Recordaron a los obreros fallecidos con críticas a la Justicia, a la UOM y a Metalúrgica Tandil

Ayer a las 15.30 en el Monumento al Fundidor decenas de personas se congregaron para rendir homenaje, en el Día del Metalúrgico a Luciano Vargas, a Lucas Serén y Juan Cruz Andrade, los operarios que fallecieron el 9 de enero pasado cuando explotó uno de los hornos en Metalúrgica Tandil.

Soledad Bastarrica, una de las viudas, agradeció a “los que aún están aquí, a los que están presentes y a los que sin poder asistir nos siguen acompañando. Ya pasaron 8 meses de aquel fatal 9 de enero, el día en que la ciudad amaneció  consternada”. Y recordó que “luego de tres días de agonía, sus vidas se fueron apagando una a una. Creo que en algún punto todos se sintieron parte de estas tres vidas, aun sin haberlos conocido. La ciudad estaba de luto”. 

“Con el correr de los días y los meses, fuimos quedando muy pocos; aquellos para los que el dolor se hizo carne, sus esposas, sus hijos, padres, hermanos, amigos, su gente, y algunos que permanecieron firmes en la lucha, porque sin tener relación alguna se hicieron cargo de este dolor, el de los que vivimos la ausencia”, expresó.   

Heridas del alma Bastarrica sostuvo que “ese alejamiento, esa indiferencia, esa falta de compromiso, ese miedo a hablar se transformó en una segunda muerte; ese manoseo del dolor que provoca que las heridas del alma vuelvan a sangrar porque se tocan con las manos sucias, se infectan y no cicatrizan nunca”.

Y lamentó que aparecieran “acusaciones de quienes creíamos lamentarían la ausencia de sus compañeros, nos acompañarían y responderían por ellos, sin embargo nos dieron la espalda, acusándonos de jugar con sus puestos de trabajo. Sólo unos pocos se pusieron al lado nuestro y lo agradecemos de corazón”.  A su vez, cuestionó que algunos aseguraran que ellas querían atacar a un sector político. “Nada más lejos de eso. No se politiza el dolor, eso es de insensatos”, afirmó.   

Oídos sordos

Por otro lado, también cuestionó el hecho de que “los medios nacionales hicieron oídos sordos a lo sucedido, a pesar de la insistencia de quienes intentamos filtrar la información más allá del cordón serrano de nuestra ciudad”. 

“Todo esto hizo que el dolor fuera aún más profundo, añadiendo la cuota de impotencia y bronca. Los medios locales titularon este hecho como la tragedia de Metalúrgica Tandil, la pregunta es si tragedia es el término adecuado”, expuso. En ese sentido, argumentó que “tragedia alude a lo que no se puede prevenir, a algo que sucedió porque tenía que suceder, a lo que no tiene culpable.

Sin embargo, la pérdida de Luciano, Lucas y Juan Cruz se trató de algo diferente, como una vez citamos a García Márquez esto se trató de la crónica de una muerte anunciada”.  “Muerte de la desidia, de la falta de presupuesto pero principalmente del desinterés por la vida humana. Dentro de un sistema que enriquece a unos pocos, esto se podría haber evitado”, sentenció.  

Héroes y víctimas

También se preguntó si Lucas, Luciano y Juan Cruz “fueron héroes o víctimas. Nada más propicio que este acto y la colocación de esta placa hoy, en este lugar, para determinar que fueron héroes y nada más sencillo que recordar la historia para saber que fueron víctimas. Héroes de la vida y víctimas de un sistema”.  “Así como ellos fueron héroes sin haberlo querido, transformándolos así en víctimas, hoy nosotros nos encontramos en un lugar que jamás habríamos deseado, ni siquiera imaginado, tratando de abrirle los ojos a una Justicia complemente ciega y también para inculcarle a nuestros hijos el valor de la lucha por los derechos”, manifestó.  

“Estamos rotas” Y añadió que “dejamos nuestras casas para reivindicar el nombre de nuestros hombres. Hombres de bien a los que algún infame trata de negligentes, pretendiendo que todo esto caiga en la memoria de las víctimas. Hubiésemos preferido seguir con nuestras vidas comunes, esperándolos a cenar, proyectando un futuro sin que nadie nos conociera y que los nombres de Luciano, Lucas y Juan Cruz no figurasen en ningún afiche pidiendo justicia”.

“Pero ese futuro murió con ellos. Ya no llegará. Vendrá otro, armado de los pedazos que quedaron, reconstruyendo la vida con los escombros, con el único fin de que nuestros hijos sean tan felices como se pueda, acostumbrándose a la ausencia de sus padres, cosa que nosotras no vamos a poder hacer porque ya estamos rotas”, expresó con profundo dolor.

“Ya no somos las mismas, pero de algo pueden estar seguros: que por ellos, y principalmente por sus hijos, vamos a seguir. No vamos a bajar los brazos, y nunca nos vamos a olvidar de repetir que por Lucas, Luciano y Juan Cruz está prohibido olvidar”, concluyó sin poder evitar quebrarse en llanto.  Luego, las esposas y los pequeños hijos de las víctimas colocaron ofrendas florales al pie del monumento, donde se encuentran las placas en su memoria que fueron previamente emplazadas.

También Teresa, la madre de una de las víctimas, sostuvo que “no hay dolor más grande que perder a un hijo. Cuando un hijo se va sólo quedan los recuerdos de los momentos lindos y malos que pasamos juntos”.   

“Nos destrozó la vida”  

En diálogo con la prensa, Natalia Fiori consideró que “no hay ningún avance en la causa, es como que están tapando todo, no quieren que avancemos. A nosotras se nos destrozó la vida”.  Agregó que “esa  noche no había supervisor, estaban los cuatro solos en toda la fábrica fundiendo. Eso no tiene explicación”. 

“Desde el gremio dan a entender que todo va mejor en la fábrica desde que murieron los chicos. Es patético, vergonzoso. Los compañeros ni se acuerdan y ni hablar del cuarto operario que se salvó. Sin palabras, que siga disfrutando de su vida”, lanzó. 

En tanto, Bastarrica opinó que “quieren que la causa sea archivada, estamos hablando de Renault: a nadie le ‘conviene’. Si hubiesen estado las cosas en condiciones en la planta, hoy yo no estaría acá, estaría allá abajo con mi hijo y mi marido tomando mate”. Analía Donini agregó que “el gremio de lo único que habla es de la productividad de la fábrica y de los chicos que fallecieron no dicen nada”.

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