Radicalismo, peronismo y alianzas 2015

Por Eduardo Anguita

Al apagarse los coletazos del caso Nisman, como se esperaba, tomaron calor las internas partidarias y las campañas electorales, cuando se acercan las PASO en varios distritos.

La muerte de Alberto Nisman demoró el inicio de las campañas electorales. Cuando todo indicaba que en febrero los precandidatos iban a mostrar sus armados, el clima de polarización no se vivió de cara a las opciones presidenciales en los comicios de octubre. La movida de los fiscales del 18-F y la concentración de apoyo a la presidenta del 1-M pusieron en la superficie una vez más un esquema de opuestos distante del tradicional –y desgastado– debate enunciativo de candidatos que quieren seducir votantes. Cristina y sus principales espadas hicieron eje en los –supuestos– intentos desestabilizadores de las corporaciones mediáticas y judiciales. A su vez, la prensa opositora y varios jueces y fiscales muestran a la presidenta como alguien que está más preocupada por los fueros que por la marcha del país.

La realidad es que –aunque la economía sigue deprimida, la inflación galopa y el sector externo muestra muchas vulnerabilidades– la Argentina transita un año más que razonable en materia de gobernabilidad. Y así como enero y febrero fueron suaves en materia de campañas y armados electorales, la última semana mostró signos contundentes. El Frente para la Victoria, según la mayoría de los analistas y encuestadores, tiene un precandidato bien posicionado, Daniel Scioli, otro que puede hacer algo de fuerza, Florencio Randazzo, y cuatro aspirantes más que no lograron entrar en carrera. Entrada la segunda quincena de marzo, son más los interrogantes que las certezas respecto de cómo va a invertirse el importante capital político del peronismo –no opositor– y el kirchnerismo. Las preguntas flotan y se formulan en todos los ambientes de militancia oficialista. La primera es cuánto va a esperar Cristina para definir su prescindencia o si, por el contrario, va a proponerse para ser protagonista. Y, en este caso, el dato no menor sería saber si piensa jugar al equilibrio entre los dos precandidatos –Scioli y Randazzo– o va a poner las fichas con este último. Las reglas sugieren que el oficialismo puede esperar a cómo se arman las variantes opositoras antes de tomar decisiones. Sin perjuicio de ello, todas las movidas de la Casa Rosada estuvieron encaminadas a ponerle límites o restarle apoyo al gobernador bonaerense. La más clara fue la de prescindir de Juan Carlos Mazzón, un armador mendocino proveniente de Guardia de Hierro que fue pieza clave en las sombras en los armados desde la candidatura de Néstor Kirchner en 2003 hasta las dos que ganó Cristina. Mazzón siempre expresó el peronismo tradicional y es un interlocutor para intendentes y gobernadores peronistas de todos los distritos. Tiene una relación estrecha con Scioli y, tras el cierre de listas en Mendoza, tuvo que hacer las valijas y dejar la coordinación de asuntos técnicos de la unidad presidente, un nombre extenso y difuso que en los años electorales resulta muy sensible. Aunque nunca hubo explicaciones ni Mazzón brindó entrevistas públicas, los motivos los conoce cualquiera que visite el distrito mendocino: Mazzón y el vicegobernador Carlos Ciurca tienen un peso decisivo en el peronismo provincial y juegan con Scioli, el gobernador Francisco Pérez se alió con ellos y esta alianza dejó de lado al precandidato Guillermo Carmona y a La Cámpora provincial.

Eso, para el gobierno, es rebelión en la granja y decidió que los armados políticos quedaran en las manos de los más estrechos colaboradores de la presidenta. Por un lado eso le permite a Cristina ganar en confiabilidad pero le dejó dos flancos complicados, menor vínculo para armar con Scioli en su propio espacio y pocas cartas ganadoras de cara a las elecciones en los distritos donde se adelantaron los comicios. En Mendoza, concretamente, falta algo más de un mes para las PASO (19 de abril) y la iniciativa quedó claramente del lado de la alianza variopinta –que incluye macristas y mazzistas– que encabezan los radicales Alfredo Cornejo y Laura Montero. En Santa Fe, las primarias tendrán lugar una semana después y el 26 de abril tiene como favorito a Miguel del Sel (PRO en alianza con radicales y con el apoyo de Carlos Reutemann), desplazando en las encuestas al socialismo que gobierna desde 2007, arrebatándole al peronismo ese importante distrito. Ahora, el peronismo -kirchnerismo santafesino marcha tercero en intención de voto. Otra elección importante se llevará a cabo ese domingo 26 en la Ciudad de Buenos Aires en la que, todo indica, el PRO tiene amplias posibilidades de retener el distrito.

Es cierto, como advierten muchos seguidores de Cristina, que la teoría del pato rengo no se cumplió, que la imagen de la presidenta viene creciendo en lo que va de marzo tras una caída importante en enero y también es cierto que con algunos anuncios que muestren estímulo al consumo y confianza en el rumbo de la economía, Cristina puede incluso aumentar la simpatía entre los votantes indecisos. Esto no significa que el rumbo esté consolidado y que las cuentas marchen bien, aunque el ministro de Economía Axel Kicillof diga que la transformación de la Argentina es irreversible, como afirmó días pasados en un encuentro de personalidades llevado a cabo en el Teatro Cervantes. El año 2014 terminó con una fuerte caída de las exportaciones, especialmente por baja en los precios y por menor demanda de los dos principales destinos de nuestros productos (China y Brasil), la industria automotriz y las armadurías de Tierra del Fuego mostraron las debilidades del modelo industrial, que producen alta demanda de importación jamás remplazadas por productos nacionales, y la balanza comercial energética sigue siendo altamente desfavorable (en 2014 exportaciones por 5000 millones de dólares e importaciones por 12 mil millones), al tiempo que se mantienen unos subsidios al consumo favorables a los sectores de altos ingresos –que consumen mucho más que los pobres– y se mantienen a Edesur y Edenor como los operadores de distribución eléctrica en Capital y Gran Buenos Aires en la misma línea que los noventas.

¿Qué es irreversible, no reformar el sistema financiero o que el Estado no incida en la cadena de valor de las exportaciones del complejo oleaginoso en manos de un puñado de transnacionales? Quizá pueda argumentarse que las relaciones de fuerzas no dieron en estos años para hacer una empresa mixta que comercialice cereales pero para cambiar el escenario es preciso promover el debate. Concretamente, un paso importante es la segmentación de las retenciones, algo que en 2008 se discutió en Diputados para sumar votos por izquierda y que tuvo como protagonistas del kirchnerismo a Agustín Rossi y a Alberto Cantero, con un acuerdo más que interesante del entonces secretario de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi. No siempre se puede lo máximo, pero en materia económica en el debe hay muchas cosas. La gran informalidad laboral no bajó en estos años y está en torno al 35 por ciento. Ni hablar de la cuarta categoría de ganancias y de las escalas distorsionadas en un momento donde las discusiones paritarias se dan en torno del 30 y el 38 por ciento.

Sin duda, un balance donde se ponderen los logros y se dejen ver los temas que faltan, significa menos centralidad en el kirchnerismo y, por ende, eso es abrir el juego para que Daniel Scioli, que siempre acompañó al gobierno, tenga más pergaminos para ser la locomotora del Frente para la Victoria en las PASO de agosto.

GUALEGUAYCHÚ. Tal como se preveía en los conteos previos a la Convención Radical, Ernesto Sanz, presidente del partido, logró 180 votos para imponer su temeraria alianza con Mauricio Macri de cara a las elecciones nacionales. En contra votaron 130 convencionales, algunos de los cuales preferían sumar las huestes del partido centenario a la candidatura de Sergio Mazza y quienes advierten una alvearización en la cual el segundo partido político de la Argentina diluye su historia por ir detrás de un candidato extrapartidario.

Sanz sabe que repetirán la experiencia de la Alianza pero al revés. En 1999, fueron Carlos Álvarez y el FREPASO quienes aceptaron ir detrás de Fernando de la Rúa. En aquella oportunidad, no bien los radicales llegaron a la Casa Rosada, dejaron de lado todos los compromisos de palabra con sus aliados. Ahora, se proponen ir a las PASO de agosto con clara conciencia de que, por lejos, el ganador será Macri, y que ellos estarán sentados arriba de un volcán. El premio consuelo, según lo dicen muchos de los operadores de Sanz que supieron ser seguidores de Raúl Alfonsín y que tenían el sueño del Tercer Movimiento Histórico es tener muchos gobernadores radicales. Es cierto, es probable que un tercio de los distritos argentinos tengan al frente a candidatos de origen radical. Y que eso puede suceder más allá de cuál sea la suerte de Macri como candidato a presidente.

Es evidente que los radicales no quieren discutir de políticas sociales ni que tampoco muestren quiénes son sus economistas y qué creen que necesita la Argentina, o que tampoco hagan hablar a sus expertos en política internacional. El radicalismo quedó encerrado en un salvataje partidario sin un liderazgo claro. O, lo que es más delicado, lo que todos los conmilitones de Sanz saben es que su relación con Paolo Rocca sigue intacta, tan cercana como cuando en 2011 Techint alentaba la fórmula Ernesto Sanz - Gabriela Michetti.

El acercamiento de Macri, Sanz y Elisa Carrió tiene el visto bueno de los empresarios nucleados en el AEA (Asociación Empresaria Argentina) liderados por Paolo Rocca y Héctor Magnetto, y es una clara muestra de cómo inciden los sectores concentrados de la economía.

Sin perjuicio de la matriz ideológica de este espacio y aun de los precarios idearios comunes que puedan tener, la realidad electoral pone en la arena una alternativa fuerte. Tan fuerte que el primer perjudicado es Sergio Massa, quien viene perdiendo fuerza en las encuestas. Pero también es fuerte para el oficialismo, cuya fuerza electoral también es dinámica, también depende de su capacidad de convocar a electores independientes.

Comentá la nota