Ramón Valdez tiene ochenta años y parado en el patio de lo que era su casa recordó el aroma que emanaban los durazneros y parrales que invadían la propiedad, en la que vivió por más de siete décadas. El anciano asegura que después de la crecida del 1º de marzo del año pasado nunca más volvieron a dar frutos: el barro que queda impregnado en la tierra no lo permite. En el predio, además, hay una mesa y bancos de loza, muy comunes en las casas de campo. Allí solía juntarse toda la familia a compartir mates y charlas, hasta que el agua les llevó toda su historia y dejó su hogar inhabitable. Él, como otros treinta y cuatro vecinos afectados de Luján, ya firmó el convenio con la Secretaría de Estado de la Vivienda, para recibir una casa nueva de los planes Progreso y Sueños. El mismo que también firmarán veintisiete familias de las otras localidades afectadas. La esperanza revivió en sus corazones, como un brote verde que sale con fuerza desde lo más profundo del lodo.

En total, se relevaron en la provincia ciento cincuenta y siete viviendas, de las cuales sesenta y tres están destruidas totalmente, y poco más de noventa presentan daños que serán reparados, según informó la jefa del Programa Coordinación de Viviendas Provinciales, Gretel Cali. “Son viviendas de las localidades de Luján, Lafinur, Leandro Alem, Candelaria, Quines, Concarán, Paso Grande, Las Aguadas, Villa Praga, y San Isidro, entre otras. En Luján, por el momento, son treinta y cuatro las que se reconstruirán, y veintisiete en los otros pueblos. Allí también firmarán el mismo convenio, pero aún no podemos precisar qué día será”, dijo la funcionaria, aunque remarcó que las cifras podrían variar. En el escrito, el Estado se compromete a construirle una nueva vivienda y ellos dan el consentimiento para destruir la anterior, que fue abatida por la crecida. Calculan que las viviendas estarán listas para el 12 de octubre.