Reconversión eléctrica: la nueva vida de las grandes compañías petroleras

Reconversión eléctrica: la nueva vida de las grandes compañías petroleras

Cambio climático: La española Repsol decidió seguir los pasos de Shell, BP y Total diversificando su negocio energético, apostando a un modelo más amigable con el medio ambiente  

 

Repsol ya no es solo una empresa petrolera. Ni tampoco Cepsa, BP, Shell o Total. Los tiempos cambian y el negocio del crudo empieza a emitir señales urgentes de revisión. Ahora toca convertir las firmas petroleras en energéticas, es decir, además de petroleras, eléctricas y gasistas; y hacerlo dentro de los parámetros de descarbonización y cambio climático que marcan los tiempos modernos.

El grupo Repsol, que adoptó el nombre de una marca de lubricantes de una firma pública llamada Repesa (Refinería de Petróleo de Escombreras SA) para aglutinar todos los activos en el sector controlados por el Estado y luego llevar a cabo su privatización, quiere competir en el sector eléctrico. A ello responde la adquisición de 2350 megavatios (MW) a Viesgo, así como la comercializadora de esta. Es decir, con un golpe de chequera de 750 millones de euros se ha hecho con una cuota de mercado del 2% del mercado eléctrico español, lo que no está nada mal para empezar.

Pero esta operación no será la última, según las perspectivas. El objetivo de Repsol es superar el 5% de cuota de mercado a corto plazo y contar con 2,5 millones de clientes en el mercado minorista de gas y electricidad. De momento, la incorporación de los activos de Viesgo ha supuesto 750.000 clientes. La inversión prevista para seguir creciendo es de 2500 millones de euros en el periodo 2018-2020 en negocios de baja intensidad en carbono y alcanzar los 4500 MW. En gas el objetivo es controlar el 15% en 2025 en el mercado mayorista.

La empresa que preside Antonio Brufau, que ingresó 3816 millones de euros por la venta de su participación en Gas Natural, cuenta con una liquidez de 9000 millones. Una cifra más que suficiente como para seguir haciendo cosas, como la ampliación de la central de Aguayo, que le permitiría aumentar la potencia a 1000 MW. "Se juntan dos factores, la electrificación de la economía, que viene para quedarse, y la necesidad de dar al cliente una oferta más integral", sostiene María Victoria Zingoni, directora general de Downstream de Repsol, para explicar la fuerte apuesta del grupo por la electricidad. Hay que contar con que, a futuro, todo el mercado estará descarbonizado.

De esta forma, la radiografía de Repsol en breve plazo será la de una empresa que, además de vender derivados del petróleo, también lo hará en los mercados de gas y electricidad. "Partimos del concepto de ser proveedor energético cubriendo las necesidades de las personas y las pymes", añade Zingoni.

La apuesta de Repsol no es única. También lo está haciendo Cepsa, en España, y otras petroleras, como BP, Total y Shell, en el mundo. Las estadounidenses no están siendo tan activas en este sentido.

Cepsa, que no ha hecho ninguna adquisición, ha captado 10.000 clientes para suministro eléctrico. Esta empresa acumula una experiencia de casi 30 años en generación de energía eléctrica. "En nuestros principales centros industriales generamos electricidad a través de tres plantas de cogeneración y un ciclo combinado, que empleamos para autoabastecernos, lo que nos ha permitido aumentar la eficiencia energética y reducir la emisión de miles de toneladas de CO2", informa una fuente de la empresa controlada por el emirato de Abu Dabi a través de Mubadala.

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