Los puntos oscuros de las represas de Santa Cruz que el Gobierno quiere que financie China

En 2006 la secretaría de Energía las calificó abajo del puesto 20 entre 30 proyectos. Las dudas de Cammesa.

Cristina Kirchner intentará esta semana persuadir a sus pares de China (Xi Jinping) y Rusia (Vladimir Putin) para invertir en las represas de Santa Cruz, pero sin embargo la viabilidad de los proyectos está en duda desde el gobierno de Néstor Kirchner.

Ya en 2006 la secretaría de Energía evaluó condiciones de factibilidad de 30 proyectos de inversión y colocó a las represas Cruz Cóndor Cliff y Barrancosa, rebautizadas Néstor Kirchner y José Cepernic, en los puestos 23 y 25.

“No se conoce la potencia óptima a instalar, ni los riesgos geológicos, hidrológicos, ambientales y económicos no están aún suficientemente calibrados”, rezó aquel informe oficial.

Entre los interrogantes está el caudal del río Santa Cruz, que debe abastecer a ambos proyectos; y la capacidad de trasladar la producción al resto del país.

No es este último un punto menor, por tratarse del punto más austral del país, con una población mínima y más de mil kilómetros de distancia con los principales centros urbanos.

Se estima que con estas represas Santa Cruz tendrá una potencia instalada cercana a los 2.200 MW y la potencia máxima demandada en la Provincia no supera los 100 MW.

“Para poder hacer económicos estos emprendimientos será necesario transportar cerca de 2.000 MW hasta los centros de consumo, reforzando el sistema de transporte interconectado nacional en al menos 2.000 kilómetros de líneas de 500 kV, con un costo de inversión que supera los 1.000 millones de u$s, que no han sido contabilizados en los proyectos hidroeléctricos, pero que sin duda también tendrá que aportar el Estado”, reza el texto de la Secretaría de Energía en tiempos de Kirchner.

¿Por qué Cristina insiste tanto con estos proyectos? La única respuesta posible es que se trata de su provincia y de sus empresarios más cercanos.

“No hay otro motivo. Porque los proyectos pasaron de estar cajoneados a ser adjudicados a Lázaro Báez primero y a Electroingeniería después, dos empresas cercanas al Gobierno. Y siempre con socios chinos”, sostuvo ante LPO Emilio Apud, ex secretario de Energía.

Los problemas para la distribución también habrían sido tomados en cuenta por los chinos cuando en diciembre cancelaron la inversión, en una reunión con técnicos de Economía.

Las garantías no son muchas. Tras su irrupción en la energía en 2012 Kicillof dejó atrás los contratos a término que la administración mayorista Cammesa realizaba con distribuidoras y grandes consumidores por una determinada cantidad de años y un "paquete" de energía acordada. 

Con el crecimiento de los subsidios Cammesa se convirtió en un ente deficitario y financiado por el tesoro nacional.

Este no es un tema menor para el gobierno Chino al momento de definir si invierte en las represas argentinas porque, como están las cosas, estaría depositando dinero en manos de una administradora desfinanciada.

El garante final sería el Gobierno, pero no en sus mejores condiciones: este año Argentina terminaría con el déficit fiscal más grande de la última década.

La única manera que encontraría el gobierno de pagarle es a través de bonos de deuda, como ya hizo con Repsol y negocia hacer con los fondos buitres. O sea, compromisos a futuro que deberá afrontar el próximo presidente.

Tal vez por eso el jueves Cristina hizo lo posible para que el Senado aprobara por unanimidad el proyecto que garantiza inmunidad a los Bancos Centrales extranjeros en el país, exigido por China.

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