Putin, dispuesto a ir a fondo en su escalada con EE.UU.

Putin, dispuesto a ir a fondo en su escalada con EE.UU.

En medio de las tensiones, evalúa reabrir bases militares en Cuba y Vietnam.

La escalada entre Rusia y Estados Unidos aumentó aún más esta semana cuando, tras 16 años de ausencia, Rusia anunció su voluntad de reactivar sus bases militares en Cuba y Vietnam, dos países símbolo del enfrentamiento entre Occidente y la Unión Soviética (URSS) durante los años de la Guerra Fría.

"Moscú está reevaluando la posibilidad de una reapertura", declaró el viernes ante la Duma Nikolai Pankov, el viceministro de Defensa ruso.

Tras la desaparición de la URSS, el presidente Vladimir Putin ordenó en 2001 arriar la bandera rusa en la estación de radares de inteligencia de Lourdes en Cuba y en la base naval de aguas profundas Cam Rham de Vietnam.

Su objetivo principal: reducir costos al disminuir la presencia militar rusa fuera de sus fronteras y mejorar al mismo tiempo las relaciones con su histórico rival, Estados Unidos.

Pero la realidad geopolítica cambió desde entonces y Putin no parece perseguir hoy los mismos objetivos que antes.

"La situación internacional no es estática, sino un flujo permanente. En los últimos dos años se produjeron cambios significativos en las relaciones globales y de seguridad", explicó a su vez Dimitri Perkov, vocero del Kremlin. A su juicio, "es perfectamente natural que los países analicen esos cambios en función de sus intereses nacionales y den ciertos pasos en la dirección que consideran apropiada", apuntó Perkov.

En todo caso, en el actual marco de tensión entre Moscú y Occidente, el anuncio de la reactivación de esas bases militares suena como una auténtica provocación a Washington, justo en momentos en que Estados Unidos normalizó sus relaciones diplomáticas con La Habana después de 55 años de distanciamiento entre ambos países.

La decisión del Kremlin puede incluso ser interpretada como un doble desafío, si se tiene en cuenta que, en épocas soviéticas, la isla caribeña ofreció a Moscú la posibilidad de plantar su instalación militar más cercana a territorio norteamericano, a unos 150 kilómetros de distancia del estado de Florida.

Las relaciones entre Moscú y Occidente entraron en un proceso de acelerado deterioro a partir de 2008, cuando Putin decidió invadir Georgia y más tarde anexar a su territorio la República de Crimea en 2014.

La fricción volvió a aumentar con la intervención rusa en Siria a partir de septiembre de 2015. En las últimas semanas llegó a un nuevo punto de tensión con el apoyo masivo del Kremlin al gobierno de Bashar al-Assad.

Pankov aludió justamente a la posibilidad de ese nuevo despliegue militar el viernes ante la Duma (Parlamento ruso), donde se dirigió para solicitar la ratificación del acuerdo bilateral que permitirá utilizar la base aérea siria de Jmeimim, en la provincia de Latakia, en forma "indefinida".

Ese documento, firmado con Damasco en agosto de 2015, da a Rusia el derecho a estacionar sus aviones de forma permanente e indefinida en territorio sirio sin contrapartidas económicas y con privilegios diplomáticos para el personal de la base, cuyos efectivos humanos, técnicos y de equipo, aún no han sido revelados.

La Duma ratificó el acuerdo por 446 votos a favor, en una cámara de 450 diputados.

Rusia tiene también una base marítima en Tartús, en el Mediterráneo. Ambas instalaciones están defendidas por sistemas antimisiles S-400, instalados hace un año, y por sistemas S-300.

Como se esperaba, la mayoría de los diputados del Parlamento ruso acompañaron la iniciativa y se pronunciaron a favor del proyecto de reactivación de las bases de Cuba y Vietnam.

"Estoy convencido de que la restauración de bases en América latina, el sudeste asiático y África responde a los intereses de Rusia", declaró el diputado Aleksy Chepa, del Comité de Relaciones Exteriores.

Hasta anoche, ni el Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam ni las autoridades cubanas habían reaccionado oficialmente al anuncio realizado por Rusia.

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