¿Randazzo y Urtubey se suman al larretismo?

¿Randazzo y Urtubey se suman al larretismo?

La cuarentena terminó en fracaso. La sociedad no la respeta. La política, que debía dar el ejemplo, no la respetó nunca. Desde sus mismos inicios significó la apertura del libro de pases para que actores y espacios políticos se reacomodaran, en el marco de una dinámica facciosa inédita. 

Debilitado al extremo, entre un gabinete que deambula entre los intereses particulares y el temor al escrache de los grandes medios opositores, Alberto Fernández no tiene músculo para endurecer la cuarentena en el AMBA en el momento en que se vuelve más necesario. Tanto opositores como oficialistas ven chorrear la sangre de su armadura y el presidente insiste en mostrar una imagen cada vez más débil. Su identificación con Raúl Alfonsín luego del papelón de Vicentín suena a extremaunción autoinflingida. Todos recuerdan cómo fue el final del primer presidente del ciclo democrático iniciado en 1983. 

Mientras tanto, el nuevo espacio de centro gana lugar a pasos agigantados. El Frente de Todos jamás consiguió pasar de una alianza electoral. Juntos por el Cambio está virtualmente estallado entre las "palomas" larretistas y los "halcones" macristas. Los primeros confían en obtener un resultado electoral contundente, y para ello apuestan al diálogo con un gobierno que huele a flores -que no son de primavera- y a la ampliación de sus filas, incorporando a amplios sectores del peronismo "presentable". Los macristas fortalecen su oposicionismo cínico, en la convicción de que necesitarán imperiosamente de fueros en la medida en que avancen las causas por las escuchas y la corrupción descarada desplegada durante su gestión presidencial.  

El contagio de María Eugenia Vidal blanqueó lo que era ya conocido dentro del universo de la política. Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Martín Lousteau y la ex gobernadora mantienen un diálogo constante para armar un nuevo Juntos por el Cambio con los ultras -Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Ángel Pichetto- afuera.  Aspiran a captar a Margarita Stolbizer y a Guillermo Dietrich para el nuevo emprendimiento. Pero su ambición va mucho más allá, ya que también pretenden sumar a Juan Manuel Urtubey -quien siempre mantuvo relaciones carnales con este colectivo- y a Florencio Randazzo, a quien el pulgar para abajo de Cristina Fernández de Kirchner excluyó del Frente de Todos, en contra de la voluntad de Alberto Fernández.

No sería de extrañar que Diego Bossio y varios gobernadores -tanto peronistas como radicales- formaran parte de la nueva coalición. Y hasta algunos aseguran que algunos sectores no cristinistas que hoy forman parte del Frente de Todos se incorporen, más tarde o más temprano. 

“En lo que nosotros insistimos es en la necesidad de hacer acuerdos con la mayor apertura posible. No vamos a lograr nada ni política ni gubernamentalmente si no buscamos más acuerdos”, aseguró un referente calificado del nuevo espacio, que exigió no ser identificado. 

Así las cosas, la pregunta sobre el futuro del gobierno de Alberto Fernández comienza a adquirir centralidad dentro de la escena política. Desgastado, derrotado por un juez provincial en el caso Vicentín, incapaz de hacer respetar la cuarentena, abandonado por los gremios que se ven rebalsados por los trabajadores ante los anuncios de supresión o pago en cuotas de los salarios, chantajeado por los acreedores externos y con el control de la calle en manos de la oposición y de los movimientos sociales, las similitudes con el último tramo del gobierno de Alfonsín salen cada vez más a la luz.

Con pocas posibilidades concretas y nula voluntad de reinventarse, el presidente deberá resolver la continuidad de la cuarentena. Le queda menos de una semana. Muy poco tiempo o una eternidad, según cómo se lo mire. 

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