“Reconozco que cometí una estupidez”

Julio Roberto Vittone, sobreviviente con un subsidio de 600 pesos al mes, no se arrepiente de haber encendido tres candelas pero dice: “No maté a nadie ni soy el malo de la película”.
Sobreviviente. Vittone, de 33 años, habló en el estudio de su abogado, Hugo López Carribero. El hombre no quiere dar la cara.

“No me arrepiento de haber prendido las tres bengalas porque no causé el incendio ni maté a nadie, aunque reconozco que cometí una estupidez”, confesó Julio Roberto Vittone. El ex gerenciador de Cromañón, Omar Chabán, lo acusó en el juicio por la tragedia de haber encendido una de las candelas que el 30 de diciembre de 2004 causaron la muerte de 194 personas durante un recital de Callejeros. “Salvé a siete personas y una se me murió en los brazos. No soy un héroe pero tampoco el malo de la película”, dijo el sobreviviente a Crítica de la Argentina.

“Hay dos posibilidades con respecto a este chico. Una es que lo llamen a declarar como testigo en el juicio. La otra es que el juez de Instrucción Alberto Baños, que sigue con la causa residual, lo llame como testigo o imputado. Lo concreto es que es un sobreviviente”, dijo Hugo López Carribero, abogado de Vittone.

Julio Vittone no era seguidor de Callejeros. Tampoco acostumbraba a ir a recitales de rock. Pero la noche del incendio quedó en encontrarse con un grupo de amigos en la plaza de Once para ir a Cromañón. “Entré solo porque ellos no fueron”, recuerda Julio, de 33 años. Tres años y diez meses después de la tragedia, contó su versión. “¿Y si fue mi bengala que prendió fuego, o habrán sido otras?”, le dijo a la revista Gente. En la entrevista apareció con la cara tapada y no dio su apellido. Sus declaraciones generaron polémica. El lunes, Chabán reveló su identidad ante los jueces María Cecilia Maiza, Raúl Llanos y Marcelo Alvero.

–¿Por qué tardó en hablar?

–Tenía miedo. Decidí contar mi verdad para que dejaran de buscar a los que encendieron las bengalas que causaron la tragedia. Ellos están muertos. Lo sé porque estaba ahí, aunque no les vi las caras. Era imposible salir de ese lugar.

–Al principio dijo que usted pudo haber ocasionado el incendio. ¿Por qué ahora se desdice?

–No me desdije; me interpretaron mal. Estoy seguro de que mis bengalas no fueron las que iniciaron el fuego. Cuando se me apagaron el recital no había empezado. Estaba todo bien. No soy culpable.

–¿Quién le dio la bengala?

–No sé. Entré con encendedor porque fumaba. Las bengalas estaban adentro. No podría reconocer a las personas que las sacaban de una especie de caja y las repartían. Agarré tres al voleo. Me enganché con el grupo. No sabía que las iban a prender ahí adentro, pero como vi que lo hacían, las encendí y las hice girar. Me faltó el aire y tenía la garganta seca.

–¿Cuánto duró encendida cada candela?

–No más de un minuto. Después salí y volví para tomar una cerveza. Hacía calor y había mucha gente. En ese momento Chabán pidió que no tiraran más bengalas. Yo ya no tenía más. Empezó a tocar Callejeros y dos minutos más tarde se incendió el local.

–¿Sabía que hay familiares que quieren que a usted se lo impute por la tragedia?

–Eso es una locura. Nunca pensé que todo esto me iba a generar problemas. Estoy dispuesto a declarar en el juicio, pero no soy ningún asesino. Fui uno de los primeros en entrar a ayudar. Rescaté a siete personas. No miento. Otra se me murió en los brazos.

–¿Lo conoce a Chabán?

–Lo vi en el boliche. Es absurdo que digan que me pagó para plantarme como testigo. No sé por qué me acusó. Yo no acuso a nadie. Ni a Chabán ni a Callejeros.

–¿Cobra un subsidio como sobreviviente?

–Cobro 600 pesos del Gobierno de la Ciudad. Nada va a reparar lo que sufrimos. Adentro del boliche vi morir a muchos. Tengo pesadillas. Antes de todo esto era un pibe normal que trabajaba en un taller mecánico. Fue el peor día de mi vida. Lejos.

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