Las recetas para combatir el delito copan la campaña

Las recetas para combatir el delito copan la campaña

Schiaretti defendió la actual política, y promete más policías y móviles. Aguad y Accastello quieren un replanteo en la fuerza. La izquierda pide menos represión.

Las protestas barriales por la reiteración de hechos delictivos, la puesta en marcha de la nueva fuerza antinarcóticos y las recientes razias policiales sobre 350 jóvenes terminaron de poner la cuestión de la inseguridad, que ya estaba al tope de la agenda ciudadana, como primer eje de debate en la campaña provincial.

Desde el oficialismo, el candidato Juan Schiaretti (UPC) insistió en la idea de continuidad de lo que viene haciendo el Gobierno. Dijo que mantendrá los “avances logrados” y que sumará cinco mil nuevos policías, 600 vehículos de patrullaje y mil cámaras de seguridad en toda la provincia. También alentó la idea de colocar policías en los barrios, para que trabajen “por proximidad”, y la constitución de “patrullas de prevención ciudadana y rural”. 

Schiaretti defendió la creación de la Policía Antinarcóticos, que a su juicio pone a Córdoba como “pionera en el país”. Nada dijo, en cambio, de las razias policiales ni de la vigencia del Código de Faltas, dos ejes sobre los cuales la oposición volvió a avanzar con dureza.

Oscar Aguad, candidato de Juntos por Córdoba, diagnosticó que los barrios, en particular los más pobres, están “sitiados por la delincuencia y el narcotráfico”. “Los vecinos nos repiten la gran paradoja: que la Policía sabe quiénes son los delincuentes y no hace nada, y que en cambio detiene a inocentes. Es una política efectivista, sin resultados”, cuestionó.

Propuso avanzar en una “profunda reestructuración” de la Policía, para “darle mayor operatividad y capacitación”. “Hoy van detrás del delito y no previenen. Faltan equipos y formación, en una Policía que debe enfrentar problemas de inseguridad que se han multiplicado por 10 por la droga”, advirtió.

También tildó de “cortina de humo” la creación de la Policía Antinarcóticos.

Por su parte, Eduardo Accastello (Córdoba Podemos) fue el primero en meter la cuestión de la inseguridad en la campaña. Planteó replicar la experiencia desarrollada en Villa María con cámaras de seguridad y la chance de “volver al policía de barrio”.

Dijo que, en caso de ser gobernador, asumirá el control político de las fuerzas de seguridad “para terminar con el delito, pero respetando los derechos humanos”. Prometió derogar el Código de Faltas y poner al frente de la Policía a “tres especialistas en seguridad humana”.

Por su lado, el socialista Roberto Birri (Frente Progresista) planteó la necesidad de abordar la problemática de la seguridad bajo otro paradigma diferente al actual. 

“Proponemos una fuerza policial alineada con los conceptos democráticos, donde el planeamiento esté en manos del poder político y también de la sociedad, en donde la Policía sea el brazo ejecutor”. 

Birri también se mostró a favor de modificar el Código de Convivencia.

Desde la izquierda, Liliana Olivero (FIT) propone anular el Código de Faltas, avanzar en formas de autoorganización vecinal para combatir la inseguridad y que los comisarios sean elegidos por voto. “La verdadera inseguridad es la falta de oportunidades y educación. Que el Gobierno garantice inclusión social”, demandó.

Su par Raúl Gómez, del MST, criticó los “16 años de mano dura”, ante cuyo fracaso “se apela a la detención de 350 inocentes, sólo para hacer estadística”. “Mientras la Policía hacía eso, no logró disuadir a ningún delincuente. Hay que desarmar el triángulo de impunidad formado por el poder político, la Policía y la delincuencia organizada”, reclamó.

Víctimas de las razias

Discapacitado. Mariano Mollica (31 años) fue una de las alrededor de las 300 personas que la Policía detuvo durante el fin de semana pasado en masivos operativos de “saturación”, pese a que está ciego y mostró su certificado de discapacidad visual.

Condiciones. “Estuve tirado cinco horas en una celda, con las esposas en la espalda, desnudo y golpeado. Me pegaron desde que me subieron en el patrullero hasta que me metieron en la celda de la comisaría de Villa Allende. Mirá lo que me hicieron”, contó el hombre a Día a Día en su casa de barrio Cerrito de la periferia norte de la Capital.

Víctima. “No sé por qué me llevaron. Yo les decía que era ciego pero no me creían. ¿Acaso no me veían la cara?”, remarcó. Mollica fue detenido a las 9 del domingo y fue liberado a las 21. Está ciego desde que, hace dos años, intentaron robarle su motocicleta y le pegaron siete tiros: uno en el cráneo y otros seis en distintas partes del cuerpo. 

Exigencia. El de Jorge Flores fue otro de los testimonios de las detenciones masivas. “Cuando íbamos en el patrullero, decían que sí o sí tenían que alzar 60 personas. A nosotros, que éramos 60, nos metieron a las 11 y nos sacaron a las 6 de la mañana. A esa hora, metieron otro grupo de 60 personas”, argumentó Flores. 

Sin DNI. Un grupo de 11 jóvenes fueron detenidos cuando jugaban al fútbol en un descampado. “Cómo vamos a llevar documentos en un picado”, dijo uno de los chicos.

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