"El sol no se puede tapar con la mano. La corrupción en Petrobrás nos da la razón"

Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía, versa un dicho popular que aunque pueda ser una verdad de Perogrullo, no deja de representarse constantemente en la realidad.

Cuando se inició por parte de la Legislatura el análisis del contrato de Petrobrás, en los meses que estuve al frente de esta institución, notamos en las primeras instancias que habían muchos puntos que no estaban claros respecto a los beneficios que podía acarrear esto para la provincia de Río Negro, pero en contraposición si se veía con total claridad cuáles eran las ventajas para el gobierno de turno.

Luego de mucho estudio, de consulta con expertos, de escuchar a todas las voces de la audiencia pública, de conocer in situ las áreas involucradas en la renegociación; luego de observar como las autoridades del Poder Ejecutivo se sentaban junto a los representantes de la empresa hasta fusionarse en el mismo discurso donde no se terminaba de distinguir qué rol cumplían los servidores del público y cuál los representantes corporativos, entonces reafirmamos lo que habíamos sostenido desde un inicio: algo no estaba bien.

Los resultados de esta historia son de público conocimiento, por ello no intentaré redescribirlos en esta nota. Las consecuencias para todos fueron duras, especialmente para quienes votamos, convencidos, en contra de esta renegociación, a las claras, oscura. Pero aun así, la realidad nos sigue mostrando que no estábamos equivocados.

En ese momento nos preocupaban especialmente dos puntos. Uno la desinversión que la empresa estaba realizando en la Patagonia, en simultaneo mientras buscaba quedarse con una concesión en Río Negro; la otra eran las noticias que llegaban desde Brasil, donde los escándalos de corrupción se estaban comprobando judicialmente.

Hoy leemos con tristeza que siguen las detenciones y pedidos de captura de altos funcionarios de esta empresa por haber distribuido “coimas” a funcionarios gubernamentales y obviamente vuelve a nuestras mentes aquella pelea que dimos en la Legislatura para garantizar que este no fuera un negocio con beneficios para unos pocos, sino una bisagra en las políticas de crecimiento hidrocarburífera para nuestra provincia.

En aquel entonces, el Gobernador defendió a capa y espada esa renegociación. Incluso se armó un aparato propagandístico al que se le destinó –vaya a saber cuánto porque nunca nos informaron oficialmente- dinero a la contratación de espacios en medios de comunicación para difundir información errónea, extorsiva y tergiversada en toda la provincia. Pero el sol no se puede tapar con la mano y hoy los escándalos de corrupción en la empresa Petrobrás vuelve a alumbrarnos y demostrarnos que no estábamos equivocados.

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