Reclaman al Municipio por el estado de calle Santa Cruz, producto de una obra abandonada

Vecinos de la calle Santa Cruz al 2000 y 2100 están desesperados por el estado en que el Municipio dejó la calle hace un mes, cuando se iniciaron las obras para el cordón cuneta y las suspendieron sin aviso ni explicaciones. Las palas levantaron el material de la arteria y cortaron gran parte de las veredas, dejando un enorme escalón que les impide ingresar los vehículos a sus propiedades.

Luego de llamar en reiteradas ocasiones a la Secretaría de Obras Públicas y tras cuatro semanas de padecer todo tipo de problemas, se comunicaron con este Diario para hacer pública su queja. Es que algunos no pueden trabajar, como el mecánico que tiene un taller pero no puede recibir vehículos, o un colectivero que debe llevar a guardar la unidad a la casa de su padre. Otros, como un tambero, no logra descansar porque al llegar a su domicilio debe dejar la camioneta afuera y el peligro de robo está siempre latente en esa zona.

Así, lo que en principio se transformó en la buena noticia por la mejora que implica el cordón cuneta, en un mes se tradujo en una verdadera pesadilla. En la calle Santa Cruz no existen las zapatillas blancas, los remises que lleguen hasta la puerta, la recolección diaria de residuos, la descarga de productos en la despensa, la entrada en auto por el garaje, los patrullajes de la policía, pero sí sobran las quejas y la amargura.

Ayer por la tarde, el sol favoreció para que la calle comenzara a secar. De todos modos, era un desastre. Reunido un grupo de vecinos, advirtieron que de no mediar soluciones de manera inmediata van a cortar la arteria al tránsito, que se torna muy peligroso durante los días de lluvia.

“No aparecieron más”

Según los informes de prensa de la comuna la obra está dentro de un paquete de 26 cuadras y es parte de “los programas para la integración y el desarrollo urbano de los barrios”. En esa tanda confirmó que estaban incluidas las cuadras de Santa Cruz entre Alvarado y Azucena y Santa Cruz entre Piccirilli y Alvarado.

“Hace un mes vinieron porque iban a hacer el cordón cuneta, han dejado un desastre y no aparecieron más. Lunghi dice que están trabajando y acá no hay nadie trabajando. Queremos saber quién es el responsable de esto”, lanzó Raúl Roberto Gianarelli, propietario de la despensa, quien se vio obligado a improvisar una escalera de pedregullo para que los clientes suban al local sin patinar en el barro.

Los vecinos no fueron notificados del inicio de las obras, aunque las máquinas rompieron las entradas a los garajes y accesos a las veredas. Incluso, arrasaron con árboles y plantas y perforaron algunas conexiones de agua. Para sumar dramatismo, ayer el servicio permanecía cortado como viene sucediendo en las últimas semanas.

Gianarelli explicó que hace un mes “cortaron la calle con una máquina, sacaron el arenado que había. Parece un arroyo cuando llueve” que corre en pendiente hacia la Ruta 30.

Los trastornos

Como dueño de uno de los negocios de la cuadra, Gianarelli describió que sufre todo tipo de inconvenientes. “Acá no se puede andar, la gente se cae. Una vecina se cayó anoche (por el martes) y hoy tuvo que ir al doctor”, dijo y agregó que recibe menos clientes porque no pueden pasar por la arteria.

Además, los proveedores no pueden arribar a su local y se ve obligado a ir a buscar la mercadería. “Hoy secó un poco, pero ya el lechero no vino, el panadero no pudo pasar por el barrial de esta mañana”, manifestó.

Por su parte, Cecilia Mackinze contó que el camión recolector “pasa de vez en cuando. Por la calle puede pasar un solo vehículo, pese a que es doble mano, y cuando seca, porque si llueve es imposible transitar”.

Aquellos conductores que se atreven a tomar Santa Cruz suelen quedar encajados o se despistan con la tierra lavada y rojiza. Muchos van a parar a los zanjones que se formaron cuando las palas excavaron. Un agravante que esperan para el fin de semana largo es que muchos colectivos con contingentes ingresen por esta arteria que desemboca en el paseo de La Movediza, como ocurre durante los días de gran afluencia turística.

“Mi marido tiene taller mecánico y no puede recibir clientes porque la entrada quedó obstruida. La semana pasada estuvo parado y esta semana también”, dijo muy preocupada y explicó que encima deberán pagar la obra en 35 cuotas de 150 pesos.

En tanto, Marcelo Minaberrigaray, que trabaja para la Línea Verde, se ve obligado a guardar el colectivo en la casa de su padre ubicada bastante lejos porque no puede ingresar con la unidad a su domicilio.

Enfrente del chofer vive un hombre que cumple tareas en un tambo el campo, quien cuando regresa después de varios días a descansar no sabe si podrá ingresar en vehículo a su domicilio. Como el resto de los frentistas, no puede dejar su automóvil afuera porque es muy probable que le roben.

Otro de los vecinos molestos, Lucas Núñez, compartió las denuncias, aunque señaló que vive en Santa Cruz al 2000. “La venimos remando hace mucho tiempo. Para entrar los autos se nos dificulta. Es imposible. Me he quedado encajado varias veces en la puerta de mi casa. Los días que llueve no podemos salir, no podés llevar a los chicos a la escuela, no podés ir a trabajar. No se puede así”, relató.

También señaló que cuando trabajó, la pala rompió caños de agua y cortó el servicio de energía eléctrica, consecuencias que aún padecen de manera intermitente porque quedaron las conexiones a la vista.

Los servicios

Ya enojados con el Gobierno municipal, los vecinos reclamaron las cloacas y recordaron que el Intendente había anunciado que el barrio contaría con este servicio “fundamental” antes de fin de año.

Sumado a esto, pidieron más seguridad ya que los móviles policiales no pasan por el estado de la calle, y que antes patrullaban muy poco la zona. En este sentido, aseguraron que los robos son cotidianos.

“Estamos cansados de llamar, de mandar notas, para ver qué pueden hacer. No aparece nadie. Llamamos a Obras Públicas pero no viene nadie”, remató Gianarelli y advirtió que “si no vienen a solucionar algo, vamos a cerrar la cuadra porque acá no se puede estar más”.

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