Regatas Corrientes en busca de la reconversión en la serie final

Regatas Corrientes en busca de la reconversión en la serie final
Al “fantasma” le urge una reconstrucción en su juego para dejar atrás la amnesia basquetbolística de los puntos dos y tres, esa que puso a Peñarol 2-1. Se enfrentan desde las 22 en el Polideportivo marplatense.
Un triunfo de necesidad y urgencia debe concretar esta noche Regatas en su cuarto enfrentamiento con Peñarol, segundo en el Polideportivo Islas Malvinas, en el marco de la serie final de la Liga Nacional de Básquetbol. El “milrrayitas”, que lidera 2-1, y el “fantasma”, que es el campeón defensor, se enfrentarán desde las 22 con el arbitraje de Fernando Sampietro, Fabricio Vito y Oscar Brítez. Luego la puja se trasladará a Corrientes donde el lunes 2 tendrá lugar el juego cinco.

Actitud positiva, mayor concentración, recuperación defensiva, mejores decisiones ofensivas, o bien una mixtura de todo esto, como prefieran diagnosticarlo, lo cierto es que es evidente (y necesaria) una reconversión por parte de los dirigidos por Nicolás Casalánguida, que luego de ganar el primer chico en Corrientes (86-77), cayeron sucesivamente en los juegos dos y tres (103-82 en el “José Jorge Contte” y 94-77 ya en Mardel), y hoy afrontan un nuevo compromiso en el Poli.

La última fotografía, la de los juegos dos y tres, que pese al cambio de escenario parecieron ser un todo, un partido de 80 minutos y un solo dominador, es la de un Regatas confundido, y hasta abatido, ante la de un Peñarol robustecido y agigantado, con la moral y la confianza, el básquetbol, por las nubes.

Mérito de Peñarol, de sus amplios recursos y el oportunismo de los conducidos por Fernando Rivero en aprovechar lo que la final les brindó. Desafío para Regatas, equipo de gigantes ambiciones, las que sostuvo a lo largo de la actual temporada (fue el uno de la fase regular siendo campeón defensor), y debe reinventar si pretende retener la corona que casi una década de competencia le costó conquistar.

Más que preocuparse por frenar el crecimiento de Peñarol, Regatas deberá ocuparse de frenar su caída en la serie, la de las últimas dos jornadas finalistas, y de recuperar la memoria, ser quien supo ser hasta el juego uno de la final, de lo contrario un tropezón más lo dejará al borde del abismo en el mano a mano con el “milrrayitas”.

Además, para Regatas, un triunfo esta noche borrará casi de un plumazo el mal trance vivido entre viernes y martes: de obtenerlo, el 2-2 atenuará la suerte de amnesia basquetbolística que hoy aqueja al “fantasma” y se presenta como su peor enemigo.

Entre otras cuestiones, el campeón deberá bajarle el goleo a Peñarol, ya que no puede permitirse otro juego con el marplatense cercano a los 100 puntos. No es una misión sencilla, porque en la búsqueda por frenar a unos siempre se corre el riesgo de descuidar a otros. Y en el “milrrayitas” tanto unos como otros, por ejemplo Campazzo, Leo Gutiérrez, Leiva o Boccia, hasta aquí el jugador de la serie, demostraron su grueso calibre.

En otras cuestiones, Regatas deberá ser ese equipo largo donde cada pieza aporta su granito de arena en la faz ofensiva, de primerísimas opciones ofensivas (Quinteros, por ejemplo), pero también de otras herramientas para castigar al canasto rival (Hopson, Martina o el propio Martínez, también por ejemplo). Un equipo de filosofía de pase extra, esa que tan buenos resultados les dio, de mejores porcentajes en sus tiros (particularmente los lanzamientos externos, muy por debajo de su media últimamente).

Pero por sobre todas las cosas, Regatas necesita un golpe de efecto nacido de su fuego sagrado, ese que demostró en más de una ocasión en la actual temporada, un sagrado fuego capaz de poner en duda hasta al mejor Peñarol.

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