sido uno de los signos del gobierno de Guillermo Montenegro en estos primeros meses al mando de General Pueyrredón, tras asumir el 10 de diciembre último. Las reconfiguraciones responden a necesidades concretas y, también, al nuevo reparto de poder dentro del Municipio, vertebrado en base a una composición heterogénea de funcionarios.

En este marco, la figura más rutilante del nuevo organigrama es la del coordinador de Gabinete. Una iniciativa sui generis que vino a resolver tanto una necesidad político-operativa como también para ubicar formalmente dentro del equipo de gobierno al más cercano colaborador de Montenegro. Desde ese rol, Alejandro Rabinovich se transformó en la sombra del intendente y pieza clave en la mesa chica del jefe comunal.

Cumple un rol vital en tres dimensiones que garantizarán la gobernabilidad. En primer lugar, en el andamiaje de un equipo amplio en términos cuantitativos -los funcionarios casi duplican a los que tenía Arroyo-, como en lo identitario, donde conviven militantes de múltiples extracciones partidarias. En tanto tiene a su cargo el vínculo del Ejecutivo con el Legislativo: no sólo debe garantizar la armonía con los propios, sino también con el influyente bloque del Frente de Todos, que reúne diez ediles. Finalmente cuenta con incidencia en la política comunicacional del gobierno, transmitiendo “los lineamientos políticos del titular del Departamento Ejecutivo”, es decir, el responsable del contacto con los medios de comunicación.

Su figura, similar a la de un jefe de Gabinete, viene a opacar a la del secretario general, el “viceintendente” de hecho en la reciente historia de la institucionalidad de General Pueyrredón. Precisamente, la imagen de Santiago Bonifatti, quien fue adversario político del intendente en los  últimas elecciones en representación de Consenso Federal 2030, quedó disminuida con una serie de reestructuraciones que impulsó Montenegro. Sólo la última fue en el marco de la pandemia, mientras que el resto condensa la intención no velada de bajarle el perfil al excandidato a alcalde de Roberto Lavagna.

“En el marco de nuevos objetivos de gestión en materia de seguridad”, a fines de abril, la intendencia resolvió quitarle a Bonifatti el manejo de Defensa Civil, que fue derivada a Seguridad. El área de protección es una de las más activas bajo la gestión Montenegro. Primero cumplió un rol clave en el Comité de Emergencia que afrontó el devastador incendio en Torres y Liva, un depósito y local comercial, que también arrasó con viviendas. Y, en tiempos de coronavirus, volvió a la escena pública en primera plana.

Antes, Montenegro ya había limitado los recursos de la Secretaría General: primero le había quitado la Dirección de Transporte y Tránsito, que también fue a parar a Seguridad, y es clave en la estructura de retenes de la ciudad para evitar el aumento de la circulación de personas durante la pandemia. Además, el intendente trasladó la estratégica Subsecretaría de Legal y Técnica, a cargo de Franklin Llan de Rosos, que pasó a depender directamente de Intendencia.

El ponderado Oroquieta

Tras Rabinovich, justamente el secretario de Seguridad, Darío Oroquieta, se constituyó en la segunda cara más visible del gobierno. Era esperable. El área es la especialidad del jefe comunal y fue su principal eje de campaña durante los comicios del año pasado. Desde su experiencia en el Ministerio de Seguridad porteño, Montenegro forjó su imagen de postura dura frente al delito. Esos pergaminos lo acompañan hasta el día de hoy.

Las contingencias quisieron que el exsubsecretario de Políticas de Seguridad e Intervención Federal de la Secretaría de Seguridad de la Nación durante la gestión de Patricia Bullrich termine cumpliendo  un rol determinante en la prevención del coronavirus: a su cargo están el operativo de control en los retenes en los siete accesos al distrito, fundamentales para que, pese a ser un gran conglomerado, Mar del Plata no tenga circulación comunitaria del virus.

Además, Oroquieta encabezó los operativos de contención en la prueba piloto para la reapertura de los comercios minoristas de la ciudad; y, en esa línea, comanda la patrulla municipal, la cual recibió rodados secuestrados por el Municipio para intensificar los controles.

Transcurridos cuatro meses de su asunción, Guillermo Montenegro delineó su estructura de gestión, con ganadores y perdedores.

 

Bonifatti, en offside

La política marplatense atraviesa un particular momento a partir de la posible destitución de uno de sus defensores del Pueblo, Luis Salomón, sobre quien pesa una acusación de haber agredido a policías durante la clausura de un comercio de un familiar que violaba la cuarentena. Todas las miradas se depositaron en el informe clave de Inspección General, que fue pedido por el HCD.

Pero el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti, sorprendió a propios y extraños. “No hemos emitido el informe. No hemos sido notificados oficialmente de la necesidad de generarlo”, dijo, en conferencia de prensa. Sin embargo, el mismo día a la mañana, el informe comenzó a circular entre los concejales, sin que la requisitoria pasara por el despacho del funcionario.

 

El intento por cambiar el Código de Ordenamiento Territorial

Uno de los objetivos que trazó la gestión de Guillermo Montenegro fue la reformulación del Código de Ordenamiento Territorial (COT).

En el último tiempo, las excepciones a la normativa fueron una constante en la ciudad, generando discrepancias en el seno del Concejo Deliberante por la tendencia a habilitar construcciones por fuera de la reglamentación. Principalmente, en los casos de edificios con excesos en la cantidad de pisos. A raíz de ello, el intendente creó una nueva dependencia dentro de la Secretaría de Obras, encabezada por Jorge Luis González. Se trata de la Dirección General de Planeamiento y Planificación Estratégica, con dependencia de la Subsecretaría de Planeamiento Urbano.

Entre sus misiones figura la de “articular el contacto con las organizaciones relacionadas con el Plan Estratégico y trabajar en la formulación de proyectos que permitan la implementación de las estrategias que surgen de éste”. Principalmente, en “todo lo referido a la planificación estratégica de la ciudad del Plan de Gestión Territorial y de la reformulación del Código de Ordenamiento Territorial”, plantea el decreto N° 20, rubricado por Guillermo Montenegro en enero de este año.

Otras funciones de esta dependencia municipal será mantener “una relación fluida con las entidades del sector de la construcción y la secretaría”, y “participar activamente de las actividades desarrolladas por el Foro de la Construcción de Mar del Plata”.

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