Lo que no quisiéramos escribir

Lo que no quisiéramos escribir

La liberación del mercado de los combustibles, la cotización internacional del petróleo y la profundización de la devaluación siguen presionando sobre el precio de las naftas, causando estragos en nuestros bolsillos.

 

Ayer, las estaciones de servicio de YPF cerraron septiembre como lo habían iniciado: con aumentos en los surtidores, esta vez, en un promedio del 10%, mientras que las sucursales de Axion registraron una suba del 8,9%. En lo que va del año, el acumulado supera el 50%.

En La Plata, la petrolera estatal vende el litro de Súper a $37,66, el de Infinia a $44,30 y el Infinia Diesel a $39,61. Axion, por su parte, cotiza el litro de Súper a $37,91, Premium a $44,80, Diesel a $35,37 y Euro Diesel a $40,35.

De este modo, llenar el tanque de un auto mediano puede llegar a costar cerca de $2.700.

Ahora bien, si esta fuera una suba y nada más, pasaría sin pena. El caso es que en un país como el nuestro, en el que el transporte ferroviario declina, el camión es el medio más utilizado para transportar cargas, por lo que cualquier remarcación en los combustibles (o en otros costos logísticos como los peajes, que aumentaron el último fin de semana) se integra al valor final de los productos que llegan a las góndolas: de la carne al pan y hasta el alimento que se le ocurra, todo se mueve al ritmo de la devaluación.

Por eso, cualquier suba en el dólar o en las naftas no es inocua, sino que atenta contra nuestro poder adquisitivo y, a su vez, contra la competitividad argentina, contra esa idea de pensarnos en grande.

Solo un ejemplo: transportar una carga local hasta el puerto de San Pablo, en Brasil, hoy cuesta cinco veces más que hacerlo desde Europa. Esto explica, en parte, la reducción de la participación argentina en el comercio internacional. Sin un proyecto de país que invierta en infraestructura, servicios eficientes, capacidad logística y transporte, la vida de todos los días seguirá resultándonos más cara y cuesta arriba.

Un aumento en los combustibles no afecta solo al automovilista. Una suba en la cotización del dólar no impacte nada más que en el ahorrista. Se trata, por el contrario, de precios que viajan silenciosos hasta nuestros bolsillos y recalientan la espiral inflacionaria.

Ya sin contar el último incremento en las estaciones de servicio los economistas proyectaban para septiembre una inflación récord del 7%, que a fin de año habrá acumulado un piso no menor al 45%.

El cronograma de aumentos que se viene

Al impacto de las naftas en el fuego de la inflación, habrá que añadir también los incrementos en las cuotas de medicina prepaga y tarifas de gas, que rigen desde hoy, y en el precio de los transportes. Además de otros aún no anunciados y que podrían sumarse con el correr de los meses

OCTUBRE

Gas: Desde hoy, la suba en las tarifas llegará al 35% y no hasta el 30%, como se anticipó en un primer momento. En el próximo cuadro tarifario, los clientes de las categorías R1 y R2 (que son más de la mitad) pasarían de una boleta mensual de $ 440 a $ 600. Para los clientes R3 (casi un tercio), la factura no bajaría de $ 1.700.

Prepagas: El Gobierno autorizó un aumento del 8% en las cuotas de las empresas de medicina prepaga. También, el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA) actualizará las afiliaciones voluntarias, de $1100 a $1960.

Transporte: A partir del 15 de octubre se aplicará la tercera etapa de los aumentos en las tarifas de colectivos y trenes. En la región, el boleto mínimo de colectivo se fijará en $14,20 y el máximo en $17.70; el de tren, en tanto, quedará en $5.50 y $8,50, respectivamente.

Combustibles: Los aumentos responderán al valor del dólar, del precio internacional del petróleo y de los biocombusibles. En el sector sostienen que todavía hay atrasos de hasta el 29%.

DICIEMBRE

Naftas: Sufrirán el impacto de la actualización prevista para los montos del impuesto a los combustibles líquidos, que se determina en base a la variación de la inflación que mide el Indec.

ENERO

Gas: Se prevé un incremento de, al menos, el 15% para enero de 2019.

Luz, gas y tarifazos: ¿Dónde está el negocio que no vimos?

En sintonía con el plan de ajuste para llegar al déficit cero acordado con el FMI, el Gobierno no solo avala desde hoy otro tarifazo en el gas, sino que será más de lo esperado, a la vez que avanzará con la quita o reducción de “beneficios” que buscaban atenuar la carga. Mientras, quien seguirá teniendo su ganancia asegurada será el titular de Camuzzi Gas Pampeana, Alejandro Macfarlane.

Tal como ha informado este diario, Macfarlane desembarcó en esta empresa en mayo del año pasado, cuando Camuzzi acarreaba un balance negativo de más de $220 millones. Pero hacia fines de 2017, la empresa cosechaba una ganancia de más de $824 millones, es decir con una mejora cercana al 500%.

Mientras que hasta abril de este año anotaba ganancias cercanas al 200% con respecto a 2017. Macfarlane cambió la luz por el gas, cuando decidió vender Edelap a Rogelio Pagano, dueño hoy del monopolio eléctrico en la Provincia. Pagano también se vio beneficiado en el último tiempo: la semana pasada, el Gobierno autorizó aumentos en la tarifa eléctrica de hasta el 33%, acumulando un 65% en lo que va del año. Solo con Edelap y apenas en un año, Pagano pasó de embolsar $416 millones a más de $2.700 millones. ¿Dónde está el negocio que no vimos y que quizá Macfarlane y Pagano ya sospechaban?

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