“Mi familia me retó por lo que hice, pero bueno. Me salió así”, dice Celeste (38) como pidiendo disculpas por haber dejado en el piso y no en las manos del ladrón las llaves de la moto con la que planeaba llevar a su hermana a quimioterapia. Ese mismo ladrón que las amenazó con un arma y hasta le disparó al auto del vecino que lo siguió después del robo. Quiso la suerte que nadie saliera lastimado, pero en el barrio quedó la sensación de que en cualquier momento alguien puede salir herido.

A las 7.30 de la mañana Celeste y su hermana salieron de una casa de 524 y 118 en la Honda Wave de la primera, para ir directo al hospital Rossi. La moto se paró cuando estaban a punto de bajar la vereda, por donde se acercaba un joven “menudito, con la capucha de la campera roja puesta”, lo describió la mujer. Ella tuvo un mal presentimiento, pero antes de que pudiera contárselo a su hermana se lo confirmó la presencia del muchacho a su lado, levantándose la campera, dejándole ver la culata del arma que se asomaba en su cintura.

“Dame la moto”, ordenó el ladrón. Y las dos mujeres bajaron. Sin embargo, quizás en un intento por no rendirse del todo, Celeste decidió sacarle las llaves y dejarlas en el piso. “El me decía ‘dame las llaves’ y yo le decía ‘están ahí’, pero insistía. Yo golpeaba la puerta de mi casa y llamaba a mi marido, mientras buscaba las llaves para entrar”, recordó la mujer, relatando la maniobra más riesgosa para ella y su hermana. Cuando su esposo salió, el ladrón optó por llevarse la moto a la rastra, mientras un par de vecinos se asomaban a la calle, alertados por los gritos.

En el auto de uno de ellos dos salieron a perseguir al delincuente, que “encaró para el lado del Mercadito”, describió la víctima. En esa fuga el ladrón dejó tirada la moto, sin abandonar su decisión de escapar a toda costa.

Por eso es que sacó el arma que tenía en la cintura y apuntando al auto de los vecinos, efectuó al menos un disparo.

El impacto de bala fue a morir en la puerta del conductor, por suerte, sin lastimar a nadie. Los vecinos desistieron de continuar la persecución, y el delincuente se perdió en las calles del barrio.

“Hice la denuncia porque creo que es necesario, pero voy a pedir que pongan cámaras. Hace un año y medio que vivimos acá y ya vimos demasiados asaltos. No podemos seguir así”, concluyó Celeste.