Se reinventan, unos pesos para el comité y una lluvia de lágrimas

Se reinventan, unos pesos para el comité y una lluvia de lágrimas

La bolsa verde. En la Bristol, luego de disfrutar la hospitalidad de Aldrey Iglesias, el exgobernador Daniel Osvaldo Scioli le tiró una frase de antología al diario de Magnetto. “Me dolió más perder las elecciones presidenciales que la perdida de mi brazo”, aseveró.

 

En Mar del Plata, los sentimientos parecen ser otros y una lista de reconocidos funcionarios pultistas no se amargaron ni necesitaron esperar la revancha electoral de 2017, se reciclaron cual botella de plástico martes o viernes.

Nada de bolsa de trabajo, derecho a la bolsa verde de los reciclados asesores. Al decretazo encabezado por la exprimera dama Lucila Branderiz le siguen un par de docenas de nombres destacados  entre los que se encuentra Adrián Alveolite, Lucía Bonifatti, el procesado Eduardo Bruzetta, Ariel Ciano, Gerardo Cirese, Pablo Fernández,  Fernando Gauna, Leandro Laserna, Débora Marrero, María Dicandilo, Leandro Saaied, Alejandra Urdampilleta y José Luis Zerillo.

Atrás quedaron los cánticos de 2001 y 2002, el romántico “que se vayan todos”, solo está disponible en Youtube.

Llueve sobre mojado

El trío de pronosticadores del Consejo Municipal de Contingencias Meteorológicas cesó sus funciones el pasado 31 de diciembre.

Con un sueldo de casi 8 lucas por mes, los mediáticos vaticinadores de cumulonimbus se retiraron con un sinfín de fallidos pronósticos, y sus alcancías un tanto más sonoras a pesar de una deuda de tres meses en el pago a sus honorarios. Su última excursión en dependencias municipales fue en la Defensoría de Pueblo. “Pulti se fue debiéndonos el sueldo de siete meses”, denunciaron.

Cosa é mandinga, en sus intervenciones radiales posterior a las salidas, los gurúes no erraron a las últimas dos precipitaciones que tanto complicaron la ciudad en tan solo 72 horas.

Comité cartelizado

San Martín 3784 es por ahora el histórico Comité de la Unión Cívica Radical, el edificio en cuyos balcones saludasen los grandes muertos sagrados del partido de Alem, no logra volver a cobrar el brillo y protagonismo que perdió luego de la primavera Alfonsinista.

La noche del domingo 27 de abril de 2003 posterior a la jornada electoral, el comité recibió una llamada de un bromista que preguntaba cuanto pedían por el alquiler, ante la falta de entendimiento del receptor, el burlón redobló la puesta y repreguntó: “Si, el alquiler del local porque quiero poner un restaurant, el local es ideal, es grande y está vacío”. Aquella humorada propia del maestro Tangalanga hoy no parece estar tan lejana a la realidad.

El Comité además de poseer dos hermosos y amplios pisos, cuenta con el terreno contiguo en dirección a la costa, el mismo terreno del cual años atrás desalojaron a los feriantes de la propuesta verde y sustentable, lo que obligó a colocar un enorme contenedor en calle 14 de Julio entre Luro y San Martín, siendo que sigue sin uso, hasta hoy, que los radicales parecen haber encontrado una pequeña renta colocando cartelería de vía pública en las paredes del lote.

Quizá con este arriendo logren juntar platita para descolgar algún otro letrero desactualizado, y quien dice abrir el propio restaurant.

No quiere que se mude

Luego del anuncio del intendente Carlos Arroyo, el concejal de Acción Marplatense, Héctor Rosso, presentó un pedido de informes para que se brinden explicaciones sobre el traslado de dependencias municipales en particular la Dirección General de Tránsito, a las instalaciones de la Escollera Norte y puntualmente al edificio de la Terminal de Cruceros.

“A la escollera hay que generarle más inversiones, por lo tanto convertirla en sede de Tránsito es desvirtuar un logro y un patrimonio que sirve para generar un desarrollo importante. Ya llegaron dos cruceros y que tengan que arribar más significa que hay que trabajar más, no que haya que llevar Tránsito ahí”, dijo el edil pultista, quien remarcó: “Se avanza sobre un bien que no es propiedad municipal y, a su vez, se distorsiona un fin importante. Se trata de un imposible formal que lesiona un interés concreto del municipio y agravia convenios preexistentes. Lo sensato es trabajar para que ese corredor tome cada vez más valor, y no incurrir en una transgresión claramente cuestionable y perjudicial”.

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