Recolección de residuos: un hábito de los encargados complica más las cosas

Recolección de residuos: un hábito de los encargados complica más las cosas

Dicen que en la jerga de los recolectores de residuos lo llaman “el achique”. Se trata de un hábito adoptado por los encargados de retirar las bolsas de basura en Resistencia, y que en muchas ocasiones genera molestas consecuencias.

 

Concretamente, la maniobra consiste en que buena parte de los equipos recolectores que circulan con los camiones municipales asignan a uno de los trabajadores la misión de “adelantarse” y juntar todas las bolsas de cada cuadra en un solo punto de la calle.

La ventaja de ello para los recolectores es que, entonces, luego el camión debe detenerse en un solo sitio por calle para levantar todas las bolsas de los vecinos de ese tramo.

Festín para perros

El plan funcionaría a la perfección si no ocurrieran algunas cosas que lo convierten en un problema. Una de esas cosas es que a veces ese traslado de las bolsas hacia el punto único de recolección ocasiona que algunas se rompan o desaten, haciendo que la basura caiga sobre la vereda o el pavimento, y casi nunca alguien se toma el trabajo de levantarla de allí.

Pero los dos inconvenientes centrales son que el tiempo que transcurre entre el amontonamiento de bolsas y la aparición del camión que las llevará puede llegar a ser extenso, y que los residuos acumulados se convierten en un banquete servido para los perros callejeros que cada día son más en la ciudad-, que despedazan rápidamente los envases y desparraman los desechos por doquier.

“Hace poco pasó eso, y quedó un montón de basura frente a la puerta de mi casa. La municipalidad, que tanto difunde su supuestamente exitosa política de recolección de residuos, debería prohibir esta práctica de sacar las bolsas de donde las dejan los vecinos, a resguardo de los animales, para dejarlas todas juntas sobre la calle”, planteó a NORTE un vecino del barrio Paykín.

Otra queja habitual que se recibe es la de la frecuencia de recolección. En muchos barrios la “frecuencia seis” (seis días de recolección por semana) que la municipalidad asegura que ahora brinda a toda la ciudad, no se cumple ni por aproximación.

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