Radiografía de la gestión porteña de los últimos ocho años en Salud y Educación

Radiografía de la gestión porteña de los últimos ocho años en Salud y Educación

Organizaciones sociales denuncian que la administración de la Ciudad no usó $ 1171 millones del presupuesto de esas áreas. Educativa no ejecutó más de $ 827 millones.

Durante sus primeros siete años de gestión al frente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri subejecutó más de 1171 millones de pesos que estaban destinados a mejorar la infraestructura de las escuelas y los hospitales públicos. Es decir que uno de cada tres pesos que los Ministerios de Educación y Salud tenían presupuestados para invertir en los edificios donde los porteños estudian y se atienden, no fue utilizado. Es más, el porcentaje del presupuesto que ambos ministerios tenían destinados a ese rubro bajó del 6,74 en 2008 al 1,72% en 2015, y del 6,86 al 2,25%, respectivamente.

Si un presupuesto expresa las intenciones de una gestión, su ejecución podría considerarse la demostración real de sus prioridades. Para corroborarlo, Tiempo analizó el desempeño del gobierno porteño en las principales áreas sociales a través de la ejecución presupuestaria y halló preocupantes resultados para los habitantes que dependen de los servicios públicos para garantizar su derecho a la salud, la educación y la vivienda.

Durante la campaña, tanto Macri como su actual ministro de Educación, Esteban Bullrich (además seguro titular de la cartera nacional si gana Cambiemos), enarbolaron como consigna que impulsarán una “Revolución Educativa” en todo el país. Pero entre 2008 y 2014, el Ministerio de Educación porteño subejecutó 1761 millones de pesos. Casi la mitad de ese dinero no usado (47%) estaba destinado a la Dirección General de Infraestructura y Equipamiento: fueron más de 827 millones de pesos que la Ciudad decidió no invertir en la mejora de la estructura edilicia de sus escuelas. Con ese dinero podrían haberse construido 69 escuelas secundarias, 82 primarias o 127 jardines.

Paradójicamente, desde 2007, ese ministerio incumple una sentencia judicial que lo obliga a garantizar las vacantes en el nivel inicial para chicos desde los 45 días hasta los 5 años. La causa se inició con un amparo presentado por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y siguió con un fallo del juez en lo Contencioso Administrativo Guillermo Treacy que ordenó al Ejecutivo porteño que presentara un plan para resolver ese déficit. En 2008, el juez impuso una multa de 50 pesos por día a raíz del incumplimiento al entonces ministro de Educación, Mariano Narodowsky (destituido luego de que estallara la causa de las escuchas ilegales) y a quien fuera ministra de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, actual gobernadora electa de la provincia. Pero no hubo mejoras. Según consta en el expediente judicial, hace pocas semanas la cartera a cargo de Bullrich reconoció que aún quedan 4418 niños de nivel inicial sin vacantes.

“Es realmente preocupante. La Ciudad no acredita obras ni planes concretos de realizarlas, y el juez interviniente no toma ninguna medida concreta, sanciones por ejemplo, para conminar al gobierno a cumplir con el acuerdo judicial”, señaló a Tiempo María Emilia Mamberti, coordinadora del Área de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de ACIJ.

Entre 2008 y 2012, la subejecución del área de infraestructura promedió un 38 por ciento. Sólo se estabilizó en 2013 y 2014, cuando lo no invertido pasó a ser apenas un 2,14 y un 3,18%, respectivamente, pero eso ocurrió mientras los montos destinados al área disminuían a su piso histórico, siendo apenas el 2,29 y 1,82% del presupuesto total de Educación. “Hay que separar entre lo que pueden ser problemas de gestión y lo que es decisión política o asignación de gastos –analizó Rafael Flores, presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP)–. Si uno asigna mil y gasta 500, tiene problemas de gestión. Ahora, si después asignaste 500 y gastaste todo, la gestión está cumplida, pero hay que discutir la asignación de prioridades. Ahí sí uno ve en los últimos años una caída en términos generales de participación de Educación y también de Salud en el total de gastos”.

Otro dato que surge del análisis del presupuesto porteño en Educación es que cuando asumió Macri el gobierno ponía cuatro pesos en las escuelas públicas por cada uno destinado a subsidios a las privadas. En 2014 la relación fue de sólo tres pesos a uno. Otra forma de verlo es que en 2008 el dinero destinado a la Dirección General de Gestión Estatal representaba el 62% del presupuesto del ministerio, mientras que en 2014 fue apenas el 50,06%, con la Gestión Privada manteniéndose en 16 por ciento.

El peso del área dentro del presupuesto general del gobierno porteño también se desbarrancó desde 2008, cuando el dinero destinado a la cartera educativa representaba el 25,6% del total de la Ciudad. Hoy es el 20,37 por ciento. Es decir que de cada cuatro pesos gastados por el Estado porteño en 2008, uno iba a Educación. Hoy, de cada cinco pesos, se destina al área apenas uno.

 

 

 

CIUDAD SIN CIENCIA

La Dirección General de Industria, Servicio y Tecnología, luego "de Actividades Científicas y Tecnológicas", tuvo en 2008 un presupuesto de 10 millones de pesos (0,07% del total). En 2014 fue de $ 500 mil (sólo el 0,001 por ciento).

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