Reaccionó Peralta y se agrava la crisis en Santa Cruz

Reaccionó Peralta y se agrava la crisis en Santa Cruz

El gobernador se quejó por las denuncias de espionaje y le apuntó a la Casa Rosada

Por Mariela Arias |

RÍO GALLEGOS.- Por primera vez en nueve años de kirchnerismo en el poder nacional, un gobernador de Santa Cruz denuncia "operaciones" en su contra que nacen del propio kirchnerismo.

En el peor momento de su mandato y acorralado por denuncias de espionaje contra Cristina Kirchner, Daniel Peralta decidió ayer reaccionar. El gobernador dio una larga conferencia de prensa en la que habló de quienes "ponen palos en la rueda" y de sectores que quieren "desestabilizar", reconoció que él y La Cámpora no integran "el mismo espacio político" y apuntó contra quienes creen "que los problemas de Santa Cruz se arreglan tomando café a 3000 kilómetros".

Reconoció, además, que no sabe cómo va a hacer para pagar mañana los sueldos de los empleados estatales.

La delicada situación económica de la provincia y las internas del kirchnerismo conforman un cóctel explosivo que otra vez dejó a Santa Cruz al borde de una crisis política. Y desde Buenos Aires, el Gobierno agiganta las denuncias de espionaje a la Presidenta durante sus visitas a Río Gallegos.

El escenario no podría ser peor: mientras Peralta pide en todos los idiomas que la Legislatura rebelde (de hegemonía cristinista) apruebe un empréstito de 200 millones de dólares para sortear la crisis, la denuncia en su contra que hizo el secretario de Seguridad nacional, Sergio Berni, accionó una bomba de tiempo.

Desde el lunes pasado, versiones que empezaron a circular en medios cercanos a la Casa Rosada indicaban que el pasado fin de semana la Presidenta había sido espiada en Santa Cruz por orden de Peralta y a cargo de la policía. La versión cobró fuerza cuando Berni, hombre de Santa Cruz, oficializó la denuncia a través de un comunicado oficial. La gobernación se enteró por los medios.

"Si no fuera tan grave lo que se dijo, me movería a risa", afirmó el gobernador ayer en referencia a la denuncia. Lo hizo ante los periodistas y rodeado de todo su gabinete. "Desde que Néstor Kirchner es presidente, siempre se hizo tarea de apoyo y ayuda logística a la custodia presidencial y nunca nadie nos acusó de espionaje", afirmó Peralta y añadió que ante cada visita presidencial la custodia de Cristina Kirchner le avisa a la policía provincial.

Para demostrar que la provincia es parte del operativo presidencial, Peralta reveló entre otros detalles que el gobierno de Santa Cruz paga los alojamientos de los custodios. "Hasta nos hacemos cargo del alojamiento de la custodia presidencial, en el gimnasio Cepard y en el Hotel Patagonia", dijo y, alarmado, se preguntó: "¿Para que espiaríamos a Cristina? Nuestra Presidenta se mueve en el pueblo en el que vivió la mayor parte de su vida con absoluta libertad". Aclaró que a partir de ahora se hará un protocolo especial. Peralta evitó cruzar de manera directa a Berni y defendió a su ministra de Gobierno, Paola Knoop (a quien Berni había acusado en su comunicado de anteayer).

Sin embargo, reconoció que hay sectores que buscan desestabilizar a su gobierno, frase ya repetida en sus discursos. "Cuando hablo de que hay gente o sectores que buscan desestabilizar, claramente es porque no nos dan herramientas para trabajar, no nos hacen el camino fácil, eso en política se llama al menos poner palos en la rueda", enfatizó.

Entre sus más acérrimos opositores internos se encuentra la dirigencia de La Cámpora, que el 29 de diciembre pasado renunció a todos los cargos en el gobierno provincial con fuertes críticas a la gestión. Fue durante la fallida sesión en la Legislatura, en la que se intentaba aprobar una reforma jubilatoria, impulsada por los diputados de La Cámpora y solicitada por la Presidenta. Desde entonces las relaciones entre Cristina Kirchner y Peralta están virtualmente rotas.

Sobre La Cámpora, fue explícito: "Son parte del Frente para la Victoria, pero está claro que no militamos en el mismo espacio".

Si bien desde el entorno del gobernador intentan simular que el vínculo con la Casa Rosada se mantiene, ayer Peralta admitió que no había llamado a Buenos Aires. "Tengo otras cosas que hacer, como ver cómo pago los sueldos el viernes", respondió, molesto.

En diciembre dejaron de ingresar a la provincia los fondos para paliar el déficit de la caja de previsión. Ante la falta de fondos, los 14 intendentes llevaron sus quejas a Buenos Aires, y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, armó un plan de obras por 930 millones para los municipios, en forma directa, y dejó a Peralta fuera del circuito.

Él sabe que tiene varios frentes de batalla y siente la presión política que llega desde la Casa Rosada a la velocidad de la luz. "Algunos miran con mucha lejanía, algunos presuponen que los problemas de la provincia se arreglan tomando café a 3000 kilómetros y nosotros decimos que se arreglan acá", aguijoneó.

Desde 2003, ningún gobernador negó tantas veces su renuncia como Peralta. "Lo único que me puede sacar de la Casa de Gobierno es la gente que me votó, es el pueblo", dijo ayer. Y sugirió que si hay quienes quieren intentar otro mecanismo institucional "que lo hagan y que se hagan responsables ante la historia y ante la gente". Se refería a las versiones de un intento de juicio político y hasta de una intervención federal.

La deuda y el déficit

Ayer, el ministro de Economía, Ariel Ivovich, presentó las cuentas provinciales y fundamentó las razones por las cuales la provincia necesita endeudarse por 200 millones de dólares para enfrentar la crisis. El déficit provincial asciende a 2696 millones de pesos y necesitan el empréstito hasta tanto se cumpla la renegociación de los contratos petroleros con YPF.

La Legislatura local tiene 24 bancas, 22 ocupadas por el Frente para la Victoria. El poderoso bloque hoy es comandado por La Cámpora, con apenas un puñadito de diputados que apoyan a Peralta. Fue el propio FPV el que le negó en julio una ley de un nuevo canon minero. Hasta ahora no hay apoyo para aprobar el endeudamiento..

Del editor: cómo sigue.

Lo acusan por su policía. Le cortan los fondos. La Cámpora lo puso en la morsa. La Presidenta ya no le habla. El protagonista hoy es Peralta. Scioli se mira en el espejo.

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