El PJ se rearma, pero sin evitar el pase de facturas

El PJ se rearma, pero sin evitar el pase de facturas

El 16 de setiembre se realizará un congreso partidario en el Club Estudiantes. Por lo bajo -cada vez menos bajo- resuenan cuestionamientos al marinismo.

 

El peronismo quedó conmovido por los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO). Por primera vez en tres décadas, la fuerza que comanda La Pampa desde el regreso de la democracia cosechó menos votos que otra agrupación. El pequeño hito histórico generó impacto, entonces, en el PJ pampeano.

Con el diario del lunes, además de lecturas de lo ocurrido, lo que prima es, a la vez, inquietud y una mirada algo esperanzada respecto de la posibilidad de “recuperar” para el candidato peronista algunos votos que esta vez se desperdigaron. Hay una intención de “rearmarse” con vistas a las generales legislativas.

Pero eso no impide un paso de facturas inevitable, donde hay al menos dos cuestiones claves sobre el tablero.

Por un lado, la defección en General Pico, bastión político del gobernador Carlos Verna, quien estuvo ausente en la campaña.

Por otro, muchas miradas recaen sobre el rol de Convergencia Peronista, sector al que le reprochan su poca actividad proselitista, su permanente queja por alguna cuestión y la posterior interpretación de los resultados.

El consejo partidario

Esos aspectos se charlaron apenas por arriba en el encuentro del consejo partidario, el último lunes. Fue una reunión no solo caracterizada por cierta pesadumbre que dejaron los resultados, sino también por la poca concurrencia y el ecaso volumen político.

Lo que se resolvió fue ponerle fecha al congreso partidario: será el próximo sábado 16 de setiembre, en el Club Estudiantes. La idea es que ese día aparezcan congregados los distintos sectores del peronismo, incluso aquellos que participaron en las internas representando a otras listas.

Los espacios que no sumaron su adhesión a la lista de la cúpula, llamada “la del consenso”, representan nada menos que 15 mil votos. Es una cifra importante si se toma en cuenta la paridad que se prevé para octubre, a la luz de los resultados de las PASO, en que los postulantes de Cambiemos sumados cosecharon 95 mil sufragios contra los casi 75 mil de los del PJ (Ariel Rauschenberger sumó 58 mil).

El marinismo

En ese marco, siguen repiqueteando en la interna peronista los dichos del presidente del partido, Rubén Marín, a poco de conocidos los primeros resultados: hizo un encendido discurso en contra de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y reina entre los dirigentes cierto temor de que esa conducta derive en una antipatía de los espacios que reivindican al kirchnerismo.

Una de las explicaciones que se escuchó es que Marín, además de tener ese pensamiento, llegó a ese momento del domingo pasado convencido de que Cristina perdía en la provincia de Buenos Aires por más de 5 puntos, como repetían los grandes medios a partir del manipulado escrutinio de la elección.

En la reunión del consejo no hubo un análisis profundo de lo sucedido en las elecciones. Marín dijo algunas palabra de ocasión, pero ni siquiera fueron tenidas demasiado en cuenta por los presentes, ya fuera para coincidir o disentir. El tema pasó rápidamente y no se habló más.

Los espacios menos afines al marinismo son durísimos con el comportamiento de Convergencia. Le atribuyen poco esfuerzo en la campaña, pese a que en la distribución de cargos el sector tiene un importantísimo capital político, desde el vicegobernador hasta una senadora, pasando por la presidencia del bloque de diputados provinciales y otros nutridos e importantes sitios de representación.

Más ruidos

El contexto para el peronismo se completó en las últimas horas con la difusión de supuestos cambios de las manos que manejan la campaña. El gobierno salió a responder rápido, pero el ruido no pudo evitarse.

Aprovechando que caen severos cuestionamientos sobre el papel de los responsables piquenses (la diputada Alicia Mayoral quedó en el centro de la escena) también se especuló con otras modificaciones en el manejo de la actividad proselitista. La operación le dio aire a la versión de que también estaban en la mira Sergio Ziliotto, encargado de la campaña en Santa Rosa, y Rodolfo “Fito” Calvo, que coordina la tarea provincial.

Según esa versión, el único que salía bien parado era Pablo Bensusan, y en búsqueda de auxilio se convocaba como “jefe de campaña” al ministro de Desarrollo Territorial Martín Borthiry. El oficialismo provincial desmintió toda la movida.

Solo el tiempo dirá si esos ruidos que sacuden al peronismo, y que tampoco son nuevos, pueden derivar en algo más parecido a la “unidad” para ir en la búsqueda de miles de votos que le permitan “dar vuelta” la elección en octubre.

El peronismo confía en que una presencia de Verna en etapa proselitista puede “acomodar” las cosas en General Pico (además sueñan con una fuga de votos radicales hacia el Frente Progresista de Juan Carlos Passo), pero el jefe del Ejecutivo hace silencio absoluto: no habló después de las elecciones, que él mismo había presentado cuando votó como un “plebiscito” del gobierno nacional macrista.

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