El PSOE debate qué hacer con Rajoy

El PSOE debate qué hacer con Rajoy

Tras la salida de Sánchez, analizan dejarlo gobernar.

El socialismo español, sin líder después de una guerra interna devastadora, tiene unos pocos días para elegir entre el desastre y algo peor.

En ese dilema existencial se dirime la gobernabilidad del país: los caciques regionales que el sábado tomaron el control del PSOE deben resolver antes de fin de mes si facilitan con una abstención otro turno como presidente del conservador Mariano Rajoy o si se resignan a afrontar las terceras elecciones generales en un año.

Una vez defenestrado Pedro Sánchez, símbolo del "no es no" a Rajoy, se abrió la puerta a un giro que permita arrancar un gobierno después de nueve meses de parálisis institucional. Pero los verdugos del ex secretario general sufren de vértigo ante una medida que la militancia socialista sentiría como una traición.

Los mismos dirigentes que le pedían a Sánchez "pensar en España antes que el partido" por ahora niegan que su plan consista en entregarle el poder a Rajoy.

"Cualquier solución al bloqueo en España pasa por el PSOE y eso es un problema para nosotros, porque debemos asumir un desgaste sea cual sea la decisión", admitió ayer Javier Fernández, presidente de Asturias y jefe de la comisión gestora que se creó para suplantar a Sánchez.

Fernández no anticipó movimientos. Sólo opinó que "lo peor serían otras elecciones" y recalcó que "abstenerse no es lo mismo que apoyar". Su urgencia es unir a un partido roto por diferencias estratégicas y rencores personales que jamás habían estado tan a la vista como en los últimos días. "Tenemos que bajar el incendio que nos está consumiendo", dijo.

Pero la decisión sobre la gobernabilidad no puede demorarse. El plazo para votar en el Congreso una investidura presidencial vence el lunes 31. Si nadie lo logra, habrá elecciones. A Rajoy le faltan diputados para superar ese desafío y su única opción es que el PSOE vote a favor de él o se abstenga.

Convalidar a un presidente identificado con las políticas de austeridad y con la corrupción en el Partido Popular (PP) colocaría a los socialistas ante el doble riesgo de una fractura en su bloque de diputados y de una fuga de simpatizantes hacia la izquierda alternativa de Podemos.

Insistir en el no los obligaría a improvisar un candidato en tiempo récord e ir a elecciones sin expectativas de triunfo. Dos encuestas publicadas ayer confirman la percepción de que el PP se acercaría a una mayoría absoluta. Por eso el PP empieza a ver con ilusión una repetición electoral.

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