Los que se quedaron afuera, el reggaeton y los discursos bajo cronómetro: así se vivió el acto de Macri y Vidal

Los que se quedaron afuera, el reggaeton y los discursos bajo cronómetro: así se vivió el acto de Macri y Vidal

Afuera la expectativa se confundía con un leve aire de malestar y ansiedad. Poco más de un centenar de personas insistía, en vano, desde hace más de una hora, en la búsqueda por ingresar a la cancha de Quilmes para ser testigos en primera persona de las palabras de campaña de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. La respuesta de los custodios, sin embargo, se repetía al unísono frente a cada pedido: "Esto era por lista. Ya está todo lleno; no hay más lugar". 

 

Ése era el clima que se condensaba en la previa sobre el vallado de la calle San Martín y Guido, la esquina que prácticamente concentraba a todos los curiosos que se acercaban a las inmediaciones del club, obligados por el corte total del tránsito que se había dispuesto sobre la Avenida Luro, desde Funes a Dorrego, que casi logró desertificar la intensa actividad que habitualmente hay en la zona y que encendió malestar en algunos vecinos por los inconvenientes para circular. 

Lo cierto es que adentro, en la cancha, a pocos minutos de tener que comenzar los primeros discursos según el cronograma que se había anticipado a la prensa, todavía se advertían algunas butacas negras vacías. Serían algo más de 600 personas las que hacían vibrar las instalaciones del tricolor. 

El acto de Juntos por el Cambio reunió otras características que condicionaron un desarrollo muy distinto al de la presentación que hizo hace exactamente una semana atrás en la costa la expresidente Cristina Kirchner: el hecho de ser un evento cerrado, con la modalidad habitual 360º, alejó cualquier posibilidad de sentir las miles de personas que colmaron el escenario que montó el kirchnerismo sobre La Rambla. 

En este caso, la organización del oficialismo tampoco dispuso pantallas u otro medio alternativo en las afueras al club, por lo que anuló notablemente la intención de seguir de cerca los discursos de Vidal o Macri. Pero lo que sí hubo y no faltó fue la fuerte presencia de seguridad en cada instancia de ingreso al acto.

Y mientras se aguardaba por la llegada de las principales figuras electorales al círculo central de Quilmes, los parlantes gestaban un clima festivo, casi de boliche, con los compases del reggaeton. Shakira, Maluma, Sebastián Yatra, J Balvin, Piso 21, fueron algunos de los artistas que se hicieron eco en el evento del macrismo.

Miguel Ángel Pichetto, el precandidato a vicepresidente de la coalición, fue el hombre que se llevó los primeros aplausos fuertes de la tarde: hizo su aparición en el microestadio y se convirtió en el foco de todas las cámaras y celulares a las 18.05. Pero el encargado de inaugurar los discursos ocho minutos más tarde fue Daniel Salvador, el vicegobernador bonaerense y nuevo compañero de fórmula de Vidal, con gran efusividad y dureza en sus palabras.

Así, a las 18.26, el senador peronista volvió al centro de la escena para cumplir con su alocución. Su intervención, sin embargo, tuvo un momento destacado: el dirigente hizo una breve arenga dirigida a los precandidatos a intendentes, Vilma Baragiola y Guillermo Montenegro, que fue respondida de inmediato por gran parte del público presente al grito de "Montenegro, Montenegro".

 

Pese a este gesto espontáneo, el acto se mostró "imparcial" y sin hacer guiños de favoritismo hacia algunos de los dos dirigentes del oficialismo que aspiran a conducir los destinos de Mar del Plata. Tal como se había anticipado, ninguno tomó el micrófono pero sí tuvieron sus fotos con los principales líderes de Juntos por el Cambio.

Después, llegó el turno de María Eugenia Vidal, una de las figuras más esperadas de la tarde. Su discurso, crítico pero moderado e insistiendo en la solvencia del modelo y el carácter decisivo que tienen los próximos comicios para el futuro del país, tampoco fue extenso: se extendió por 15 minutos exactos.

Sin sorpresas, la palabra final encontró su voz en el Presidente Mauricio Macri. Lejos de improvisaciones y con escasa interacción con el público, a excepción de algún breve comentario que deslizó para romper el molde oficial y descontracturar el contexto, el mandatario también pareció respetar una rutina cronometrada y resumió su mensaje de aliento y apoyo por la continuidad de este Gobierno en 14 minutos.

Con sus matices propios pero sin perder raíces comunes, la máxima figura que tiene Juntos por el Cambio también parece despertar en su público parte de ese fervor que logra Cristina con la miltancia kirchnerista: fue ratificado, aplaudido y hasta interrumpido en algunos tramos por los gritos de una tribuna que se hizo sentir cuando encontró la oportunidad de sentirse protagonista del acto.

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