Querían dejar de fumar, fueron a una Posta y lo consiguieron.

Querían dejar de fumar, fueron a una Posta y lo consiguieron.

Dos mujeres de 59 y 36 años recibieron el tratamiento que promueve el ministerio de Salud para abandonar la adicción al tabaco.

Frente a un auditorio repleto de adolescentes de escuelas secundarias de la provincia, Josefa Santillán, de 59 años y de un barrio del este de la Capital, contó su lucha contra la adicción al tabaco.

Lo resumió en una frase: "Comenzar a fumar es fácil, pero dejar el vicio es difícil pero no imposible". 

Josefa pudo brindar su testimonio ayer en el marco de las actividades planeadas por el departamento de Educación Para la Salud del ministerio de Salud, para la prevención del tabaquismo en la provincia. En el mismo evento se hizo entrega de certificados a instituciones, comercios y empresas que los acredita como 100% libres de humo.

La mujer, junto a su hija, se acercaron al Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) Alem, en calle Mota Botello, a pocos metros de la avenida Alem.

Ambas eran fumadoras desde hace muchos años. Josefa admitió que consumía unos 15 cigarrillos diarios, mientras que su hija Laura, de 36 años, tenía una adicción más comprometida, ya que se fumaba más de 20 cigarrillos por jornada.

En el CAPS, como ya lo había informado este diario, se conformó un equipo que lidera el médico José Vega, junto al psicólogo Diego Molina y a los que se suman kinesiólogos, enfermeros y empleados administrativos.

Curiosamente, quienes primero reciben a los pacientes son los administrativos: es que cuando la gente llega al CAPS, por el motivo que fuere, le preguntan si fuma, y si la respuesta es afirmativa, de inmediato les consultan si quieren dejar de hacerlo.

"Es raro, pero a la gente la desarma esa primera pregunta. En el proceso que viene después tiene mucho que ver la decisión personal del paciente. La mayoría de los que vienen esperan el milagro de la curación, pero eso no ocurre", dijo Vega en diálogo con El Ancasti.

El consultorio de cesación tabáquica funciona desde el año pasado en el CAPS Alem, y en otros dos CAPS de la Capital.

El abordaje de los pacientes es grupal (en el caso de Josefa, empezaron 12 y solo llegaron al final ella y su hija), e integral, dado que además de proveerles los medicamentos, los parches de nicotina y chicles, reciben también un abordaje psicológico que completa la tarea del médico.

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