Reciclado: un multimillonario mercado callejero

Reciclado: un multimillonario mercado callejero

La recuperación de materiales crece en la ciudad; sin embargo, la informalidad no permite explotar el potencial comercial de la industria, que hoy mueve $400 millones

Fernando llega a la ciudad después de haber trabajado en una obra en construcción en la Villa Tranquila, Avellaneda. El calor de las calles del centro porteño no lo detiene. Con el torso desnudo y una gorra que apenas le frena las gotas de transpiración escarba en las bolsas de basura para rescatar papeles, cartones o cualquier cosa que se pueda vender para llevar algún peso extra a su casa.

"El que dice que en la calle no hay plata es porque no quiere trabajar", afirma, mientras no deja de separar lo que le servirá para que Cacho, el intermediario-balancín que para en San Telmo, le entregue su paga diaria.

Fernando y Cacho son dos eslabones en la cadena de la industria del reciclado. Forman parte del mundo informal de este mercado. Las cooperativas de cartoneros que obtienen el material para reciclar en la Capital son el otro gran protagonista de esta industria que mueve unos 400 millones de pesos al año, pero cuyo potencial es enorme, ya que podría alcanzar los $ 1000 millones.

 

Esta industria mueve unos 400 millones de pesos al año, pero el potencial es enorme: podría alcanzar los $1000 millones

 

Aunque es difícil precisar con exactitud el número, se estima que hay unos 3500 recuperadores informales cuentapropistas y otros 4500 que trabajan en cooperativas, dentro del sistema creado por el gobierno porteño, con pecheras y hasta camiones.

El mercado del reciclado se inicia cada vez que un vecino descarta papel, envases o cualquier otro material que sea descartable. Si se lo desecha junto con la basura orgánica es muy probable que termine enterrado en un relleno sanitario. En cambio, si se separan los materiales reutilizables, es posible que se vuelva a tener contacto con ellos, pero ya transformados o reciclados.

"Hay que entender que la basura es un recurso. Que cada cosa que tiramos al tacho tiene un valor comercial y, lo más importante, puede ser reutilizado", explica Agustín Casal, director general de Reciclado de la ciudad. "El microcentro es oro. Los recuperadores lo entienden bien. Para ellos cada tacho de basura, cada contenedor, es un alcancía", sostiene.

Según cifras oficiales, en la ciudad se recuperan unas 1000 toneladas diarias de material reciclable; lo que se traduce en el 18% de la basura domiciliaria que se genera en el distrito, estimada en 5500 toneladas por día. Esto es el doble de lo que se reciclaba en un mes del año pasado. Sin embargo, aún se está lejos de ciudades de Alemania o Bélgica, que superan el 63%.

De esas 1000 toneladas, un cuarto es cartón o papel; buena parte son plásticos y el resto son vidrio y otros materiales. Aunque los precios son variables, el cálculo que se hace desde los distintos sectores da cuenta de que en el mercado formal se mueven unos 400 millones de pesos al año. No hay números precisos sobre el dinero que genera la informalidad.

El circuito legal de la recuperación porteña está conformado por lo que obtienen las cooperativas de cartoneros en los barrios porteños y en los contenedores verdes con forma de campana. También se suma lo que sale de la planta de tratamiento que funciona en el relleno sanitario Norte III, en el partido de San Martín.

Este sistema está conformado por 18 cooperativas. Trabajan en toda la ciudad y son responsables de recuperar el material que hay en las campanas verdes y del que fue separado en los barrios donde trabajan.

La cooperativa Las Madreselvas, en la que trabajan 650 cartoneros, junta el material reciclable de Belgrano y Núñez. Hay unos 350 recuperadores encargados de recolectar el "preciado tesoro" y llevarlo a uno de los ocho centros verdes porteños. Está a metros de la avenida Lugones: allí se clasifican los materiales y se los comercializa para su reintroducción en la industria. "Acá trabajamos en equipo. La situación cambió mucho. En este lugar separamos el material y se enfarda. Después se vende", explica Carlos Mansilla, presidente de Las Madreselvas.

El galpón en el que trabajan 80 recuperadores tiene dos cintas por donde van circulando los desechos que se juntaron la noche anterior. Latas de aluminio, cartón, papel y envases PET de distinto color se van depositando en bolsones que, uno a uno, van a parar a la enfardadora.

"Cada cinta tiene 14 puestos de trabajo. Ellos separan. Yo controlo. Hace dos años que estoy acá. Antes, en la calle, había días que no llegaba ni a ganar 100 pesos", dice José, encargado de la planta, que trabaja de 8 a 16, al igual que su mujer, una de las responsables de la separación del material.

El sistema formal que impulsa el gobierno porteño les asegura a los cartoneros un sueldo básico de 4500 pesos. El plus lo consiguen con la venta del material. En promedio, se llevan unos $ 6000. Hacer funcionar este circuito, con la compra de maquinaria y la construcción de los centros, demandó una inversión de $ 600 millones en los últimos dos años. "El sistema puede perfeccionarse, pero ellos tienen que entender que cuanto mejor funcione la cooperativa más dinero van a ganar", indicó Casal.

No es fácil el paso a la formalidad. "Hay chicos que son jóvenes y no entienden que tienen una responsabilidad. Acá hay que cumplir. Se creen que porque cobran el básico ya está", dice Mansilla, que mantiene largas charlas con sus compañeros para evitar problemas como el ausentismo.

Las dificultades en las cooperativas se traducen en suciedad en las calles. "Si los chicos faltan no se vacían las campanas. Todos los días hay que pasar y buscar los residuos que se depositan ahí", dice Mansilla. Aunque no siempre sucede. "Yo era famoso cuando estaba en la calle. Llegaba a transportar 500 kilos en mi carro. Pero no todos trabajan así."

Otro inconveniente del sistema es de qué forma se declara lo que se separa y lo que se vende. El gobierno, la industria y los propios cartoneros reconocen que las cifras que se manejan no son exactas.

Mónica es la encargada de llevar los números de Las Madreselvas. Por día la cooperativa junta unas dos toneladas de PET y una tonelada y media de cartón y papel blanco. El negocio más grande es el vidrio, aunque no se conocen las cifras.

La estrategia de venta es la oferta y demanda. Los precios de los materiales son estacionales. "Para vender papel, por ejemplo, esperamos a juntar entre 10 y 12 toneladas, porque se paga mejor. El cartón ahora bajó, así que lo tengo stand by", explica Mónica.

José Luis Picone, director ejecutivo de la Cámara Argentina de la Industria del Reciclado Plástico (Cairplas), dice: "La cantidad de envases plásticos reciclada se cuadruplicó. En 2003 se reciclaban 35.900 toneladas y en 2014 ese número trepó a 154.000 toneladas. Sin embargo, todavía sigue siendo bajo y resulta difícil estimar el número porque es muy grande la industria del reciclado informal".

 

La estrategia de venta es la oferta y demanda. Los precios de los materiales son estacionales

 

Cuando se habla de envases plásticos se engloba al PET, el material del que están hechos la mayoría de los envases domésticos de bebidas. En la industria se estima que en la ciudad se consumen 2500 toneladas de PET por mes. Unas 500 toneladas se recuperan, lo que supone que 2000 se entierran. Si se tiene en cuenta que el valor promedio que se paga en el mercado es de unos 4 pesos (varía según el tipo de PET), van al relleno sanitario unos 8 millones de pesos al mes, unos $ 96 millones al año.

Con respecto al papel, el escenario es similar. Según un estudio de la Facultad de Ingeniería de la UBA casi el 20% de los residuos que se generan en la Capital son papeles y cartones. Esto representaría unas 1000 toneladas diarias. "Es difícil estimar qué cantidad de papel se recicla. Desde lo impositivo está más controlado: ahora tenemos retenciones sobre lo que vendemos. Desde el punto de vista de usar los recursos naturales que reciclemos, creo que se podría hacer mucho más. Hoy, tirar basura sale barato, entonces las empresas no cuidan los recursos que desechan. Vale más el servicio que el kilo de basura. Eso hace que los que originan basura la tiren directamente y no la separen", dice Alejandro Grompone, de la empresa Recicor, que compra papel enfardado a las cooperativas y presta servicios para el Garrahan.

A esto hay que sumar la estacionalidad y la variación de precios. El papel aumentó entre un 40 y un 50% en pocos meses. Y desde mitad del año pasado, casi un 250%. Hoy, los cartoneros pueden vender un kilo de papel o cartón a $ 2,20, si está enfardado; o a $ 1,70, si está suelto. En diciembre, por lo mismo les pagaban $ 1,60 y $ 1,10, respectivamente, y en junio del año pasado, $ 1,10 y $ 0,50. Mientras, el kilo de PET verde está $2,75 y el transparente o cristal, a 5 pesos.

Estas variaciones en los precios también envalentonan a los cartoneros informales, como Fernando. No compiten con las cooperativas porque deben recurrir a intermediarios o balancines, como Cacho. Los precios que se pagan son mucho más bajos por la calidad y cantidad del material. "En mi mejor noche saqué 500 pesos. Ese día encontré muchas cosas de cobre, ¿te acordás Cacho?", le dice Fernando a su "empleador". Pero, en promedio obtiene unos 100 pesos por día.

Aunque los precios de los materiales aumentaron y hay más recuperadores deambulando, Cacho asegura que el negocio no está en su mejor momento. "Hay muchos controles y ya me llevaron el camión dos veces. El miércoles pasado, para rescatarlo, tuve que pagar 3300 pesos", contó.

Según fuentes oficiales, en la ciudad circulan entre 10 y 15 de estos camiones o balancines por distintas calles. Por mes se secuestran unos cinco vehículos. Compran el material que les llevan los cartoneros. Algunos, como Cacho, consiguen que otras personas les recolecten el material. A cambio les da crédito y les presta el carro.

A la medianoche, Fernando ya vendió lo que consiguió en la calle. Por 16 kilos de papel y una olla obtuvo 50 pesos. Vuelve a preparar el carro y las piernas. De San Telmo se va a Constitución. En el camino juntará lo que encuentre a su paso. En las inmediaciones de la estación, lo venderá. Y después, tomará el tren para llegar a su casa. "Hago esto por mis cuatro hijos y porque estoy pagando mi casa. Me faltan dos cuotas. Ya no voy a venir más todos los días", asegura. Lo saluda a Cacho y sigue con su rutina, arrastrando su carro.

LA RUTA DE LOS RESIDUOS

8%

se recicla

Es el porcentaje que se recupera en la ciudad. Son unas 1000 toneladas que salen de los centros verdes y las plantas de MBT

8000

cartoneros

Recorren la ciudad cada día. Unos 4500 tienen pecheras que los identifican como "oficiales". El resto trabaja en la informalidad.

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