Los Pumas mostraron buenas señales, pero contra los All Blacks no alcanza

Los Pumas mostraron buenas señales, pero contra los All Blacks no alcanza
En La Plata, el equipo argentino jugó un muy buen primer tiempo, aunque terminó cayendo por 33-15; el sábado próximo, en Rosario, ante Australia, el último partido del Rugby Championship
Qué injusto sería quedarse apenas con la derrota digna cuando en cada scrum los Pumas casi humillaron a los hombres más poderosos del rugby. Qué injusto sería ver el vaso medio vacío por una nueva derrota cuando la actitud del equipo argentino fue inobjetable durante todo el partido. Qué injusto sería lamentarse por las patadas falladas o las ocasiones desperdiciadas cuando la Argentina jugó los mejores 80 minutos del torneo y del año.

Porque la de esta noche pudo haber sido otra derrota más, como tantas ante las potencias del Hemisferio Sur. Pero el 33 a 15 en favor de los All Blacks dejó la sensación definitiva de que a los mejores equipos del mundo los Pumas pueden ganarles y que ya no van "a competir".

La disciplina del equipo no se quebró, las formaciones fijas funcionaron muy bien, el partido se jugó mayoritariamente al ritmo de la Argentina... así y todo, los All Blacks se llevaron una nueva victoria.

¿Por qué? Porque cuando el equipo domina pero no anota y sufre con cada ofensiva neozelandesa, los Pumas lo pagan caro.

El mejor resumen de este desequilibrio fueron los primeros cinco minutos, donde los Pumas dominaron territorialmente, obtuvieron un penal y una jugada clara para sumar de a tres con un drop, pero en ambas ocasiones se volvieron a su campo sin puntos. Y eso se paga caro.

Sin embargo, el dominio Puma se mantuvo hasta el minuto 20. Otro penal que los Pumas forzaron pudo haber puesto el partido 9-3, pero Sánchez falló a los palos.

Y así, de repente, en el mejor momento argentino, una corrida de Savea terminó en el in-goal. Try de Nueva Zelanda y cambio de mando (pero no de rumbo) en el partido: los Pumas siguieron dominando las formaciones fijas y la posesión.

Sin embargo, el segundo tiempo fue otra historia. Contra el mejor equipo del mundo, los errores se pagan caro y los Pumas en una ráfaga vieron cómo el partido que estaban peleando se les escurría de las manos. A los 7 minutos, un try de Sam Cane inclinó la balanza. Tres minutos después, Ben Smith llegó al in-goal argentino y aumentó la diferencia: 26-12.

Esa diferencia mostró otra cara de los Pumas. La desventaja evidenció cierta desmotivación, una lógica caída en el nivel del equipo. Otro penal de Nicolás Sánchez acortó distancias (26-15), pero ya era muy difícil para el equipo argentino mantener la intensidad del primer tiempo. Sobre el final, en la última jugada, otro try neozelandés estiró aún más la ventaja.

Fue derrota, pero con signos positivos, como para alimentar la confianza de cara al partido del sábado próximo ante Australia, en Rosario, en el cierre del Rugby Championship. Quizá ante un rival que es potencia, pero no está en su mejor momento, los Pumas pueden conseguir ese éxito que tanto buscan.

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